Mujer y emprendedora en España, ¿una utopía?

Mujer y emprendedora en España, ¿una utopía?

Según el mapa de emprendimiento de 2021 presentado por South Sumithlas mujeres continúan representando únicamente el 20% de los emprendedores. Un desajuste que responde principalmente a la brecha de género en las iniciativas empresariales. Y es que, de acuerdo con el estudio Global Entrepreneurship Monitor (GEM), la tasa de emprendimiento femenino es aproximadamente tres cuartas partes que la de los hombres, y solo en 9 de los 59 países analizados hay paridad o es superior, coincidiendo en este último caso con territorios (África subsahariana o América Latina) donde la pobreza y la exclusión del mercado laboral obligan a las mujeres a iniciar sus propios negocios, por lo que se emprende por supervivencia. Precisamente estos proyectos motivados por la necesidad, y no por la oportunidad, presentan mayores índices de desaparición.  

Mientras tanto, en los países con más recursos las mujeres continúan sin acceder al emprendimiento por motivos diversos: una cultura que no las anima a ser empresarias, las peores condiciones con las que han de lidiar en el mercado laboral (sueldos más bajos, mayores tasas de temporalidad, peores horarios), la falta de financiación para llevar a término sus negocios —los hombres tienen un 60% más de probabilidades de obtener financiación para crear una empresa— o un techo de cristal que todavía les impide llegar a los puestos directivos son algunos de ellos. A los que se suma que el 75% de las labores del hogar y del cuidado de la familia sigue recayendo sobre las mujeres. Una disparidad en el reparto de las tareas domésticas y de los cuidados que dificulta la conciliación y, por ende, el emprendimiento femenino.

En España, tal y como apunta el informe GEM, el emprendimiento femenino ha crecido del 2% al 6% en los últimos 15 años, aunque sigue por debajo de la media masculina, situada en 6,8%. Un dato positivo que contrasta, a su vez, con el hecho de que en nuestro país la creación de empresas motivadas por la oportunidad, en lugar de por la necesidad, ha caído con respecto al segmento masculino desde el 1,01 de 2013 hasta llegar a un 0,87 en 2018. Es decir, las mujeres emprenden menos y en peores condiciones debido a todo lo mencionado anteriormente. 

Mientras los hombres emprenden en sector tradicionales con más recursos, las mujeres tienden a emprender en sectores que buscan subsanar deficiencias y necesidades sociales como la educación, la salud, los cuidados o el turismo. Un panorama que está cambiando gracias a la digitalización. El entorno online está impulsando a las mujeres emprendedoras, ya que permite el crecimiento de los comercios sin costes tan elevados ni la dependencia de fuentes externas, redimensiona las pymes y facilita el emprendimiento en los entornos rurales. 

Para lograr que cada vez más mujeres capitaneen empresas, entre otras cosas, es importante que las propias empresas cuenten con políticas de diversidad e inclusión que fomenten la paridad, dotar de referentes a las estudiantes, garantizar un mercado laboral paritario y una conciliación real, aumentar la presencia de mujeres en los fondos de capital de riesgo o business angels, y un plan de atracción de talento para estimula la creación de startups. También lo es contar con el apoyo de un seguro para empresas como el de AXA que te cubra ante cualquier imprevisto y te ofrezca la oportunidad de analizar cuáles son tus necesidades para adaptarse a ellas.

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