Me ha subido la presión
Cacerolazo descentralizado llevado a cabo en Mayagüez. Foto: Carolina Rodriguez Plaza

Me ha subido la presión


Me ha subido la presión…

No fue un viernes cualquiera. De hecho, el calendario corre y estos días de ordinario tienen poco, solo el curso propio del tiempo.

En el séptimo día de manifestaciones descentralizadas, exigiendo la renuncia de Ricardo Rosselló Nevares a la gobernación de Puerto Rico, el Pueblo continúa de frente y fortaleciéndose minuto a minuto.

Como si se tratara de un viaje en el tiempo a llevarnos a vivir lo que nuestros padres y abuelos conocieron como centros urbanos, las plazas de cada municipio retomaron su esplendor. Un esplendor que el modernismo ha sabido extinguir con maestría. Niños, jóvenes, adultos y viejos, unidos por un mismo latido. La sístole y diástole del corajudo corazón Boricua van al unísono. La contracción que bombea la indignación masiva por reconocernos que hemos sido vilmente engañados. La relajación que nos inunda de fuerza y voluntad para estar unidos por Puerto Rico…

El esfigmomanómetro supera el 120/80. Pero, estamos bien. Ya no hay marcha atrás.

En cada conversación se pronuncia un “Ricky Renuncia”. También, un “yo no me quito, esto tiene que seguir”. Anoche observaba a mi madre. Parada en la plaza Cristóbal Colón en Mayagüez. Cacerola en mano, agitaba la cuchara, como si estuviera confeccionando su celebrado majarete. Puesta pa’ la expresión más significativa que entrelaza el corazón de nuestra gente; unirse con un mismo norte. Juntas, mientras documentaba lo que acontecía, marchamos y entonamos el estribillo “Somos más y no tenemos miedo”. Definitivamente. Somos y sentimos. Somos.

 El miedo que trastocaba la voluntad de una sociedad maltrecha, quebrada y vulnerable ha evolucionado a expresiones que inundan los ojos, presenciar como hombro a hombro, nuestra gente, ha despertado. Ya no duerme el Pueblo. No teme al arresto cardiaco. Espera en la esencia básica de la justicia; el que lo hace mal, tiene que pagarlo.

De frente, resaltan los megáfonos. Se luce la monoestrellada, se pasea el desengaño. Cacerolas en mano, se materializa el símbolo de una lucha que se ha despojado de clasismo y changuerías. Aquí todos fuimos tocados. Todos fuimos señalados. 

Bien lo escribió uno de los grandes, de esos amores platónicos con los que creciste… El Nano. “Entre esos tipos y yo hay algo personal”.

Desde estas líneas extiendo una explícita invitación a no claudicar. Que la fatiga de los días que marcan nuestra historia con tinta del corazón, no se haga notar. Que juntos, sea cual sea tu trinchera, reconozcamos que aquí no hay espacio para colores y racionalizar el “todos son iguales”. Que alcemos el rostro a nuestro sol BORICUA, Caribeño, Antillano.

Siento el agite en el pecho. Me ha subido la presión… estamos bien.




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