Nueva normalidad... ¿vamos a seguir igual?

Nueva normalidad... ¿vamos a seguir igual?

De por si las cosas ya estaban mal antes de que llegara la pandemia a nuestro país. Casi nadie se acuerda porque esta situación le vino “como anillo al dedo” a uno que otro por ahí y le ayudó a que nuestra atención se desviara por completo en sobrevivir. Casi nadie se acuerda que antes del 2020 que México ya estaba sumergido en una profunda crisis comparable con la del ’95 y que ahora aunado a la contingencia sanitaria la crisis por la que cruzamos es casi imposible de medir.

El 2020 fue un año perdido y sólo el más entusiasta podrá decir que estuvo lleno de aprendizaje y enseñanzas, pero la verdad es un optimismo forzado, la realidad es que fue un año de terror, que dejó desastres por todos lados. Enfermedad, desempleo, suicidios, muertes, bancas rotas y un sinfín de consecuencias que lo único que podemos agradecer es que ya se acabó y que seguimos vivos. Ahora en el 2021 viene lo más complicado, levantarse después de estar casi en el más allá. Muchas cosas cambiaron y algunas nunca volverán a ser iguales jamás; esto aplica en todos los sentidos, en lo personal, espiritual, en lo económico y la manera de hacer negocios.

               Hace apenas un poco mas de un año atrás, las compras eran casi cien por ciento sensoriales; la gente tenía que ver el producto físico, tocarlo, olerlo y sentirlo antes de tomar una decisión de compra. Ahora el comercio se basa en plataformas digitales de comercialización y la manera tradicional, a pesar de seguir predominando, tiene una tendencia de ir en picada de manera dramática. Por ejemplo, en la industria de la moda existían temporadas Primavera-Verano y Otoño-Invierno ahora eso quedó atrás, la dinámica del mercado y la velocidad de cambio actual hacen que ese sistema de ofrecimiento de productos sea arcaico e ineficiente para las compañías. Apenas hace un año atrás con tener un buen “feeling” era suficiente para sacar al mercado un producto habiendo alta probabilidad de éxito. Ahora todo es diferente, antes las campañas publicitarias eran todo un arte, elegir al embajador adecuado, el canal de comunicación pertinente… ahora puedes llegar a millones y tener mas impactos contratando influencers que en ocasiones son un insulto al intelecto humano y a los productos y las compañías que anuncian… pero qué le podemos hacer? esto es lo que nos tocó vivir y ahora que “literal” estamos sobreviviendo no nos queda mas que adaptarnos a la nueva normalidad, pero hacerlo de la mejor manera posible pues lo único que no cambia son las ganas de éxito, de salir adelante en lo personal, como munidad social e industrial y como nación.

               Prácticamente vamos a volver a empezar y muchos de nosotros lo haremos desde menos cero. Espero que ahora sí lo hagamos de manera consiente y hallamos entendido el verdadero valor de nuestras profesiones, el verdadero valor de nuestros trabajos, de nuestras empresas y el verdadero valor como sociedad.

               Cambiemos por favor nuestra manera de tratarnos entre profesionales y profesionistas. Entre empleador y empleado. Dejemos de jinetearnos la lana, cliente, si ya te entregué el producto págame por favor. Cliente, éste es mi precio, no me regatees… ¿a poco cuando vas a Mc Donald’s pides descuentos? Empleador, no manches por qué le pides a tus empleados experiencia comprobada, maestría y “la factura del refri” y le quieres pagar $15,000.00 al mes!?! Tantito de madre por favor. Empleador, haces decenas de llamadas buscando a tu candidato para hacerle una entrevista, lo haces presentar exámenes psicométricos por más de tres horas y después no sirves ni para darle las gracias o mínimo para decirle que está bien loco y que por eso no lo puedes contratar. Profesionista… no prostituyas tu trabajo ni tu carrera, tente un poquito de respeto y no cobres como si no te hubiera costado estudiar o como si tus conocimientos y tu trabajo no valieran, recuerda, cuando cobras una lágrima por lo que haces le das en la mother a tu profesión, a tu ramo y a la industria en general.

               Espero ahora sí hagamos las cosas bien, con empatía y dejemos atrás la filosofía de competir por precio. Ojalá paguemos en cuanto recibamos la mercancía. Ojalá se acabe eso de jinetear la lana y dejar de presumir la que no es nuestra. Dios quiera y ahora sí valoremos a nuestros Ingenieros, Licenciados, al fontanero, carpintero y a la asistente. Ya vimos que la cabeza del país está mas que hueca y todo su gabinete, a quien le toca sacar adelante a México es nosotros, eliminando lo que no nos sirve y dándole cabida a lo que sí es bueno: trabajo, honestidad, verdad, lealtad, respeto y amor. 


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