A mi mejor amiga, la música.

A mi mejor amiga, la música.

🟧 Si eres diseñador o director de arte, sabes bien que la música es algo más que un simple acompañamiento de fondo. Es la chispa que enciende la creatividad, el ritmo que te ayuda a mantener el flujo, la fiel compañera que te acompaña en esos momentos en los que estás luchando contra un deadline. Para mí, la música es una necesidad. Desde que tengo 10 años o menos, no puedo imaginar un solo día sin ella. Ha sido mi compañera en los momentos buenos, en los malos, y en todo lo que hay en medio.

Cuando miro atrás y pienso en mis años de formación, tanto en la escuela como en la universidad, la música siempre estuvo presente. Las largas noches preparando entregas, los trabajos que parecían interminables, la frustración creativa... siempre había una banda sonora de fondo que me ayudaba a mantenerme centrado. Era como si la música me sostuviera en esos momentos en los que me sentía estancado o abrumado por la presión. Era mi manera de reconectar con lo que realmente importaba: la creatividad.

Hay algo en la música que desbloquea el proceso creativo. No sé si es el ritmo, las melodías, o simplemente el estado mental en el que te sumerge, pero cuando estás diseñando, es como si la música tuviera el poder de transportarte a ese espacio mental donde todo fluye. Cada diseñador tiene su propio ritual, y en mi caso, poner música es el primer paso para entrar en "modo creativo". No importa si estoy trabajando en un branding, diseñando una web o una revista, la música siempre está ahí.

Lo interesante es que la elección de la música puede variar mucho dependiendo del tipo de proyecto en el que estés trabajando. Si el diseño es minimalista y limpio, es probable que busque algo instrumental o relajado. Si necesito energía para una propuesta visual vibrante, lo mío será algo más rítmico, algo que me levante el ánimo y me mantenga enfocado. La música tiene esa capacidad camaleónica de adaptarse a lo que necesitas en cada momento, y eso es algo que los diseñadores comprendemos muy bien.

Para los que nos consideramos melómanos, la música es algo más que una simple herramienta de trabajo, es parte de nuestra vida. En mi caso, no ha habido un momento importante en mi vida sin música. Los días buenos, los días malos, los éxitos y los fracasos, siempre han tenido una banda sonora. Cuando estaba en el instituto y luego en la universidad, me ayudaba a mantenerme concentrado durante largas noches de estudio o trabajo. Es como si cada playlist, cada canción, tuviera el poder de traer de vuelta recuerdos y emociones de momentos pasados.

Cuando te enfrentas a una página en blanco o una pantalla vacía, y sientes que la inspiración no llega, la música siempre puede ser ese empujón que te hace salir del bloqueo. Es algo muy íntimo y personal, pero al mismo tiempo universal. Cada uno tiene sus propias canciones, sus propios géneros, pero el poder de la música para transformar el ambiente de trabajo es algo que todos los diseñadores compartimos.

La música puede convertir lo ordinario en algo especial. Te permite crear una atmósfera, definir un estado mental que puede cambiar completamente cómo te enfrentas a tu trabajo. En momentos de alta presión, cuando el reloj parece ir más rápido de lo normal, la música puede ser la diferencia entre sentirte abrumado o encontrar el ritmo adecuado para avanzar. En esos momentos, siempre he pensado que la música es casi una colaboradora silenciosa en cada proyecto, una que entiende lo que necesitas incluso antes que tú.

El diseño, después de todo, es una forma de comunicación visual. Pero cuando combinas esa capacidad con el poder emocional de la música, es como si se creara una conexión especial entre lo que ves y lo que sientes. Y eso, para un diseñador o director de arte, es oro puro.

No todos los días son buenos, y no todos los proyectos son fáciles. Pero lo que siempre me ha mantenido conectado con mi creatividad ha sido la música. Al final del día, no es solo una herramienta más; es una parte integral de mi proceso creativo, una presencia constante que me ayuda a encontrar el equilibrio entre la inspiración y la ejecución.

Si también eres diseñador o director de arte, probablemente entiendas este vínculo tan especial con la música. Para algunos puede ser solo un fondo de ruido, pero para los que la sentimos profundamente, es la clave que abre las puertas de nuestra mente creativa. Y eso, no tiene precio.

Así que la próxima vez que te sientes a trabajar, busca tu playlist preferida y deja que la música haga su magia.

Y recuerda...

«El diseño gráfico salvará el mundo justo después de que lo haga el rock and roll.» — David Carson

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