¿Nuevos requerimientos en los perfiles? ¿Nuevos espacios de formación? Aprendiendo conceptos nuevos “antifragilidad” y “hormesis”.
Hace unos días leí la nota de Alejandro Melamed, donde relacionaba la idea de antifragilidad (de Nassim Nicholas Taleb) como la actitud necesaria para atravesar “estos tiempos turbulentos e inciertos con serenidad y convicción”. El jueves escuchando la conversación de Alejandro y Fred Kofman, Fred asoció el beneficio que podemos obtener de personas toxicas, contextos (como el actual) con el concepto de hormesis (lo tuve que googlear obviamente) en tanto “efecto que produce las dosis bajas de un tóxico en nuestro cuerpo”. En el deporte tuve la oportunidad de vivirlo, el entrenamiento progresivo y cambiante te permite provocar estrés en nuestros músculos y con ésto generar una respuesta adaptativa de nuestro cuerpo para mejorar la capacidad física. Éste ejemplo del deporte fácilmente se puede trasladar al ámbito organizacional.
¿Qué entrenamientos reciben las personas para desarrollar una actitud antifragil? Está claro que quienes brinden a sus equipos propuestas que los lleven a momentos incómodos y cambiantes pueden ir desarrollando algo así como una hormesis corporativa, también serán organizaciones más preparadas para adaptarse a contextos imprevistos.
Las empresas, sus personas, su cultura, te dan la oportunidad (sin pensarlo de esta forma) de generar en vos éste efecto de hormesis y podrás dar cuenta de ese efecto si al observar tus caminos recorridos tomas conciencia que gracias a atravesar cada momento “incómodo”, desarrollaste aspectos tuyos que te brindaron mejores resultados, mayor bienestar y tranquilidad, y lo más importante en este punto, es que ésto es posible según el significado que hayas podido brindarle a cada experiencia, comprendiendo que el significado es la forma particular en que cada uno de nosotros tenemos para interpretar nuestras vivencias y eso le dará sentido a nuestras acciones.
Cada vez que vuelvo a tomar conciencia de mi camino, agradezco.