¡Muévete!
Marcos Chicot no pudo expresarlo mejor cuando dijo “El ejercicio bien realizado fortalece el cuerpo y lo vuelve ágil y flexible; pero además aclara la mente, proporciona equilibrio interno y serena el espíritu”.
El ejercicio no debe ser considerado como diversión, una actividad exclusiva para quienes les sobra el tiempo o una acción de la cual se puede obtener algún beneficio económico o premio. Debemos procurar incorporarlo dentro de nuestras rutinas, porque como dice el dicho anónimo “Quien no tiene tiempo para el ejercicio, tendrá que encontrarlo para la enfermedad”.
¿Quieres encontrar una actividad física que se adapte a ti?
¡Claro que sí! Puedes llevar la actividad física a tus rutinas, de una manera sencilla y adaptada a tus gustos, ocupaciones, condición física y personalidad.
En primer lugar es necesario conocer las bondades que tiene la constante práctica del ejercicio en tu vida, para que te sientas más animada a hacerlo.
La actividad física no solo te proporciona beneficios físicos, sino también emocionales y cognitivos, tal como se describe a continuación:
Beneficios físicos y fisiológicos
Beneficios emocionales
Beneficios cognitivos
No hay razones para no incorporar la actividad física en tu vida y si aún no lo haz hecho, espero que hayas encontrado algunas motivaciones.
Sin embargo, muchas personas consideran el gimnasio como sinónimo de actividad física y ponen como excusa no hacer ejercicios de ningún tipo por no poder acceder a una membresía, porque el gimnasio no les queda cerca, porque no tienen tiempo o por múltiples razones, pero la verdad es que te puedes ejercitar sin poner un solo pie en dichos recintos.
Quiero resaltar que en las conocidas zonas azules, los cinco lugares del mundo en los cuales un alto porcentaje de la población supera los cien años de existencia (te invito a escuchar el poscast relacionado aquí), uno de sus secretos es que se mueven de forma natural, es decir, que no se preocupan por seguir fuertes rutinas de ejercicios, ni atienden a entrenamientos extenuantes y eso es porque el ambiente en el cual se desarrollan, los invitan a mantenerse en movimiento. Por lo general, atienden sus jardines, realizan sus actividades sin apoyo de costosos electrodomésticos que le hagan la vida más fácil y siempre tienen una buena razón para caminar, como por ejemplo, visitar a un amigo o ir a la iglesia.
Es posible crear cualquier espacio para tomarte en serio la actividad física y beneficiarte de múltiples maneras. Solo basta con que logres encontrar aquella actividad que más te convenga.
En general existen tres categorías de ejercicios: aeróbicos, anaeróbicos y de flexibilidad.
Ejercicios Aeróbicos
Son cualquier actividad que utilice oxígeno, eleve tu frecuencia cardíaca y te deje levemente sin aliento. No sólo mantiene tu corazón, pulmones y vasos sanguíneos saludables, sino que también mejora tu estado físico y la resistencia de tu cuerpo.
Ejemplos de estos son:
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Ejercicios Anaeróbicos
También conocidos como entrenamiento de fuerza o resistencia, se caracterizan por ser de alta intensidad y poca duración, incluyen rutinas de ejercicios con los cuales puedes mejorar tu postura y darle a tu cuerpo una apariencia más tonificada, al desarrollar masa muscular.
Dentro de los ejercicios anaeróbicos se encuentran:
Ejercicios de flexibilidad
Estos son muy beneficiosos para el cuerpo y sin embargo a menudo son olvidados en las rutinas de ejercicios o cuando se comienza a realizar deporte. Si no estiras tus músculos con regularidad, corres el riesgo de que se acorten o se vuelvan menos elásticos, lo cual reduce la capacidad de movimiento de tus articulaciones y aumenta la rigidez, por lo tanto, aumenta el riesgo de sufrir lesiones.
Ejemplos de ellos son:
No todos podemos hacer el mismo tipo de ejercicio físico. La edad, sexo, el estado de salud, la condición física, los gustos o preferencias y los objetivos que quieras conseguir con el ejercicio físico van a determinar la actividad más adecuada para ti.
Para poder decidir cuál es el tipo de ejercicio ideal para ti, vale la pena considerar los siguientes aspectos:
Lo importante es que elijas una actividad que te guste, porque de esta manera va a ser más probable que te adhieras a la rutina. Los hábitos se crean por las repeticiones contínuas. Entonces, una vez que decidas la actividad física que quieres realizar, solo debes proponerte a realizarla a diario o por lo menos, tres veces a la semana y aunque sea treinta minutos por vez.
Si sientes que no te llama la atención ningún tipo de ejercicio, te invito a salir de tu zona de confort, a inspirarte en la historia de los atletas que contra todo pronóstico han brillado en sus disciplinas deportivas, porque no se dieron por vencidos.
También puedes incorporar el movimiento natural en todos tus quehaceres diarios. Por ejemplo:
Pon a valer tu creatividad cada día para ejercitarte, agradece a Dios ese cuerpo que te dio y úsalo para producir más bienestar para ti.
¡Muévete! y verás que vivir a plenitud sí es posible.
Puedes escuchar este episodio en Plusfulness el Podcast.
Gerlys Velasquez