Picantería Rosita
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la vida
Sin saberlo, la vida nos regala una serie de recuerdos que marcan nuestro corazón. Pequeñas cosas que solo al pasar los años empiezan a darle sentido a las decisiones que nos dan identidad, que nos hacen lo que somos, que completan nuestra vida.
Nelson Valencia, es un claro ejemplo, el ahora entiende como en el Estadio Olímpico Atahualpa de Quito, a lo largo de varias décadas el universo confabuló a su favor. Su abuelita, “Mama María” fue la primera vendedora de comida típica del estadio, sus papas con cuero hasta hoy son reclamadas por viejos hinchas que mezclan los festejos de viejas glorias con la sazón de Doña María Alvarado.
Nelson encontró su primera pasión, los negocios, cuando de muy niño, mientras pelaba cebollas, mira con entusiasmo, la dinámica del puesto de su abuela. Fue pelando cebollas que este quiteño aprendió amar al auquitas y mientras cobraba los caldos de gallina y el arroz con tallarín, cantaba con los hinchas: “te sigo a todas partes, cada vez te quiero, más y más".
Muchos años después le llegó su tercera pasión, el mundo de la televisión, y es que Néstor fue desde muy joven camarógrafo de RTS y TC televisión. Y claro el destino le hizo regresar al Estadio Olímpico donde fue responsable de las coberturas de los partidos de fútbol.
Por más que estiro los brazos, nunca te alcanzó lucero
Y no solo que le faltaba un campeonato del equipo de sus amores, no solo que le faltaba una camiseta del Aucas para la completa colección de camisetas del futbol ecuatoriano que los jugadores le regalaron por décadas, a Nelson le faltaba ponerse la camiseta de Doña Coni.
Consuelo Masabanda, Doña Coni era una guapa joven quiteña, que, luciendo el color celeste del uniforme del Colegio Manuela Cañizares, caminaba por las calles de La Tola. Fue amor a primera vista, Néstor recuerda como en medio de las fiestas del Niño Jesús, le pidió matrimonio. Coni se ganó el cariño de su suegra, y fue ella, la que le impulsó a mantenerla tradición gastronómica familiar, pues la abuela de Coni también se dedicó a la cocina.
Con su suegra negociaron la compra de la Picantería Rosita, que por más de 33 años funcionaba en La Tola, y desde ahí Coni empezaría a dejar su huella en la gastronomía quiteña. Huella, porque su seco de chivo es tan famoso, que constantemente sale en la televisión, huella, porque su caldo de 31 o su caldo de guaguamama son reclamados por cientos de quiteños que visitan de lunes a sábado su local, huella porque su sazón tiene hinchas, y es esa, la camiseta que ahora Nelson luce que orgullo, mejor que la del Aucas, mejor para completar su colección.
Determinación y perseverancia
Eso es lo que encuentra los 28 años de este matrimonio quiteño, la absoluta determinación para impulsar un negocio, la infinita perseverancia para no desfallecer frente a los problemas, pero también la fe inquebrantable en creer que el amor que le ponen a su trabajo, marca la diferencia. Al final, sus clientes siempre regresan por el sabor, pero también por la atención que Coni brinda con una sonrisa.
¿Qué debes saber?
- La picantería Rosita, te espera con caldo de 31, caldo de guaguamama, seco de chivo, guata, morocho, empanadas de viento, yahuarlocro, menudo, pristiños, caucara y chicha de morocho.
- Ubicado en la calle Don Bosco, entre León y Pedro Calisto en el Barrio la Tola.
- Atiende de lunes a sábado desde las 17h00 hasta las 22h00
Acerca de Diego López Olivares
Hace 6 meses inició un viaje para encontrarse con 120 actores pequeños de la industria del turismo, quería CAMBIAR SUS VIDAS. Mientras los visitaba y reía con ellos, mientras en solitarios cuartos de hotel se conmovía al escribir sus historias, terminó entendiendo que fueron ellos los que CAMBIARON SU VIDA.
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