No pasa nada si nadie lee tu blog

Hace poco leí que el mejor momento para empezar a escribir un blog fue hace 20 años, pero el segundo mejor momento es ahora. Como muchos de mis compañeros traductores y emprendedores, uno de mis propósitos para 2019 es publicar con más frecuencia, en mi caso escribir un artículo semanal en castellano sobre marketing. Lo he conseguido, más o menos, pero me está empezando a costar y apenas estamos en febrero. Tardo tanto en escribir cada artículo y tan poca gente los lee que me pregunto si se puede justificar, y todo es un poco vergonzoso, la verdad.

Siento dos tentaciones diferentes: o dejar de escribir por completo (mi preferencia) o escribir algo que atraiga más atención, por ejemplo una historia íntimamente personal, o una opinión muy controvertida. Ninguna de estas opciones tiene nada de malo en sí, pero no sé a quién resultaría útil este contenido. Creo que, hoy en día, ya hay suficiente drama en nuestro discurso público.

A mi parecer, los que publicamos contenido online tenemos que elegir entre ser un growth hacker de éxito (si tal cosa exista) o tomarnos el tiempo de aprender a escribir bien. En diciembre quiero revisar mis 52 artículos y sentirme orgullosa de que, al menos, representan mi mayor esfuerzo en ese momento, y de no haber bajado el nivel para llegar a un público más amplio. Aunque casi nadie los lea, al menos habré mejorado mi castellano escrito, aprendido una disciplina, y notado muchas tendencias interesantes.

Pero lo más importante es que habré aprendido a ser visible; a documentar mi evolución profesional y personal. Creo que para mucha gente el perfeccionismo es gran parte de nuestra dificultad para mantener un blog después de unas semanas. Olvidamos que ninguno de nuestros escritores favoritos lo hicieron bien de inmediato, y nuestra definición de éxito es un poco exagerada también. Tengo claro que quiero que lean lo que escribo, pero quizás tener pocos lectores me venga muy bien mientras me acostumbro a aprender públicamente.