Mis 10 must!

Mis 10 must!

Nuestra sensación de bienestar respecto de nuestra propia vida, depende de múltiples factores, algunos internos y algunos externos, siendo los primeros, los más importantes ya que es sobre los cuales efectivamente tenemos incidencia. 

Si queremos un mayor grado de bienestar, es imprescindible que estemos dispuestos a realizar cambios en nuestro cotidiano. A continuación les dejo 10 prácticas muy fáciles de incorporar y que sé que les ayudarán en este propósito:

1. Camina erguido/a: 

Tu disposición corporal es consecuente con tus emociones, si te fijas, tu cuerpo adopta diferentes posturas dependiendo de cómo te estés sintiendo. La tristeza, la rabia o la alegría, por nombrar algunas de las emociones básicas, tienen una manera de expresarse en ti y cambian consecuentemente la posición de tus hombros, cabeza, espalda, brazos, manos, etc.

Sin embargo, como las emociones y el cuerpo tienen una relación bidireccional (que impacta en ambos sentidos), tu disposición corporal también puede incidir en tus emociones.

Por lo tanto, si intencionas el caminar erguido/a, con la espalda derecha y la cabeza en alto, puedes afectar positivamente tu estado de ánimo.

2. Sonríe:

Aquí el principio es el mismo que el anterior y además las conductas se complementan, si caminas erguido/a, con la cabeza en alto y lo acompañas de una sonrisa amable, eso te predispondrá positivamente.

Nuestro cerebro está leyendo al cuerpo momento a momento, segundo a segundo, si nota la sonrisa se siente seguro.

Importante: Sonreir es distinto que reir, toma un lápiz y ponlo entre tus dientes, esa es una sonrisa.

3. Mira a los ojos:

Para muchos, mirar de frente a otros es difícil y sostener la mirada aún más. 

  • ¿Qué hay detrás de eso? Generalmente timidez, inseguridad, miedo.
  • ¿Qué implicancias puede tener? Dificulta la construcción de vínculo con otros y disminuye tu capacidad de empatía.
  • ¿Por qué? Porque por un lado, hay quienes podrían desconfiar o sentirse muy incómodos cuando alguien no los mira a los ojos y por otro, quien no mira a los ojos se está perdiendo de mucha información respecto de la persona con la que está interactuando.
  • ¿Para qué me sirve vincularme con otros? Para construir puentes que me permitan llegar a lugares que desconozco, para crear comunidad, para satisfacer mi necesidad de pertenencia, para abrirme a nuevas posibilidades, para hacerme la vida más fácil sabiendo a quién puedo pedirle ayuda, para llegar más lejos, etc.

4. Recuerda respirar:

La respiración es un acto involuntario, sin embargo puedes hacerlo consciente, eso te permitirá lograr bajar la presión en los momentos en los que más lo necesites.

Hacerlo consciente activa tu sistema nervioso parasimpático, calmando las respuestas de lucha o huida.

Cuando sientas tensión, practica la respiración consciente: dándote una instrucción energética a ti mismo/a, en tercera persona y usando tu nombre.

Yo me diría: Paulina, respira!

Esto activa áreas del cerebro asociadas con la autorregulación emocional, brindándote un ancla de calma en medio del torbellino diario

5. Olvida la queja: 

La queja, aunque a menudo se expresa sin pensar en sus consecuencias, tiene un impacto significativo en nuestra vida cotidiana. Es una expresión de malestar que, lamentablemente, rara vez conduce a cambios positivos externos. Más bien, puede convertirse en un hábito que nos sumerge en una mentalidad de escasez y negatividad.

Cuando nos quejamos, no solo enfocamos nuestra atención en lo negativo, sino que también contagiamos esa energía a quienes nos rodean. La queja crea un ciclo de negatividad que afecta tanto nuestra propia energía como la de los demás.

La queja no mejora la calidad de la educación, no mejora el sistema de pensiones, no aumenta el número de ciclovías... etc, etc, etc. 

6. Deja de Preocuparte y Ocúpate: 

La preocupación, aunque natural, puede entorpecer la toma de decisiones y generar ansiedad.

En lugar de quedar atrapados en la preocupación, enfoquémonos en acciones concretas que nos ayuden a resolver problemas.

Esta transición de la preocupación a la ocupación es esencial para abordar eficazmente los desafíos que enfrentamos.

Preocupados, es muchas veces una etapa previa a la acción. Imaginemos este tiempo de preocupación como una pausa, un espacio para reflexionar antes de pasar a la acción.

Eso sí, es importante establecer límites en este tiempo y no permitir que la preocupación nos lleve a sobrepensar y atraparnos por completo.

7. Acepta:

Casi todas las dificultades que enfrentamos en la vida son el resultado de nuestras decisiones, incluso las enfermedades pueden estar influenciadas por nuestros hábitos de autocuidado.

Al adoptar una mentalidad de crecimiento, vemos las dificultades como oportunidades para aprender y crecer.

Al aceptar lo que sucede, fluimos con la vida y reconocemos oportunidades.

La resistencia prolongada, como dijo Carl Jung, puede perpetuar los problemas y aumentar la ansiedad. Al aceptar y fluir, cultivamos resiliencia y adaptabilidad para superar desafíos y encontrar bienestar

"Lo que se resiste, persiste." - Carl Jung

8. Agradece:

Por lo general la vida ocurre en “transparencia”, es decir no estamos realmente presentes hasta que en el camino algo pasa que nos obliga a tomar conciencia.

Alguna vez has pensado que hay gente que desearía vivir tu vida.

Parte y termina tu día agradeciéndolo todo y verás cómo tu calidad de vida mejora.

9. No hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti, sin excepción: 

El mundo no es todo lo maravilloso que podría ser, simplemente por lo poco que los seres humanos practicamos este principio, común a todos los credos y religiones del mundo.

No es lo mismo ponerte “EN” los zapatos del otro, que ponerte “LOS” zapatos del otro!

Si en cualquier industria, empresa, relación afectiva, relación comercial, por nombrar algunos tipos de vínculos, cada eslabón de la cadena, pensara en quien está por delante y quien está por detrás, y se ocupara por sus intereses, tanto como lo hace por los suyos propios, el resultado final sería muy distinto!

10. Mantente atento a tus Juicios:

El mundo es percibido de manera única por cada individuo, influenciado por una variedad de factores como el género, la edad, las experiencias pasadas, la educación, el entorno, el estado civil, la religión y otros más, los que se combinan de manera única en cada persona.

Para gestionar nuestros juicios de manera efectiva y abrirnos a nuevas posibilidades, es crucial seguir dos pasos clave:

  1. Validarlos: Cuestionar si nuestras percepciones reflejan fielmente la realidad. Esto implica estar abiertos a considerar diferentes perspectivas y no dar por sentado que nuestra interpretación es la única válida.
  2. Fundarlos: Buscar fundamentos sólidos que respalden nuestros juicios. Esto significa buscar evidencia objetiva y argumentos racionales que apoyen nuestras creencias, en lugar de basarnos únicamente en prejuicios o suposiciones infundadas.

Al practicar la validación y fundamentación de nuestros juicios, podemos desarrollar una comprensión más amplia y precisa del mundo que nos rodea, lo que nos permite tomar decisiones más informadas y construir relaciones más sólidas con los demás.


Arturo Polanco Velasco

Asociado en Larrondo & De la Sotta

8 meses

Excelente artículo Paulina, muchas gracias y un abrazo

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