PEPE EL VIVO DEBE MORIR
Los Pepe el vivo deben morir
Porque la cuarentena decretada a nivel nacional la debemos ganar todos. Es una guerra. No tenemos recursos, nuestra sistema de salud está el puesto 98. No podremos salvar a todos. Solo podemos detener la velocidad de contagio para que nuestros "soldados de la salud" lleguen a tiempo y salven a algunos. La Marina de Guerra construye respiradores artificiales, nuestros ingenieros y científicos se suman a la batalla desde sus trincheras. Se arreglan las camas que tenemos malogradas, se hacen otras nuevas, nuestra joven Ministra demuestra que ser joven, ser mujer y ser una profesional con alta sensibilidad social no le resta sino que por el contrario, es lo mejor que nos pudo pasar en este momento. Deciden entregar ayuda a los empresarios, a más de 3 millones de familias. Incluso se tratará de apoyar a quienes nunca aportaron o pagaron un impuesto. Pero como estamos en una guerra, todos debemos ser uno solo. Y ya tenemos bajas. Médicos, enfermeras, soldados, policías, amas de casa, abuelitos, abuelitas y un niño que suman casi 200. Más hombres y mujeres siguen contagiándose y nos acercamos rápidamente a los 10000 contagiados sin vacuna que nos ayude, al menos en el corto plazo. Sin embargo, aún en la incertidumbre, muchísimos seguimos y seguiremos teniendo esperanza. Muchos seguiremos viendo cómo ayudar. Muchas redes de solidaridad en RRSS, en los barrios, con quienes menos tienen. Porque lo que importa son las personas. Nuestras familias, nuestros hijos. Sin embargo, de pronto, como no podía faltar, tenía que aparecer "Pepe el vivo".
Se nos ha pedido una sola cosa. #QUEDATENTUCASA. Pero no. Día tras día. Cientos de infracciones en los mercados, en las calles, en los barrios, No importa si es la "gentita" de Chacarilla, el vecino de Miraflores o el patín de San Martín de Porres. Pepe el vivo se ha multiplicado por diez y está más fuerte que nunca gracias a los aplausos y vítores recibidos en sus más de 50 años. Se le ha aplaudido su viveza, su criollada, la rapidez para sacar ventaja de algo, saltarse el semáforo en rojo, colarse en la cola, llamar a su contacto para evitar una multa. ¿Y ahora? Gracias al Pepe el Vivo estamos a punto de perder la guerra contra el virus.
En San Isidro, Pepe el vivo camina con una bolso de compras en una mano y en la otra, pasea al perro tres cuadras a la redonda. En la bolsa de compras echa un paquete de arroz y un par de latas de leche porque si va de compras, nadie le puede decir nada no?. Cuando llega a su casa sale su mujer. Como no puede ir sola, va con su hija. Está angustiada porque tiene demasiadas cosas que comprar. Tanto que no ha hecho una lista. Mejor cuando llegue al súper ya verá. Ójala se encuentre con su amigui de la promo del Cole.
En otra zona de Lima, Pepe el vivo se hace el sonso de día pero se aviva cuando llega la noche. En su estrechez debe pensar cómo que no voy a tomarme unas chelas con mis patas o jugar el fulbito o a visitar a mi hembrita. Total el deporte es salud. Además es un macho. A él nadie me dice lo que tiene qué hacer pe.
Día 27 de cuarentena pero años de aplaudir y hacerle olas a los Pepitos los vivos, el virus este que solo parece morir en la soledad y tomando distancia, cada vez se pasea más como Juan por su casa. Y no. No le echemos la culpa a las decisiones del Gobierno.
Los miles de Pepe el vivo ya no son solapas. Cuando son descubiertos golpean, patean, atropellan o abofetean a la autoridad. Ya no son solo Pepes, hay Pepitas, Juanes, Rosas, Manuel, Carlos, Milagros, etc. Todos y todas queriendo sacarle la vuelta a la cuarentena.
Espero que Pepe el vivo muera pronto. Que dejemos de aplaudirlo de una vez por todas. Que dejemos de festejarle sus payasadas. Que lo matemos de una vez por todas. Porque a su paso va a contagiarnos. O es Pepe el resto de nosotros.