Mensaje personal de Fin de Año 2020

Mensaje personal de Fin de Año 2020 - Esperanza

2020 ha sido el año de las grandes lecciones, que quedará grabado en la memoria y en la historia. La grandeza aflora cuando las circunstancias lo exigen.

Hace unos días escuchaba a un amigo que con seriedad me decía “Espero que las cosas pronto vuelvan a ser como antes”. Y cuando vio que lo miraba inquisitivo me preguntó “¿Acaso no coincides conmigo?”. Y mi respuesta fue “No, no quiero que regresemos a que las cosas sean como antes, si eso significa seguir con las cosas incorrectas que hacíamos”.

Yo quiero pensar que no volveremos a estar como antes, sino mejor y que 2020 ha sido un año para crecer.

Que hemos aprendido a ser más fuertes: Y encuentro esa fortaleza en que ahora nuestro espíritu se ha elevado; que nos volvimos profundamente resilientes, que aprendimos a vivir con limitaciones, que hemos comprendido que la soledad es una elección y que el sufrimiento es opcional. Hemos encontrado la fuerza para seguir adelante, aun cuando personas que amamos y apreciamos ya no están físicamente con nosotros. Valoramos como nunca el trabajo, lo bendecimos, lo cuidamos y actuamos con mayor responsabilidad. Valoramos la salud, tanto que ahora la atesoramos y cultivamos.

Que hemos logrado ser más capaces: Ahora tenemos nuevas habilidades, hemos desarrollamos nuevos hábitos, incluso adquirimos nuevos conocimientos, nos hemos dado cuenta que podemos hacer más con menos. Con las circunstancias que nos ha tocado vivir nos volvimos más creativos, aprendimos a usar otras herramientas y a dominar tecnologías. Exploramos áreas de nosotros y del conocimiento humano que no conocíamos. Volvimos a ver cielos limpios, a darle su lugar a la naturaleza, a comprender que la Tierra no nos pertenece; estamos despertando esa conciencia que nos permite actuar hoy para construir un mejor futuro. Más capaces de ejercer nuestra libertad.

Más sobre todo, que nos estamos haciendo más humanos: Disfrutando de la familia, rogando por nuestros semejantes, aprendiendo a estar con los demás aún en la distancia, a valorar como nunca lo que significa un abrazo o un beso, a descubrir una sonrisa en los ojos de una persona, a compartir lo que tenemos, a tener compasión por el dolor de los demás, a hacer conciencia de nuestra limitaciones humanas, a tener tolerancia y desarrollar paciencia. Estamos poniendo a la familia en el centro de nuestra actuación. Hemos abierto nuestra capacidad de dialogar con Dios, de orar, de pedir por los demás. Nos hemos dado cuenta que los héroes son de carne y hueso, sin nombres conocidos ni salarios millonarios. Hemos hecho y hemos visto actos increíblemente nobles de solidaridad y compasión.

Y todo ello me hace albergar que 2021 sea el año de las grandes esperanzas. Y mi mayor fuente de esperanza son personas como tú; las personas que me han demostrado y brindado los testimonios de que ahora somos más fuertes, más capaces y sobre todo más humanos.

Que Dios te bendiga siempre; gracias por tu compañía, por tu actitud, por tu sonrisa, por estar cerca sin importar la distancia, por tus buenas acciones, por tus palabras, por tus lecciones, por tus oraciones y por tus mensajes. Que Dios bendiga tu hogar y tu familia. Y que no olvidemos nunca el hermoso aforismo de «que mientras hay vida, hay esperanza». Yo no lo olvido, precisamente porque sé que cuento contigo para seguir haciendo mejor las cosas cotidianas de la vida. ¡Sigue siendo siempre una fuente de inspiración!

Desde mi agradecido corazón,

Rainiero Delgado Quintana