Pararse y reflexionar, a veces puede ser la mejor opción.
Me gustaría contaros una anécdota muy curiosa que me encontrado esta mañana en una lectura.
La historia trataba sobre la actitud que toman diferente empleados desarrollando el mismo puesto de trabajo. El primer trabajador, no le gustaba nada el trabajo y lo detestaba. Además, genera un ambiente negativo con sus compañeros y no veía la hora de que se acabara su jornada laboral.
Por otro lado, el segundo trabajador cumplía con su labor y desarrollaba su actividad de manera correcta, no era el trabajo de sus sueños pero era necesario para dar de comer a sus hijos.
Finalmente ,el tercer trabajador mostraba una pasión incesante y transmitía positividad, alegría y un excelente ambiente de trabajo. Para el, este trabajo era su sueño y cada día iba a trabajar con una sonrisa que no le cabía en la boca
La diferencia entre estos trabajadores, no era que uno se esforzara mas que el otro, o incluso no era que fuera mas listo que los demás, lo realmente diferencial era la pasión y el propósito que tenia el tercer trabajador.
Con esta pequeña reflexión, quiero transmitir que en esta sociedad frenética en la que muy pocas veces nos paramos a pensar y reflexionar sobre si aquello que hacemos nos gusta, nos apasiona o motiva. Tal vez, pararse de vez en cuando y hacernos estas preguntas tan importantes conseguiríamos construir una sociedad mejor y a portar muchísimo mayor valor.
¿Que te ha parecido esta reflexión? Te leo y espero tu respuesta!!😊🙌
Psicólogo y coordinador de los proyectos cascanueces y DIGIART en el CIPFP Misericòrdia
2 añosEs importante que permitamos que nuestra inteligencia intuitiva fluya. Pero es importante confiar en ella.