Medusas
En la mitología griega, Medusa era una horrible criatura cuyo pelo eran serpientes amenazantes que se retorcían. Cualquiera que mirara a Medusa directamente a la cara se transformaba en piedra. Pero el héroe Perseo, evitó convertirse en piedra mirando a Medusa por medio del reflejo en su escudo brillante. Y le cortó la cabeza.
Este mito se asemeja a lo que sucede en la propia vida. Aparecen recuerdos dolorosos o terribles de nuestro pasado y uno queda paralizado, como de piedra, ante el miedo de enfrentarlos.
Estos recuerdos, las propias Medusas, muchas veces se ponen de lado porque son demasiado difíciles de encarar directamente. Esto puede llevar a la negación y a la represión del recuerdo. Bien se sabe, desde la #psicología, que al reprimir un recuerdo, una intuición o palabras, se generan distintos grados de ansiedad y sus extendidas consecuencias.
En los talleres grupales de Historias de Vida, cuando uno está trabajando sobre su propia historia, ya sea para dejarla como legado o para hacer un balance de lo vivido en general, o en alguna circunstancia dolorosa en particular, uno se topa muchas veces con recuerdos que habían permanecido detrás de un muro protector durante muchísimo tiempo. Puede ser que uno se sienta fuerte para mirarlo directamente a la cara . Al hacerlo está la posibilidad de lograr una nueva perspectiva porque hoy estamos parados en otro lugar, y de sentir además cierto alivio, si nos damos cuenta de que el recuerdo perdió presión. Pero puede pasar también que sobrevenga una enorme ansiedad y que uno se quede paralizado.
En estos casos, la función del grupo es invalorable. Las ansiedades de los otros miembros, que están trabajando sobre sus propias historias, encarando sus propios recuerdos dolorosos y de los cuales comparten sólo una parte en las lecturas semanales, funcionan como espejo para las propias Medusas. El apoyo y el sostén es mutuo. Y también lo es la alegría, al ver que el otro puede abordar la tarea y atravesarla con éxito.
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“Si el otro puede, yo me animo y también puedo"
La autobiografía guiada, o la historia de vida guiada, no es terapia. Pero indefectiblemente tiene efectos terapéuticos. Sin dudas, hace bien.
Durante los encuentros no buscamos especialmente traer los recuerdos difíciles o dolorosos, pero estos forman parte de la vida. Son densos y tienen mucho peso. Insisten e insisten en aparecer. Hacen presión hasta que uno los toma, los procesa y los digiere mientras los pone en palabras.
Y así, se va dejando lugar para que se hagan presentes los recuerdos más claros y luminosos, los de la alegría, los de la luz, los del aprendizaje y la esperanza.
Dra. Silvana A. Savio
Idea inicial del mito de Medusa tomada de James Birren