"Padres demasiados controladores"
Como les va, me llamo Carlos Jaramillo, soy Psicólogo Clínico, y me he atrevido hacer esta publicación porque en mi práctica diaria he podido ver como los padres tienen muchas dudas de hasta que edad tienen que seguir ejerciendo "control" u "observar" desde la distancia el proceder de sus hijos puesto que no quieren que ellos sufran o sean lastimados, olvidándose que para aprender se tiene que uno caer.
Me tome la libertad de hacer un listado de las preguntas más comunes, y realizando las respuestas correspondientes.
¿Hasta qué punto es normal y recomendable el control sobre los jóvenes? (17-25 años)
R: Primero habría que entender ¿qué es la adolescencia o el ser joven?, puesto que se conoce coloquialmente como una etapa “dura”, sin embargo, transciende mucho más que algo “duro” o “difícil”, supone una ciclo de transición donde el sujeto pasa de ser un niño a un adolescente, donde se genera un cambio físico, de forma particular para el hombre como para la mujer, la adolescencia conlleva también a que los mismo integrantes de la familia le den más responsabilidades o se espera que su comportamiento sea más adecuado, inclusive que tome decisiones de forma más apropiada, pero también supone que el adolescente ya no se limita con lo que su familia pueda decir u opinar del mismo; es aquí donde el gusto o atracción por el sexo opuesto aparece, así como las opiniones o decires, de sus pares (otros jóvenes u adolescentes) van a tener mayor importancia, aquí se construye su “yo” social.
En esta nueva etapa de nuestros jóvenes también se va a poner en “juego” o dicho de otra forma “se va a poner a prueba” las normas sociales, aquello que se puede considerar como correcto o incorrecto, que es impartida por los padres (o quienes cumplan el rol de padres) quienes son los primeros referentes en la vida de todo sujeto desde la infancia, y que dependiendo como sea impartida desde la temprana edad del niño, dependerá bastante como vayan a responder en la adolescencia, así como su búsqueda de pertenecer a un grupo y sus interacciones con el sexo opuesto.
Cuando nos referimos “tener control” se puede interpretar como una “lucha de poder”, de los padres sobre los hijos, sin embargo no debe de ser visto o interpretado de esta forma, considero que debemos concienciar mediante el ejemplo que toda elección conlleva a una respuesta que puede ser positiva o negativa, no solo para quien toma, sino también para otras personas de su entorno, que no existe una decisión que no acarree algún tipo de respuesta; claro está que como padres deben estar siempre pendientes con quien sale, a donde va a menudo, que hace en sus horas libres, quienes son sus amistades más cercanas, pero no haciendo preguntas que deben ser contestadas como en un “cuestionario”, sino más bien demostrarles que están pendientes de cómo se sienten, que les interesa, sus gustos, ya que la adolescencia es una etapa de descubrimiento pero también se vuelven más vulnerables y que una (mala)palabra o un (mal)dicho pueden acarrear consecuencias positivas o desbastadoras en nuestros jóvenes.
No existe un punto final o punto quiebre para decir que se termina el estar pendiente de sus hijos, puesto que la función o rol como padres jamás acabará, lo que si puede haber es permitirse y permitirles a sus hijos que aprendan de sus errores y aciertos (dependiendo del caso).
¿Desde qué edad se recomienda dar más libertades a los jóvenes?
R: Considero que los jóvenes entre los 20 a 25 años se encuentran más maduros, sin embargo a pesar de ello, dar más libertad no debe ser en base solo a la edad cronológica, puesto que la libertad sin la responsabilidad se convierte en libertinaje, más bien a los jóvenes hay que darles responsabilidades conforme van creciendo y que a través de las mismas vayan interiorizando que mientras más libertad u autonomía adquieran más juiciosos deben de ser al tomar una decisión.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de estas libertades?
R: Considero que dar libertades a los jóvenes es algo bueno, puesto que sirve a los padres poder observar la madurez que pueda tener su hijo(a), en tanto a la resolución de conflictos, las consecuencias de sus actos y su pensamiento analítico ante las vicisitudes o impases que puedan tener, otro punto a favor consiste en que el joven siente que es capaz de ser visto como alguien que puede ejercer voto y toma de disposiciones (reconocimiento), sin embargo el otorgar mucha libertad sin direccionamiento puede acarrear que el joven se “descarrile”, y opte por amistades o decisiones que no sean adecuadas para el mismo.
¿Cómo hacer entender a los padres que los hijos ya crecieron?
R: Hay que entender primero que desde la concepción por parte de los padres de tener un hijo, acarrea preocupaciones (monetario, estudios, estimulación, cursos, etc.), pero con el paso del tiempo estas van a ir transformándose y ajustándose en cada etapa de sus vidas; cada momento que se comparte con su hijo son de invaluable importancia. Por eso, es necesario crecer con ellos, porque el ser padre nadie aprende antes de serlo. No hay libro, ni manual que iluminen al respecto; tan solo las experiencias de otros, los valores heredados de nuestros padres y el incalculable amor que despierta en nuestro ser ese hijo.
La vida son de etapas y como cada etapa, llega en la que el hijo ya está listo y preparado para asumir por sí mismo la vida y sus elecciones, sin embargo como padres que ya no van a formar parte en esa nueva fase o proceso, y es más bien al verlo “despegar” (síndrome del nido vacío), puede generar temor sobre el porvenir de ellos o de que haría sin tu guía y sin intensión alguna podrías “cortarle las alas”.
Como psicólogo clínico pienso que entre los 20 a 25 años, se encuentran más maduros emocionalmente, son más capaces de racionalizar las consecuencias de sus actos, su pensamiento es más analítico, poseen mayor capacidad de adaptación ante los cambios, y tienen toda la vitalidad y energía para iniciar nuevos proyectos.
Considero que, como padres tienen que asumir una actitud, que fortaleza, impulse y motive a sus hijos a esa nueva etapa de vida de independencia, permitiéndoles asumir en pleno las responsabilidades de la vida adulta, porque no son pocas las madres que a sus hijos de 25 o 30 años que aún viven en casa les preparan los alimentos, les arreglan su ropa y su habitación y cuidan de ellos hasta el más mínimo detalle, como si se tratara de niños de preescolar.
Como dice Thomas Lanier Williams (destacado dramaturgo estadounidense), y que me parece oportuno para el tema, “Siempre hay un momento para marchar, aunque no haya un lugar a dónde ir”. Es cierto, y más aun con respecto a los hijos, hay que permitirse y permitirles irse del seno del hogar e inicien su propia vida.