Perspectivas y acepciones sobre la 'confortabilidad'
- "Solo el riesgo a la multa logrará que se cumplan los plazos legales"
Artículo original en El Economista
Pese a la avalancha de noticias alarmantes que nos bombardean a diario, nunca estamos del todo prevenidos. Pymes y autónomos hemos sentido un escalofrío al leer la postura de la Asociación Española de Factoring publicadas en un medio digital.
Les pongo en contexto. Se está tramitando en el Congreso de los Diputados una proposición de ley para implantar un régimen sancionador que castigue a los infractores de la ley de plazos de pago en operaciones comerciales. Su objetivo es que se cumpla la ley: si una empresa paga a otra a más de 60 días, se expone a una multa. Este régimen sancionador es una demanda de pymes y autónomos tanto españoles como europeos. Así lo corroboran los datos publicados, por ejemplo, por el Observatorio de la Morosidad de Francia, cuyo Gobierno, en plena pandemia, se ha fijado como objetivo un plazo medio de pago de 10 días para finales de 2021.
El problema surge porque nuestras pymes y autónomos -que pagan salarios e impuestos a finales de mes- se arriesgan, gracias a los usos y costumbres de un número importante de grandes empresas españolas, a plazos de cobro a veces superiores a los 240 días.
Sin embargo, hay quien considera que sancionar el incumplimiento de la ley sería un error que perjudica especialmente a las pequeñas y medianas empresas ya que la actual Ley de lucha contra la morosidad ha logrado que los plazos de pago se hayan reducido alcanzando una situación "confortable".
¿Confortable? ¿Con los plazos de cobro más largos de Europa? Cuando una pyme o un autónomo se ven obligados a endeudarse y pagar intereses y comisiones porque sus clientes no les pagan, no están confortables. Están muy incómodos. Y de manera injusta.
Uno se siente confortable -aunque sea trabajando a pie de obra- cuando cobra lo antes posible. Y cobrar lo vendido es precisamente lo que le permite pagar, en cadena. Parece tan evidente que no necesita más aclaración. En tiempos de pandemia, de crisis económica y de iliquidez, la confortabilidad se mide en competitividad, solvencia y por supuesto en un saldo en cuenta corriente que permita sobrevivir.
"Pagar por cobrar"
Sin embargo, hay un maná inagotable en los largos plazos de pago de muchas empresas, que con balances saneados, son merecedoras de disfrutar de una línea de "confirming". El mecanismo es el siguiente: pagas a tus proveedores con cargo a la línea que te ha otorgado el banco. El documento de confirming asegura al proveedor el cobro en un plazo, pongamos, de 180 días. El proveedor, si no puede soportar este plazo tan largo, tiene la opción de que el propio banco le anticipe el confirming a cambio de un pago de intereses y comisiones, normalmente a un coste muy superior a la financiación que el propio proveedor pueda obtener por sí solo. Pagar por cobrar.
Vaya por delante que no estamos en contra de los confirming -siempre que su vencimiento esté dentro del plazo de pago legal de 60 días para las compañías del sector privado- ni contra los confortables despachos si la actuación de sus moradores es conforme a la ley. La experiencia de los últimos años indica que solo el riesgo a incurrir en una multa logrará que se cumpla la ley de pago a proveedores. Generalicemos la confortabilidad.