Perú, país de migrantes sin políticas migratorias

Perú, país de migrantes sin políticas migratorias

El Perú, desde los años setenta, ha sido proveedor de mano de obra al mundo. Así, jóvenes y profesionales, hombres y mujeres se vieron forzados a expatriarse hacia los cinco continentes. Influenciaron positivamente los diversos sectores de la economía del país que los acogió y, los más de tres millones de peruanos que viven en el exterior, han creado empresa, haciendo florecer nuevos espacios laborales. Salvo las bienvenidas remesas, la constante es que los diferentes gobiernos han aplicado la política de la indiferencia y el olvido con nuestros compatriotas emigrantes. Esta misma política se aplica hoy a los inmigrantes venezolanos. En ambos casos, sus fortalezas y potencialidades no están siendo integradas correctamente al desarrollo del Perú.

Se sabía de la situación caótica e hiperinflacionaria en Venezuela, pero poco se hizo para prevenir y evitar la crisis humanitaria. Lo inquietante es que miles de venezolanos ya cruzaban la frontera para ir principalmente a Colombia. Una vez colmados esos espacios, siguieron más hacia otros países vecinos. No se aprendió de las experiencias europeas, donde hoy llegan de manera masiva migrantes de diferentes países en conflicto. Tampoco sirvieron las organizaciones supranacionales de América Latina.

A nivel interno, un gobierno poco preparado para esta ola migratoria, pensó que lo mejor era la política de puertas abiertas. Pero esto solo generó un efecto de llamada sin destino geográfico definido dentro del país. Consecuencia: la entrada de manera desordenada, ha empujado al migrante venezolano a la informalidad, en un país con 70% de trabajadores informales. Esta situación de emergencia, sumada al accionar delictivo de algunos elementos de mal vivir, es actualmente caldo de cultivo de políticos en campaña, que usan la xenofobia para ganar réditos electorales.

Hoy, el reto es integrar al migrante venezolano en el desarrollo peruano. Y esto solo se puede lograr a través de políticas de Estado, que les permitan ser parte formal del circuito económico. Cabe recalcar que esta fuerza laboral –calificada o no– está en la mejor edad para trabajar, crear e innovar. Sin existir la barrera de la lengua, su presencia solo puede enriquecer el capital humano y aumentar la competitividad.

Aún estamos a tiempo de corregir la ausencia de política migratoria, también en prevención de otras crisis en países convulsionados. Porque, a la responsabilidad asumida de acogerlos, corresponde hacer de sus vidas algo mejor de lo que vivieron, favoreciendo el desarrollo nacional.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas