Mirada desde fuera: medios de negocios internacionales sobre el entorno de negocios en México
Lo que se vio en los días pasados en México alrededor de la toma de instalaciones de Ferrosur por el Gobierno de México y la fallida venta de Banamex por parte de Citicorp tuvo una cobertura importante de los medios de comunicación internacionales, en particular en los especializados en negocios y finanzas más influyentes. Ésta resulta preocupante, ya que, en general, señalan un creciente intervencionismo gubernamental con acciones de dudosa legalidad en la economía y en las actividades y decisiones de las empresas.
Apuntan que esa situación se ha presentado a lo largo de todo el actual sexenio del actual Gobierno Federal, pero que, ahora, en la recta final del sexenio, sube de nivel, para enrarecer aun más el entorno de negocios e inversión. Sobre todo, de la mano de un debilitamiento del Estado de derecho por medidas impulsadas desde el propio Estado, lo cual incluye una presión en ascenso contra el sistema de contrapesos esencial en una democracia.
Por un lado, registran una expropiación o cuasi-extorsión desde el Gobierno, y con el uso de las Fuerzas Armadas. Por otro, el intervencionismo en un proceso que atañe a actores privados, que resultó en la postergación de la venta de Banamex hasta el 2025, que se realizaría por la vía bursátil.
¿Regreso a los 70?
Desde este Gobierno mexicano actual se ha hablado desde el inicio de la necesidad de separar al poder económico del poder político. De que así como Benito Juárez separó al poder religioso del civil, ahora se requería sacar al poder económico de la política y del gobierno. El problema es que se ha tendido a ir al otro extremo: a un creciente intervencionismo en la economía, generando incertidumbre y parálisis, y peor aún, llevado frecuentemente con acciones discrecionales que, todo indica, vulneran derechos de empresas y ciudadanos.
Ese es un diagnóstico que empata con una parte esencial de la cobertura de medios de negocios internacionales, que hablan de un aparente retorno al entorno de negocios de los años 70.
Cabe recordar que, sobre tal contexto, el intelectual Gabriel Zaid señaló, por entonces, cómo el Presidente Luis Echeverría decía que, en adelante la economía se manejaría desde Los Pinos, entonces la residencia oficial de la Presidencia de la República, dando a entender, con ello, una primacía de los criterios políticos sobre los económicos. Su famoso fallo fue: “Así fue y así nos fue”. En concreto, las crisis de fin de sexenio de los años 70 y la “década perdida” de los 80.
Los resultados fueron un empobrecimiento brutal del país, y no se ve cómo pueda haber un saldo distinto ahora.
La cobertura, adicionalmente, lamenta que esta situación se da justo cuando México tiene las condiciones para erigirse como gran receptor de inversión extranjera directa (IED) por el proceso de nearshoring, la relocalización de cadenas productivas para acercarse al mercado norteamericano, con fines de competitividad y resiliencia.
Germen de desconfianza
Medios como Bloomberg, Wall Street Journal y Reuters hablan, literalmente, de que el Gobierno de México está asustando a la inversión productiva, con la paradoja del potencial de México de ver una nueva ola de inversiones industriales, como la que se dio en la segunda mitad de los 90 tras la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
Bloomberg señaló que la incautación de una línea férrea, como se dio, “hace que los inversionistas desconfíen de México”. Apunta que para los inversores globales, predecir los movimientos de este gobierno nunca ha sido fácil, y ahora, en su recta final, podría ser aún más difícil.
Wall Street Journal señaló el gobierno mexicano “dice que lo que es tuyo, puede ser suyo”. Que ignora la ley para expropiar bienes cuando conviene a sus fines políticos. Que su “método” es “torcer los brazos en cuartos traseros” y si “eso falla, llama a los militares”.
Antes, Forbes ha señalado que el Gobierno “está malgastando el potencial económico de México”.
Sobre la venta frustrada de Citigroup, la cobertura de Reuters es clara en señalar al intervencionismo gubernamental como la causa fundamental, en otra acción que alimentará la ansiedad de los inversionistas sobre México. Anota lo que ven analistas en el horizonte: “aumenta la retórica y la intervención económica a medida que se acercan las elecciones”.
Bloomberg va en el mismo sentido: “Citigroup pasó 16 meses preparando su Unidad Banamex para la venta que finalmente fracasó después de la intromisión”.
Financial Times, otro de los medios de economía y negocios más influyentes del mundo, es menos especulativo sobre las causas: “No está claro por qué ni cuándo terminaron esas negociaciones, ni por qué el banco no buscó ofertas de otros postores interesados”. Aun así, no minimiza la intervención del Gobierno de México, que, anota, complicó el proceso al requerir concesiones como la de evitar despidos.
Decisiones de empresas sujetas a aprobación del poder político
Estos medios, que leen ejecutivos, inversionistas y empresarios que toman decisiones de dónde y cuándo invertir o no, destacan, a partir de la consulta a empresas, inversionistas y académicos, que miles de millones de dólares en inversiones podrían estar detenidos, en espera de que al cambio de gobierno haya mayor sensatez y pragmatismo.
Retoman hechos recientes, como la compra gubernamental de plantas de generación eléctrica de Iberdrola, luego de cuatro años de bloqueo y acoso regulatorio y ataques discursivos. Igualmente, de violaciones a derechos protegidos tanto por la Constitución como por el TMEC. Además, destacan el hostigamiento a la Suprema Corte de Justicia, que ha parado decretos con tintes arbitrarios y legislaciones inconstitucionales.
Exponen su extrañeza de que el gobierno intervenga y quiera imponer condiciones en todo tipo de decisiones de índole privada, con ejemplos como el de la inversión de Tesla en Monterrey, que estuvo en riesgo por esta actitud, cuando se dio una presión gubernamental para que la empresa se instalara en el sur del país en lugar de donde ya había elegido.
Bloomberg indica que en los últimos cuatro años, el Ejecutivo Federal ha propiciado un entorno donde decisiones de negocio estratégicas de empresas deben recibir aprobación presidencial personal. Como en los 70, señala, cuando las compañías tenían que sentarse a negociar directo con el Presidente y “nadie sabía cuáles eran las reglas”. Mientras tanto, anotan, se ha debilitado a las agencias de regulación técnica, esenciales para un ecosistema de negocios estable y seguro.
Riesgos en adelante
En la prensa financiera y de negocios internacional inquieta que todo esto pueda empeorar si, más adelante, el Gobierno y su partido aprueban la iniciativa de reforma administrativa, que quedó pendiente.
Apuntan que esa legislación permitiría que funcionarios cancelen unilateralmente contratos, licencias o concesiones con empresas por razones de “interés nacional”, dictaminado de manera discrecional por funcionarios públicos. Además, limitaría la compensación por expropiaciones y cancelaciones unilaterales, igualmente con amplio espacio para la discrecionalidad.
Señalan que mayoría de los inversionistas no tienen ese alcance para recibir una bendición política para sus proyectos o negociar individualmente por cualquier asunto, si están cumpliendo con lo que dicta la ley. Muchas podrían abstenerse, por ahora, de invertir en México.
Anotan que la mayoría de las empresas que buscan invertir en México quieren lo que la mayoría de las empresas del país, sin acceso al poder político como lo puede tener Tesla, Citigroup o Grupo México: reglas claras, aplicables para todos.
FUENTES: