Paula Adam
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Paula Adam

Tecnología: educación a distancia y teletrabajo

¿Cómo cambiaron los paradigmas de interacción social?

Hace algunos años se hablaba de las consecuencias nocivas de un mundo hiperconectado. Se debatía si las comunicaciones virtuales romperían el entramado social para volvernos individualistas y solitarios. El “aislamiento social” vino a mostrarnos la contracara positiva y humana de la misma tecnología. 

Ahora sí, nos encontramos totalmente en la era digital, en “la sociedad de la comunicación y de las redes sociales”. Estamos confinados, no podemos salir de casa, pero podemos comunicarnos con el mundo entero de manera permanente con Skype, WhatsApp, Zoom, el móvil, Internet.

 Estamos comunicados y aislados al mismo tiempo. Los niños que no pueden ir a la escuela, hoy tienen programas y plataformas de educación a distancia. Las empresas que no pueden abrir sus puertas para recibir a su personal, aplican el teletrabajo, que hace que se siga pudiendo producir y estar conectado con otros desde cualquier sitio. Por miles de razones vivimos mucho más fuertes que antes, en una era numérica, digital.

 Hoy, esa misma tecnología que se denostaba, es la misma que nos conecta y nos sociabiliza, que nos permite estudiar, y trabajar, que acerca soledades y une a las familias que viven en casas separadas. ¿Cómo compartir una película desde distintas casas? ¿O la preparación de las pastas de la abuela, con las indicaciones virtuales de la mujer más sabia de la familia con la receta mágica de la felicidad? ¿Cómo festejar cumpleaños sin abrazos ni pastel?

 La tecnología, la denostada ciencia que los educadores hoy alaban

Hasta no hace más que unos años, educadores y padres nos preocupábamos por la salud de nuestros hijos hiperconectados. Nos preguntábamos por la sociabilización de nuestros pequeños que ya no salían como antes a jugar a la calle con sus amigos del barrio, sino que ahora el sitio de reunión era alguna plataforma de juegos virtuales.

Sin embargo, y frente a la emergencia, tomamos lo que teníamos al alcance sin contar con un conocimiento acabado de las herramientas virtuales y aprendiendo sobre la marcha. Y nos encontramos con algunos docentes poco preparados en esta materia y familias que no cuentan con el acceso correspondiente.

Estas plataformas ya funcionaban bien en estratos donde la convicción de la auto-formación es una decisión personal y adulta. Lo nuevo marca el camino para los niveles iniciales de educación donde, claramente, la preferencia es más que lúdica que pedagógica.

Sin embargo, y a pesar de los escollos, finalmente fueron las plataformas de educación las que están salvando el año. Si bien no es lo mismo que la enseñanza presencial, y falta recorrer un arduo camino donde educadores y comunidad educativa terminen de aprender sobre su funcionamiento y potencien su capacidad, ha comenzado la expansión de esta tecnología.

 Teletrabajo: “somos de los pocos privilegiados”

Hay una realidad dual: los que trabajamos bajo teletrabajo y quienes no. De los que no, muchos son los que se encuentran en una circunstancia de trabajo informal y otros porque son los referentes de esas actividades que necesitamos para poder teletrabajar.

Gracias a toda esa gente que trabaja incansablemente: desde el médico y su staff de salud, hasta los trabajadores de toda la cadena de alimentos, los que trabajan en el transporte llevando a toda esa gente a trabajar, los recolectores de residuos: gente que, con mucho sacrificio, y el mismo miedo que nosotros, junta sus temores y sale, ¡para que nosotros podamos teletrabajar!

 ¡A todos ellos, nuestro aplauso y reconocimiento!

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“Muchos en esta situación sentimos un poco de vergüenza frente a una sociedad que sufre. Tenemos la heladera llena y sabes que afuera hay mucha gente que vive de lo poquito que puede ganar en algún trabajo informal. Si algo tenemos que aprender de esto es lo privilegiados que somos algunos”.

 De hecho, el teletrabajo involucra algunas profesiones y otras no: las que sí son la fuerza intelectual; las que no, la fuerza física: una empleada doméstica, un chofer de transporte público o un constructor, los que generan materias primas alimenticias y los que las venden, todo el personal de la salud y farmacia, no pueden teletrabajar. Así, el discurso de “quedate en casa” implica que el mundo puede seguir funcionando de manera remota, pero esa “capacidad para quedarnos en casa” deja afuera a un montón de trabajadores.

Tras la pandemia comenzaría una nueva era respecto del trabajo productivo. Esto tiene muchas aristas: si viajás menos hay menos contaminación ambiental y menos gasto. Pero esta nueva división del trabajo, como todo en el capitalismo, es asimétrica.

 La creatividad para una nueva forma de encuentro social

Por el Coronavirus el mundo comenzó a cambiar sus hábitos. Dejamos de lado los besos para comenzar a saludarnos con el codo o levantando las manos; se dejaron de compartir espacios de trabajo, festejo y hasta familiares, no compartir más el mate, para los argentinos será un gran cambio, y el alcohol en gel es el elemento que hoy no falta en ninguna casa ni oficina.

Claramente los cambios provocarán carencias de contacto humano a los que estamos muy acostumbrados culturalmente, pero sabemos que “es fundamental para una vida mental equilibrada”.

La cuarentena obligatoria y las medidas precautorias de aislamiento impusieron un concepto que suena nuevo: el "aislamiento social”, por lo que se comenzó a hablar de los efectos que puede tener en las emociones de las personas, más en una sociedad "amiguera" como la latinoamericana, en la que necesitamos permanentemente del contacto con los otros. El tiempo solamente nos dirá cómo iremos adaptándonos a esta nueva realidad de demostración emocional y encuentro.

Los expertos coinciden en que lo primero que aparece es la ansiedad. “La gente tiende a sufrir bastante de ansiedad porque no puede frecuentarse”. Y si bien hemos puesto en práctica los encuentros virtuales, sabe a poco… Quizás sea hora de poner en práctica la creatividad para generar otro tipo de encuentros, sin besos, ni abrazos, pero de palabras verdaderas, de profundizar en los sentimientos y las ideas… básicamente compartir desde otro lugar, donde el compromiso emocional suplante lo físico.

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