Nuevos paradigmas para un nuevo mundo. Biobranding.

El siglo XXI ha comenzado a cambiar paradigmas relacionados con nuestro sistema de creencias y valores. Un ecosistema en peligro que demanda respuestas urgentes y un ecosistema social que no consigue trasladar un estado de bienestar compartido, son tal vez unas de las principales causas para la puesta en crisis de nuestra estructura social.

Si entendemos que los valores son trascendentes, podemos afirmar que lo que en realidad cambia es la valoración que hacemos sobre determinadas acciones, ya que se modifica la perspectiva desde la que las audiencias los observan.

Desde esta visión, los modelos sobre los que se articulan las diferentes organizaciones, han incorporado la gestión de intangibles como la principal herramienta para la construcción de valor. Y el sostén de estos intangibles no sólo está asociado a valores “humanos” sino también a aquellos aspectos relacionados con el ecosistema que nos contiene. Esto significa pasar de un fenómeno estrictamente comercial a un escenario dominado por valores trascendentes para la sociedad humana, porque el universo perceptivo y los valores centrales sobre los que las audiencias ponen el foco ha ido cambiando y hoy está relacionado con causas vinculadas al cuidado del ecosistema y a la responsabilidad social.

Las marcas verdes, las que asumen causas de responsabilidad social, las que proponen una estrategia de comercio justo y aquellas asociadas a causas humanitarias, configuran el territorio ético donde se consolidará el nuevo modelo de gestión empresaria. Esto es lo que denomino desde hace algunos años Biobranding -mi próximo libro- y que continúa a la propuesta de Oxitobrands: pasar de una relación personal entre marca e individuo para evolucionar a una relación del ecosistema de marcas con el ecosistema humano (que incluye no sólo pensar desde una perspectiva medioambiental, también social, cultural y económica).

Las empresas y organizaciones deben asumir un compromiso claro y directo con el nuevo contexto social que reclama de ellas una acción responsable con el planeta, los temas sociales y el ecosistema. Esto debe ser parte integral de su estrategia y debe establecer las directrices de su modelo de negocio, asegurándose que dicha visión sea sostenible a lo largo del tiempo.

Necesariamente deben comprometerse e involucrar a los stakeholders en un modelo ético transparente, basado en el diálogo y la empatía como vehículo para generar vínculos a partir de la confianza, así como entender que en un mundo hiperconectado y globalizado no hay espacio para hacer oídos sordos a las demandas de las personas.

Y escuchar a las audiencias para poner en sintonía sus intereses particulares con las demandas del colectivo social. Esa será la verdadera garantía de una proyección sostenible de su actividad.

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