PASARON 40 AÑOS Y SUENA LA MISMA MÚSICA
Me recibí de Maestro Mayor de Obras en el 74, en el 75 me matriculé en la ex MCBA, calculé y construí mí primera obra (planta baja, dos pisos altos y dependencias en la terraza) la que aún se mantiene perfectamente en pie.
La obra está en Constitución así que de ahí a la Facultad de Ingeniería había un paso, en el 74, las paredes no se veían, los carteles llegaban hasta alturas que se necesitaban escaleras largas para llegar y sobre ese cartel, había otro, y luego otro, mesas en los pasillos con estudiantes, muchos vestidos de verde y con profusas barbas.
Cuando arranqué la obra, en abril del año siguiente, comencé mis estudios en la Facultad, las paredes estaban limpias como una patena, los pasillos despejados y cuando pregunté donde se estaba el Centro de Estudiantes, nadie sabía, realmente yo no entendía nada, lo único que había era una mesa de ping pong en el 1° piso.
Después entendí.
Al año siguiente llegó la dictadura, y eso es historia conocida, aunque a esta altura de los acontecimientos tengo dudas de cuan conocida sea la historia de ese tiempo.
Luego llegó la luz, Alfonsín presidente, el poder volvía a manos del pueblo, ese pueblo que lo que más pedía era democracia y castigo a los culpables (aparición con vida también, pero eso ya no dependía de ese gobierno) y volvió la democracia, hubo Nunca más y Juicio a las Juntas.
Lo mínimo que aspiraba el pueblo se hizo y en las calles se escuchaba:
Traigan al gorila de Alfonsín// para que vea// que este pueblo no cambia de idea// lleva las banderas de Evita y Perón.
Después pasó lo que pasó y está bastante documentado, así que no me explayaré.
Ahora que el gobierno anterior (Alberto, CFK, Massa) ha pasado, que algunos han entendido y otros se han enterado que han sucedido cosas, obviamente de las que nadie se hace cargo, convengamos que en algunas cosas estábamos casi todos de acuerdo, por ejemplo:
La inflación estaba acercándose a valores peligrosos, la plata quemaba en las billeteras así que si se podía uno se compraba un TV de 100 pulgadas o 2 kilos arroz según los casos, lo que se pudiera, había que terminar con los ñoquis, con la corrupción aparentemente generalizada, con el déficit escandalosos de las empresas públicas, con los curros que cada tanto descubrían Majul, Lanata y Cabot entre otros, con los cuadernos de Centeno y con la corrupción en la obra pública, donde los pliegos de licitación casi llevaban el nombre del adjudicatario.
Con ese cuadro de situación, con Juntos por Cambio picando en punta, con el riesgo que los fabricantes de overoles naranjas no dieran abasto con la producción, llegaron las ideas salvadoras:
Plan platita, total después veremos que sea hace y potenciar a un panelista económico con rating para poner una cuña en la oposición, que en realidad no necesitaba mucho para autodestruirse, pero el plan salió mal, el invento se convirtió en presidente por el hartazgo de la gente y el inflador con compresor que el propio gobierno de ese momento le conectó.
Y la gente feliz, el mensaje disruptivo pegó y lo peor de todo es que decía la verdad, o algo muy parecido.
Ahora se ha controlado la inflación, obviamente a costa de una terrible recesión y el dolor lo pagamos nosotros, esto que se escucha en muchos lugares me hace pensar ¿Quién podía pagar el ajuste si no éramos nosotros? ¿Alguno de los que se la llevó en carretilla la piensa devolver? Por favor.
Muchos estamos de acuerdo con que las empresas públicas dejen ser deficitarias, que es injusto que estén llenas de ñoquis o empleados innecesarios, que no es justo que nuestro sacrificio sea para mantener estructuras elefantiásicas, inútiles, perimidas, refugio de militancia rentada o cajas políticas, pero todo tiene un limite con la mía no, limpien Aerolíneas, pero no podemos perder la línea de bandera y así con todas, sin aceptar que “teta y sopa no entran en la boca”
Las jubilaciones son un desastre, si lo son, los servicios son carísimos, es cierto, los Senadores ganan 9 palos por mes más sus extras y es injusto, es cierto, los gremialistas no presentan declaraciones juradas, los jueces protestan por el impuesto a las ganancias, las universidades no se sabe si presentan o no resultados de auditorías, la pobreza crece, las reelecciones indefinidas se convierten en feudos en la política, el sindicalismo el deporte, todo esto es cierto y todo esto nos jode la vida, es cierto,
¿Pero se puede poner a un país en la buena senda en un plis plas partiendo de dónde veníamos?
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Mas allá de quien haya sido quien lo dijo es una verdad de Perogrullo: “No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos” y eso es lo que nos sucede, el Papa dice que un empresario le contó que un secretario de un ministro le dijo ¿Y para nosotros cuanto? Ciertamente ambigua para denuncia, pero marketinera y creíble, y nosotros todos, o casi todos decimos: Con la nuestra, no.
Si mañana se cerrara el ex Cenareso, algo que sería una barbaridad, no se estaría haciendo otra cosa que cumplir con una nefasta ley, aprobada cuando los mismos que se oponen al cierre eran gobierno.
Algunos sindicalistas todopoderosos de hoy, con descendencia super notoria crecieron con el gobierno de Menem, que era aplaudido cuando cerraba los ramales de trenes y convertía al transporte terrestre en un monopolio, hasta con licencias de conducir propias más allá de lo que marcaba la ley, pero cuando se visitaron para auditar los comedores, la mitad no se pudieron encontrar y el sólo hecho de pretender conocer su existencia fue tomado como persecución.
Las obras publicas se pararon, verdaderamente un problema mayúsculo, las cosas que no hace el Estado no las hace ningún particular, eso ya lo sabemos, pero ¿Podemos aceptar que con toda la pasta que falta no haya para poner en este momento para obras?
Podremos decir y razón no nos faltará que plata siempre hay, y sino se consigue, suena un poco infantil como planteo, pero aceptémoslo bajo la excusa que la construcción genera trabajo y por la escasa tecnificación se utiliza mucha mano de obra no calificada que gasta todo lo que cobra y eso reactiva el comercio y comienza el circulo virtuoso, genial, pero ¿De dónde la sacamos? ¿De bajarle la dieta a los Senadores, emitiendo, pidiendo prestado? Parece que esto así no funciona.
El gobierno dice que la construcción es un nido de corrupción, podemos creerlo o no y te lo pregunto a vos que trabajás en una constructora próspera ¿Es así? Supongamos que no,
¿Esta cartelizada la obra pública? O sea que un grupo de empresas se repartan el negocio, fijen los precios con sobre precios incluidos y dejen las migas para hacer el paripé de la sana competencia, supongamos que esto tampoco sea cierto y que Roberto Lavagna se haya equivocado hace casi 20 años en su discurso ante los empresarios de la construcción, durante el gobierno de Néstor Kirchner y que por ese comentario renunció a los 5 minutos.
También podemos dudar de los cuadernos de Centeno, aceptemos que fueron simples fotocopias manipuladas y que asustados conspicuos empresarios, popes de la obras públicas, se arrepintieron de lo que habían hecho, aunque después se arrepintieron de haberse arrepentido.
Si en este país no le creemos al gobierno, ni al ex Ministro Lavagna ni a los involucrados entonces, mejor vamos y que el último apague la luz.
Ahora que a costa de hacer pasar miseria a un sector enorme, o quizás no tanto, de la sociedad, donde se cortaron los cortes de calles, donde ya no nos infla la inflación, cuando cada día se descubre un curro nuevo, parece que nos dormimos en Singapur o en Corea del Sur y nos despertamos en Argentina, hermanos: no venimos del paraíso, si no ves, o ves y te crees que el pasado no tiene mucho que ver con este presente, me parece bien, estamos de acuerdo, no hay motivo para discutir, mi posición es creer que después de tanto tiempo bajo el sol, uno termina en el Instituto del Quemado y duele hasta el apellido y aparte coincido contigo en que el pupo es un animal de compañia.
Podemos pensar si alguna de las cosas que han pasado se hicieron con la nuestra, la tuya y la mía y si esa platita que se les quedó pegada entre los dedos de alguna manera es parte de la que hoy nos está faltando o nos faltó en su momento y repercute en nuestro triste, doloroso y vergonzoso presente.
Puede ser que no o que pienses que no, estás en tu todo derecho de pensar lo que te venga en ganas y de aceptar o negar lo que se te antoje, pero traigamos algunas cositas del pasado reciente al presente casi ignominioso que nos toca vivir y sufrir:
Los fajos de dólares en La Rosadita // Los bolsos llevados al Convento // Los Hoteles ocupados personas que trabajaban a cientos de km // Las cajas fuertes con varios millones de dólares termosellados // Rutas que llevan a ninguna parte // Vacunas pagadas que nunca se recibieron // Valijas procedentes de Venezuela // Constructoras que crecieron hasta el infinito // Constructoras testaferros de intendentes // Qunitas y guardapolvos que todavía se estarán terminados coser // Entrega de fideos con gorgojos ¿Hace falta seguir?
No te gustan los modos actuales, a mi tampoco, no te gustan las descalificaciones ni las burlas ni el destrato, a mi tampoco, no te gusta que el ajuste te toque a vos, a mi tampoco, no te gusta la aparente pésima relación entre el presidente y la vice, a mí tampoco, y la lista sigue, pero esto no es cuestión de gustos, es cuestión de poner la casa en orden y arrancar como un país de verdad y terminar con un modelo bananero.
En unos meses tendremos la posibilidad de votar, cambiar las proporciones en el Congreso, en ese momento las cosas serán distintas y habrá que aceptar el resultado con espíritu democrático, aunque hoy suene la misma música que hace 40 años, ahora se canta:
Traigan al Gorila de Milei // para que vea …, aunque es bueno recordar que en ese lapso este pueblo ha cambiado de idea en numerosas oportunidades, que no siempre ha combatido al capital, al final del camino estamos en varios aspectos peor que hace 40 años y eso no se logra con 10 meses de un gobierno, que guste o no guste y por la causa que sea, fue elegido con absoluta libertad, sin fraudes, y fundamentalmente que extrañamente está haciendo “casi” exactamente lo que dijo que iba a hacer.