Mediamorfosis: agonía y resurrección del periodismo

Mediamorfosis: agonía y resurrección del periodismo

El periodismo que conocimos en el Siglo XX se está muriendo. Agoniza lenta e inexorablemente condenado por un destino ineludible: el de transformarse o morir. Altivo y orgulloso, durante años se negó a aceptar que las nuevas tecnologías, y sobre todo los nuevos hábitos de consumo de información de la gente, estaban acelerando su envejecimiento y obsolencia. “¿Acaso no fuimos nosotros los que impusimos la agenda de discusión de la opinión pública por décadas?”, pensaban. Si, pero esa realidad está llegando a su fin. Tanto en su forma de ser como en su sustentabilidad económica, los viejos medios periodísticos y en consecuencia los modos tradicionales de producción de información están agonizando. Nuevos medios están tomando su lugar de modo acelerado. Qué en paz descanse el viejo periodismo. ¡Viva el nuevo periodismo!

Desde que en 1457 se publicó en la actual Alemania el primer periódico impreso, el Nurenberg Zeitung, el periodismo evolucionó sin pausa hasta llegar a un punto de inmensa maduración durante el siglo XX. Al comienzo fueron simple gazetas informativas sin mayor elaboración, que luego se enriquecieron con variados estilos y formatos narrativos, opiniones de sus editores y columnistas, imágenes y análisis en profundidad. Luego vinieron la radio y la televisión y todos se reacomodaron de acuerdo a su función: la radio destacaba por la rapidez en la difusión de la noticia, la TV enriquecía con imágenes y la prensa escrita profundizaba la noticia y el análisis de la misma.

Sin embargo, los cambios tecnológicos del siglo XXI no sólo desafiaron a los medios tradicionales a partir de ofrecer nuevos formatos en internet, sino que los consumidores de noticias cambiaron sus hábitos, y de este modo generaron un efecto disruptivo nunca antes visto. Las tendencias vislumbradas en los primeros 15 años del siglo actual fueron definitivas. Las audiencias comenzaron a privilegiar las pantallas electrónicas sobre los medios impresos; los medios móviles sobre fijos; la noticia corta, breve y agil sobre los textos largos; las redes sociales sobre… sobre cualquier otro medio previamente existente. La publicidad, en consecuencia, comenzó también a migrar de los medios tradicionales impresos a nuevos formatos en la web.

Las estadísticas actuales así lo señalan. La consultora eMarket difundía hace unos meses números contundentes: 71% de los milenians visita las redes sociales diariamente, y el 60% lo hace a través de dispositivos móviles. En especial el celular.

Esto implica un cambio contundente respecto a la construcción de la agenda social y de la reputación de personas e instituciones públicas. Antes la gente confiaba en la opinión autorizada de un medio. Ahora confían en sus pares: los amigos, los conocidos, los contactos de las redes sociales.

¿Implica esta tendencia la desaparición del periodismo y de la profesión de periodista? Absolutamente no. El contenido de la información sigue siendo el rey, más allá de los cambios en su formato. El periodismo está cambiando, pero su función sigue tan vigente como siempre: generar información objetiva y confiable, que ayude a entender e interpretar los hechos de la realidad. También cambia el modo de trabajo del periodista, que debe pensar, escribir y generar contenido de acuerdo a los nuevos formatos. Es escencial recordar la regla de oro: el público quiere contenido que lo informe y lo entretenga; en ese sentido, el periodista sigue siendo uno de los profesionales que sabe mejor como contar historias. Ahora lo importante es, a partir de los cambios producidos por la tecnología, saber cómo seguir haciéndolo.

Hay algunas tendencias que ayudan a entender los caminos de la transformación y resurrección del periodismo:

  • El viejo artículo periodístico ha muerto. Internet permite experimentar con nuevos formatos, que integran datos, infografías, testimonios en video, audio, textos e imágenes. La información se vuelve dinámica, desafiante, divertida.
  • La producción de la información y su conversión en formato de artículo periodístico tiende cada vez más a hacerse en equipo.
  • Es impresindible saber entender, interpretar y agregar valor a la información a partir de datos duros, pero volcados en formatos dinámicos y visualmente atractivos.
  • Las redes sociales se transforman en aliados de los medios y de los periodistas. La información se difunde, comparte y viraliza a través de estos medios, generando un tráfico activo hacia los artículos más populares.
  • Sin embargo, los nichos periodísticos también tienen su oportunidad dorada: Internet permite ofrecer información de un modo relativamente económico comparado con los medios tradicionales, y de este modo hay lugar para sitios superespecializados para audiencias muy específicas. La agenda diaria informativa de los usuarios comienza a regirse por los propios intereses.
  • La información es cada vez más movil. La mayoría de las personas revisan sus fuentes informativas a través de celulares y tabletas. Y en el futuro serán cada vez más dominantes.
  • El flujo de la información es global. No importa donde uno se encuentre ni lo que quiera leer: el acceso a los medios es universal y los traductores en tiempo real permiten cada vez más leer informaciones más allá del idioma en que esté escrito.
  • El crowfunding está permitiendo el nacimiento de nuevos medios. Es probable que en 50 años la gente siga a muchísimos medios que hoy no existen.

Estas son solo algunas de las tendencias más destacadas que permiten entender hacia donde va el periodismo. Pero lo cierto es que los cambios tecnológicos son tan intensos y dinámicos, que cada año aparecen novedades que generarán nuevas tendencias. Este mismo artículo, escrito dentro de 1 ó 5 años, seguramente arrojaría nuevas conclusiones sobre el futuro de la actividad.

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