Metacognición y mejora de la planificación estratégica.
La planificación estratégica es un paso fundamental dentro de la dirección de cualquier empresa. Es el inicio de todo: a dónde vamos, qué objetivos queremos conseguir, qué pasos debemos seguir en nuestro plan, quién se ocupará de cada asunto y qué materiales necesitará, cuánto nos costará, cuáles son los rendimientos que obtendremos, qué herramientas de evaluación continua voy a implementar. Es una compleja fase que requiere de equipos humanos muy preparados técnicamente con formación específica y experiencia concreta.
Pero para las personas que forman parte de los equipos directivos es común perder el enfoque. En primer lugar, porque no es fácil pasar de la visión global, de conjunto, a la visión específica; en segundo lugar, porque en el camino hay que ir resolviendo múltiples problemas que van saliendo y sumándose, relacionados con el propio plan y con variables a priori poco controlables ( aunque, en teoría, predecibles). El resultado puede ser "la sensación" de estar apagando conatos de incendio continuamente a sabiendas de que no se está atendiendo el origen del fuego. Esta sensación, cuando se prolonga en el tiempo puede ser el origen de estados de estrés, que si no están bien gestionados pueden causar daños en la persona (a nivel físico y mental), en los equipos de trabajo y en el resultado final de la planificación estratégica, convirtiéndose en una amenaza del análisis DAFO que pocas veces es tenido en cuenta, a pesar de ser muy real y muy común.
Hay varias maneras de enseñar a las personas a no perder el enfoque: el reforzamiento del proceso de la planificación estratégica, el trabajo de coaching personal o empresarial, actividades deportivas, el mindfulness, o las más tradiciones técnicas de relajación y control de la respiración. Pero existe un nuevo enfoque centrado en mejorar las capacidades cognitivas individuales. Hay que tener en cuenta que todos los procesos mentales complejos, lo que en psicología llamamos metacognición, se asientan sobre tres procesos cognitivos, que resultan pilares básicos: la atención, la memoria y el procesamiento de la información. En concreto, mejorar la atención y la memoria de trabajo, aprovechando los nuevos descubrimientos sobre la plasticidad neuronal, tal y como informa recientemente Neuroscience News, puede resultar clave para lograr que las personas focalicemos y nos nos perdamos intentando llevar a cabo los planes de acción propuestos.
Como vienen demostrando en la empresa tecnológica española BitBrain Technologies, podemos aumentar el rendimiento cognitivo de las personas si tenemos la tecnología adecuada que permita medir las ondas cerebrales de manera particular. Los avances tecnológicos nos permiten usar los software y hardware necesarios. Aplicarlo de manera individual para maximizar el trabajo grupal y prevenir procesos de estrés que obstaculicen la consecución de los objetivos finales, se están convirtiendo en la nueva forma de mejorar las competencias básicas empresariales. Sin duda, optimizar las competencias cognitivas individuales son el objetivo de todos los programas de formación continua que existen en el mercado.