No nos dijeron la verdad, pero nos creímos la mentira

2020.- Y así, tras algo más de 5 años entregada profesional y personalmente (imposible para mí separar uno del otro) a la Mujer, llego a esta conclusión. A esta frase que me parece recoger muchos siglos de historia.

No fue culpa de ellos. Así los educaron, así crecieron, así lo fueron transmitiendo a las siguientes generaciones sin apenas cuestionarse si era lo correcto o no. Aun pudiendo haberlo hecho. Pero ¿cuántos valientes ha habido a lo largo de la historia que salieran de lo "cómodamente establecido" para un grupo, aunque afectará enormemente al desarrollo, crecimiento y empoderamiento del otro? Pocos, y menos si de lo que hablamos es de igualdad de género. (Hace poco leí el desgarrador relato de un hombre que lo entendió demasiado tarde: su hija de 17 murió víctima de un joven educado con los mismos valores obsoletos que ese padre ahora consciente del error).

Tampoco fue culpa nuestra. A nuestras antecesoras les dieron pocas opciones para cambiar "las normas". A las atrevidas, final trágico asegurado. También ellas lo asumieron, interiorizaron y lo aceptaron como lo "normal".

Y llegados al s. XXI, en el que sí podemos alzar la voz para dar paso a una nueva verdad, me (o nos) encontramos con una realidad fruto de todos esos años de "mentira". Y no hay que buscar culpabilidad, pero sí responsabilidad. Descubro a diario a mujeres que... no pueden serlo del todo (o no se dan permiso para serlo). Ni como ellos hubieran querido, ni como ellas estaban llamadas a ser. Y muchas ni se dan cuenta. No hablo del estereotipo "mujer cuida de casa e hijos". Hablo de esa profesional que "triunfa" como un hombre. Hablo de esas mujeres que, por encajar en lo que, una vez más ellos, han definido y establecido como "profesionales de éxito", han dejado de lado su yo femenino. Y ese hecho me resulta doloroso y lo siento equivocado. No sólo por ellas, sino por el desarrollo de la humanidad.

Emoción, pasión, ilusión, corazón, dedicación. Esas palabras tan comúnmente asociadas a la mujer y que tan poco encajan si hablamos de llevarlas al terreno profesional. Por qué los atributos más propios de las mujeres se han trasladado al mundo laboral (una vez más algunos hombres se han encargado de que así sea) como algo que conlleva debilidad, adjetivo que cualquier profesional rechaza. Y como de lo que se trata es de encajar en el sistema, muchas mujeres han dejado en stand by esos atributos. Sin cuestionarlo. Para colocarse la corbata de la racionalidad, la profesionalidad, el éxito y el triunfo masculino. Sin dudarlo, pero sin calcular las consecuencias que dejar en el cajón cerrado con llave esas cualidades que las hace ser, precisamente, distintas a ellos, supone. Que la diversidad que aportamos al ser distintos es necesaria. Que vivimos en un mundo necesitado, más que nunca, de personas auténticas. Que de fake news vamos más que servidos. Que lo cortés (educación, humanidad, cercanía, cuidado) no quita lo valiente (capacidad, liderazgo, gestión, triunfo). Que hay mentiras que han sido protagonistas demasiados años sin haberse ganado el papel y es el momento de que, nosotras las primeras, dejemos de creérnoslas, que recuperemos esa relación que antaño tuvimos con el poder como nosotras lo entendemos y, ¿por qué no? tendamos la mano a esos hombres que sí saben que fue una gran mentira y también muchos quieren dejar el papel de macho alfa para volver a ser humanos, ¿verdad?

Porque ni la emoción, pasión, ilusión, corazón y dedicación son terreno exclusivo de las mujeres (¿cuántos hombres hay con necesidad de sacarlas a la luz y ser además de grandes profesionales, grandes personas? Esas que sienten, padecen, lloran, se alegran, ríen, comparten… como nosotras), ni las empresas serán lo diversas, inclusivas, responsables, conscientes y coherentes que ahora dicen ser, si no incorporan – y hacen aflorar- todas estas cualidades a sus equipos.

En poco más de un mes, saldremos a las calles vestidas de morado para volver a reclamar igualdad, justicia, paridad, equidad, … Quizás ha llegado el momento en el que debemos también exigir el fin de la mentira y entonar todos juntos lo que siempre fue verdad.

David Ledesma Torres

Director de Marketing | Estrategia | MBA | Turismo | Transformador de Experiencias de Marca | Eventos Deportivos Internacionales

4 años

Bravo Julia.

Núria Vellvé

Secretaria de Dirección y Ventas en Núñez i Navarro

4 años

👏

Alicia Zurita Negro

Mentora y emprendedora. Lubets Founder.

4 años

Querida Julia, qué gran reflexión. No puedo estar más de acuerdo.

Eugenia Hernandez Grbic

Coach Ejecutivo y de Carrera | Speaker de Carrera y Talento | Docente | Podcaster | Bloger

4 años

Estimada Julia,  he leído tus líneas con el corazón apretado. Justamente estoy por temas profesionales trabajando este tema con una empresa. Tengo más de 30 años de trabajo, siempre en puestos de responsabilidad y lo he visto todo mil veces, incluso en mi.  Cuando escribes: "Emoción, pasión, ilusión, corazón, dedicación. Esas palabras tan comúnmente asociadas a la mujer y que tan poco encajan si hablamos de llevarlas al terreno profesional"... y pienso, que hubiera pasado si todas las hubiéramos puesto arriba de la mesa en nuestros respectivos roles.  Quizás cuantos problemas o situaciones nos hubiéramos ahorrado...para las de mi generación ya es tarde,  estoy pronta a jubilar, aunque no a dejar de trabajar,   pero a ustedes que nos siguen les pedimos que no se dejen desdoblar,  no dejen de lado la mujer por asumir de "ejecutivas" porque se paga caro y no compensa....creeme !   Muchas gracias por tu artículo. 

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