Mi madre dice que soy la niña más guapa de todo el mundo

La historia de cómo mi madre, a través de sus ojos de madre, me estaba dando una lección de vida que marcaría un punto de inflexión para siempre.

«¡Qué bonita eres para mis ojos, hija!» 

Esta es una típica frase de madre. Seguro que tu madre te lo ha dicho alguna vez. Puede que, si eres madre o padre, tú también la hayas usado (si eres mami o papi de alguna mascota es igualmente válido). 

A mí me lo decía constantemente.

Todo el tiempo.

Y, al final, me lo acabé creyendo. Crecí con la convicción de que era la niña más bonita del universo. Sin embargo, hubo un momento crítico en mi vida, un giro dramático de los acontecimientos: comencé a ir al colegio y allí me encontré con niñas, muchas niñas que también eran consideradas las más bonitas.

Fin.

Me bajo de la vida. Esto no puede ser así. ¡Yo soy la más bonita!

Todo mi pequeño mundo de niña de 3 años se vino abajo y no me quedó otra que resignarme y aceptar que era una más. Nunca destacaría. 

No obstante, esto ha cambiado.

Hace unos días, fui a visitar a mi madre y me dijo:

- ¡Qué bonita eres, hija!

Esa frase me trasladó a la infancia y a mi pequeño trauma y le respondí:

-Eso lo dices porque eres mi madre.

Pero la señora no se quedó contenta (la mama es mucha mama) y lo que dijo a continuación me llegó al alma: 

-No eres bonita porque tengas una cara preciosa (que también). Eres bonita porque te he visto cargar con problemas que no son tuyos a la espalda; porque sé que antes de que tus amigos te llamen estás allí para ayudarles; porque siempre tienes una sonrisa para todo el mundo; porque entras por la puerta e irradias luz. Por eso, eres bonita.

Esta historia no va de mí ni de todas las maravillosas virtudes, a ojos de mi madre, que puedo llegar a tener. Va de ti. Va de lo que te hace diferente. Va sobre tu legado. Va sobre tu propuesta de valor.

En el mundo del copywriting, destacar la propuesta de valor es primordial para diferenciarte de la competencia. No vale que pienses que eres una asesora más, un arquitecto más, un fisio más... Seguro que hay algo en tu metodología que es tuyo y solo tuyo: esa es tu propuesta de valor; eso es lo que te hace imprescindible para muchos.

Vale, sí, sé que no es fácil identificar esa propuesta de valor e incluso puede que haya varias. Pero para eso estoy yo, ¿no? 

Juntos trabajaremos esas cosas que hacen que tu producto o servicio sea único para presentarlas a tus clientes de una forma en la que será imposible decir que no.

¿Te apuntas? Yo ya estoy lista.

Macarena “la más bonita de su casa” Carrasco

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