ME TOO

Durante el almuerzo familiar de domingo le pregunté a mi hijo mayor, quien aspira ser director de cine, cuál era su opinión sobre el movimiento Me Too; con su sarcasmo adolescente me respondió “No opino sobre lo que no conozco”; Su respuesta me inspiró a opinar sobre algo que conozco desde mi condición mujer profesional, trabajadora y emprendedora. Este movimiento, se ha convertido en un boom mediático, al animar a las mujeres a hablar sobre sus historias de discriminación y acoso; reconociendo que este tipo de acciones son denigrantes y atentan contra la dignidad del ser humano, también es un hecho que la mejor forma de luchar por la igualdad de derechos, es actuando en el momento presente, obrando con convicción y ética, actuando en el momento que suceden los hechos, no quedándonos anclados a los acontecimientos del pasado; independiente de la forma como se presenten las situaciones, somos responsables de las decisiones que tomamos y debemos hacernos cargo de ellas, la posición más cómoda que podemos tomar es culpar a otros por lo que conseguimos o perdemos. Entender que, si queremos igualdad, debemos ganarla desde la fortaleza femenina, mostrando inteligencia, valor y ética; no se gana el respeto y la equidad de género, cuando se acepta dinero, posiciones laborales y papeles protagónicos haciendo lo que sea necesario para alcanzarlo, no se gana respeto cuando se reciben dádivas y al cabo de los años se muestra la historia desde la debilidad de la victima. Como bien lo dice mi hijo, no podría opinar sobre lo que no conozco, por lo tanto, lo que haya ocurrido con los señores Harvey, Trump, Morgan Freeman y tantos otros que están siendo denunciados, será parte su propia historia, la cual los puede convertir en víctimas o victimarios. Sin embargo, soy una convencida que la lucha para alcanzar la equidad de género debe ganarse con ética, respeto por el otro e inteligencia, no desde el oportunismo y la venganza.