¡A pagar, a pagar!
Por Zairus Mont
Cuando escribí el libro Un asesino anda suelto: el mundo en cuarentena, en el año 2020; relacionado con el tema de la pandemia; uno de los protagonistas del mismo fue Daniel, un señor cuyo testimonio me valió para evidenciar la crítica situación por la que pasan no solo los enfermos de Covid-19, sino también sus familiares y amigos.
Entre las muchas cosas que Daniel me contó estaba el proceso tan difícil por el cual su hermano, víctima de esta enfermedad; tuvo que pasar, desde el minuto cero en que se contagió hasta el minuto final en que falleció.
Un calvario que incluyó un largo tratamiento médico, un esfuerzo sobrehumano realizado por el personal médico que atendió no solo al paciente sino a sus familiares psicológicamente, y el dolor infinito de quienes le perdieron y no pueden a dia de hoy, contar con su presencia.
La Unión Europea se ha marcado entre sus objetivos para acabar con este terrible virus, el hecho de que todos aquellos que no quieran vacunarse -en su derecho están-; si tendrán que costearse el tratamiento dado los altísimos costes que acarrea a las arcas públicas, no solo la contratación del personal sanitario sino además toda la infraestructura y material empleado para salvar miles de vida.
-Daniel, ¿cuánto le salió el tratamiento a tu familia para intentar salvar a tu hermano?
-Pues mira, entre la consulta, que fueron setenta euros, el ingreso en urgencia que salió en 312.00 euros, los cinco días que estuvo ingresado, (1329.00), luego empeoró porque se quedó sin oxígeno, y estuvo diez días en la UCI, todo ello nos costó 28 mil euros, agregale tambien una traqueotomía que le tuvieron que realizar, porque no podía respirar; en total la factura se elevó a 43 200 euros.
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-Tu hermano no sobrevivió porque el fue de los primeros en enfermarse, y aún no existía la vacuna.
-Efectivamente, pero luego se contagió mi sobrino, con la suerte que el si se había puesto ya la vacuna y eso le permitió superarlo, pero es que luego ha tenido que realizar varias sesiones de rehabilitación por las secuelas que le han quedado; y también tuvimos que pagarlas desde luego; y no te olvides de los días que estuvo sin trabajar, lo que representa eso para su empresa, y los cuidados familiares que necesita, porque muchos enfermos quedan en un estado realmente delicado después de pasar el virus.
La Organización Mundial de la Salud está alertando no solo que el virus se mantiene vivo, sino que muta hacia nuevas y peores formas, como la actual B.1.1.529 (variante alfa) que son capaces de violar la inmunidad de las vacunas, con lo cual seguimos siendo frágiles, seguimos estando expuestos, y siguen enfermando y muriendo personas cada dia.
Gracias a que en España vivimos en un estado social donde la sanidad pública es gratuita; la familia de Daniel pudo ahorrarse todo este capital. Pero esto es algo que muchos en el continente no valoran, por aquello de que las vacunas son experimentos y nos usan como conejillos de indias. Vamos a ver. Todavía no existe en la historia de la humanidad ningún medicamento o tratamiento que antes de probar su efectividad no haya sido experimentado, incluso los primeros que descubrieron las plantas medicinales tuvieron que experimentar en nuestros antepasados para llegar a la conclusión de que servían para curarnos.
A nuestra generación le ha tocado lidiar con una pandemia nueva y absolutamente desconocida en una centuria; y es por ello que cualquier tratamiento, vacuna, medicamento o descubrimiento que se haga siempre será experimental; a fin de que las generaciones actuales y futuras no queden expuestas a este terrible mal que nos aqueja.
La aspirina, la anestesia, los antibióticos, la insulina, las transfusiones de sangre, el trasplante de órganos, la radioterapia, y más actualmente la Hadronterapia, destinada a eliminar los tumores sin daños colaterales; son todos experimentos sobre los que se sustenta la medicina actual; muchos de los cuales al principio fracasaron, y hoy salvan millones de vidas, porque está en la naturaleza humana el instinto de mejora.
Hay una serie muy popular llamada La que se avecina, y dentro de ella un personaje, conocido como Doña Fina, que se caracteriza por decirle la verdad a los demás. La susodicha cada vez que alguien hace un estropicio se lo echa a la cara diciéndole: !a pagar, a pagar¡...
Supongo que a aquellos que no quieran vacunarse contra el Covid-19, pero que sin embargo cuando caen enfermos pretenden valerse de las arcas públicas para salvarse, sin tener en cuenta todo lo que eso conlleva y el daño social que produce; doña Fina les diría lo mismo: !A pagar¡, ¡a pagar¡