¿Para dónde vas?
Para donde vas.
Por qué haces lo que haces.
Tus objetivos, tus metas.
1. Dónde estás actualmente, qué tienes para lograrlo, cuál es tu propuesta de valor.
2. Cuáles son tus unidades de venta, cómo generas ingresos.
3. Tu cliente ideal, quien es, cómo se comporta, dónde está, qué le gusta.
4. Cómo son tus precios con relación a las otras opciones que tiene tu consumidor ideal.
5. Cómo es tu proceso de ventas. Las ventas son resultado del proceso.
6. Quienes forman tu equipo, cómo es la comunicación entre ellos, cómo actúan, cómo
resuelven.
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7. Cómo se enteran los demás que tu negocio existe. Qué haces, qué dices.
8. Cómo mides. Lo que no se mide no se puede mejorar.
9. Realiza un plan: prioridades, acciones, reflexiones, cuestiona.
En estos días me preguntaban cuáles creía yo que serían las proyecciones económicas para 2024 y cómo estas afectarían el crecimiento de mi empresa. Mi respuesta fue muy sencilla. Más allá de las proyecciones, más allá de lo que dicen los expertos, más allá de lo que habla la sociedad, las proyecciones que más captan mi atención son las que cada uno de nosotros hacecomo personas, como seres humanos.
Yo estoy convencido que, aun cuando las circunstancias externas tienen por supuesto un impacto clave en la vida cotidiana y en los resultados, mucho más importante es lo que nosotros pensamos, es lo que nosotros tomamos como cierto, porque desde ahí actuamos. Si tomamos y actuamos con base en un pronóstico positivo, seguramente nuestras acciones estarán orientadas a eso, pero si por el contrario generamos acciones desde un escenario pesimista, muy probablemente nuestros resultados estén acordes con eso.
Entonces, independientemente de las proyecciones y pronósticos que generan los expertos, mi recomendación es que tomes esta energía natural de enero, para que generes tus propias proyecciones. En estos días leí que enero era equivalente al lunes, primer mes del año y primer día de la semana. Y yo estoy de acuerdo, es el mes perfecto para planificar, para determinar para dónde vas.
Con el pasar del tiempo, estoy convencido que tener claro el norte, tener claro para dónde vas, qué es lo que quieres lograr, va a determinar el camino que necesitas tomar y te va a ayudar siempre a mantener el rumbo. Recientemente, estuve en una conferencia con Mario Alonso Puig y reafirmé una de mis premisas: el avión cuando despega tiene un norte claro, pero en la trayectoria se desvía y corrige, no viaja en una línea recta. Pero lo que hace que el avión llegue a su destino, es la claridad de saber exactamente adónde va.
En mi experiencia ayudando a emprendedores, veo con frecuencia que muchos dueños de empresas no son capaces de responder a la pregunta para dónde va tu negocio, adónde quieres llegar. Y esto, inmediatamente levanta una alarma que me lleva a pensar cómo serán los resultados de esta empresa e incluso, cómo será el día a día, la toma de decisiones. Y en general, tienen un perfil común: trabajan muchísimo, hasta altas horas de la noche, no paran, el equipo sobrecargado, insatisfacción de las acciones, insatisfacción de los resultados, etc. Y esto responde sencillamente a que las acciones que se realizan en el día a día no responden a un norte claro.
Así que, si no quieres ver a tu empresa en esta situación, aprovecha enero para establecer tu norte. Intenta responder a la pregunta para dónde va el negocio. Incluso, pregúntate tú mismo muchas veces para dónde voy yo como líder, porque eso sin duda va a permear a lo que haces.
Identifica al menos 3 indicadores, que te ayuden a establecer un plan de vuelo y siempre considera que el éxito de tu negocio se medirá por las ventas que tengas en unidades (cantidad que vendes) y en valor (monto en moneda). Por ejemplo, cuántas unidades vas a estar vendiendo en 3 meses, en 6 meses y en un año; cuánto será la facturación por la venta de estas unidades, en cuántas zonas estarás vendiendo en el mismo período, cuántos vendedores tendremos para lograr esto. Ya con estos sencillos números, tendrás un norte que alcanzar y un camino que seguir.