MI MAYOR DECEPCIÓN
POR: C. LUIS CRUZ
Los días caminan a prisa, Tan a prisa que corren a velocidades que dan miedo. Inviernos que pasan, veranos que llegan, cumpleaños cada vez más rápidos. Canas que comienzan a salir y arrugas que asoman por la ventana de la piel, como avisando que el tiempo es corto, que nada es eterno y que debemos darnos prisa si queremos conquistar y lograr algo valioso en nuestra vida.
Sin duda alguna transitar por este valle de frustración no es nada fácil; caminas y caminas y no encuentras salida, luchas, peleas y aún no ves resultados. ¡Es decepción en su estado más puro!, no hay peor tragedia que luchar y no ver resultados, trabajar con esfuerzo, soportar escasez y aun así ver la meta más lejos que nunca.
Este valle no suele ser amigable con nadie, transitar sus veredas y recorrer sus caminos es mucho más que ¡peligroso!, es una seria invitación a colgar los guantes, guardar los tenis o jubilarte antes de tiempo. Su poder de persuasión es casi seductor.
Me parece escuchar las voces diciéndome: ¡ríndete!, ¡olvida ya esos sueños de la infancia! ¡Confórmate con lo que tienes! Lo peor de todo es que a veces mi propia mente me traiciona y me recuerda esa infame palabra, esa ofensa en contra del éxito personal llamada, “Resignación” … Hasta escribirla me resulta ¡aterrador!
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A veces nos quejamos de que las cosas no salen como queremos, Que no se parecen en nada a lo que habíamos planeado y déjame decirte que no eres el único que piensa así.
15 años tuvieron que pasar para que David fuese coronado como rey de Israel, 2 años y 7 meses le llevo al famoso Miguel ángel terminar la escultura llamada el David. Una obra de arte de unos 5 metros de altura y de 20 toneladas de peso y es que como todo en la vida, lo que merece honor y admiración requiere y exige tiempo.
Sé que transitar este valle no es fácil, que muchas veces queremos desistir y abandonar, pero así no se conquistan los triunfos. Lo valioso, lo importante de la vida demandará de nosotros mucha paciencia y trabajo diligente. Nos pedirá como requisito la constancia en cada paso que demos.
La vida no es una carrera de velocidad, es un maratón de resistencia y solo aquellos que sean capaces de resistir, insistir y permanecer hasta el final verán el fruto de su esfuerzo.
Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardaré, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.
Habacuc 3: 3,4