Pionero del futuro
Pixart es una empresa argentina líder en la economía del conocimiento. Empezó desarrollando software y, actualmente, con un concepto de Industria 4.0, produce computadoras y robots en serie.
Gabriel Ortiz sabe lo que es empezar de cero, creer en un proyecto y trabajar para concretarlo y llevarlo a lo más alto. Apasionado por la tecnología y la innovación, luego de la carrera de Ingeniería Civil estudió Ingeniería en Informática y comenzó a trabajar con cajeros automáticos. Además, reparaba computadoras. “Ganaba muy bien. Tenía una camioneta Nissan y capaz que con todas las reparaciones que hacía en una semana me compraba otra camioneta. Es que nadie sabía cómo reparar esas cosas y yo aprendí a hacerlo”, recuerda sentado en la sala de reuniones de la nueva planta que su empresa Pixart inauguró en 2023, en Escobar.
Ya se dedicaba a la innovación de software cuando se le ocurrió fundar su propia compañía. Con todo lo que tenía, instaló la primera oficina en la calle Marcelo T. de Alvear, en la Ciudad de Buenos Aires. Vivía ahí porque muchas veces no le alcanzaba para volver a su casa en Ingeniero Maschwitz. Paralelamente, daba clases en la universidad para con ese sueldo más los primeros ingresos que generaba su proyecto poder mantener a los programadores. “Siempre tuve una cuota de suerte que me ayudó a resolver la situación y a no desesperarme”, dice.
Así, aprovechó la crisis del 2001 y empezó a desarrollar sistemas operativos Linux que se vendían en las grandes cadenas de electrodomésticos. “La devaluación de ese entonces nos ayudó porque la gente dejó de comprar Windows. Compraban los sistemas que hacíamos nosotros”, cuenta. Tiempo más tarde, Pixart comenzó a hacer los sistemas para el programa Conectar Igualdad, del Ministerio de Educación de la Nación, por el cual se entregaban notebooks a los niños en edad escolar. “Ese antecedente nos permitió vender nuestros servicios en países que necesitaban proyectos educativos como México, Guatemala, República Dominicana, Paraguay, Uruguay, Panamá, Perú y Colombia”, enumera.
Ese repentino éxito le dio pie a Gabriel para mudar la empresa a unas oficinas más grandes. Tiempo después, en 2023, cumplió el sueño de inaugurar la planta inteligente de Escobar, que actualmente está en proceso de ampliación. Las instalaciones fueron pensadas para, además de software, producir computadoras y robots en serie. “Cada vez importamos menos. Producimos la mayor parte del producto acá. Compramos inyectoras de plástico, robots y eso nos permite ensamblar lo que tiene menos volumen, pero con un alto grado de complejidad y calidad”, explica y agrega, orgulloso: “Somos la empresa tecnológica más tecnificada de Latinoamérica y la única que tiene la capacidad de diseñar un producto desde cero”.
Gracias a eso, Pixart firmó un acuerdo con Qualcomm (la compañía que fabrica los chips Snapdragon que usa casi la mayor parte de los celulares) para diseñar y producir en el país motherboards que, según explica, siempre se compraban en China. “Somos la segunda empresa en todo el mundo, después de otra en Taiwán, autorizada a diseñar estos motherboards”, celebra. A eso se suman los convenios que Pixart tiene con Google.
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Una fábrica 4.0
“En la fábrica somos 20 trabajadores porque todo lo hacen los robots. En la parte de ingeniería somos 40. La producción está muy robotizada. Son sólo 3 personas en tableros de control”, describe, y aclara que el 90% del proceso de producción está automatizado. La idea se le ocurrió durante la pandemia, cuando las fábricas cerraban por el aislamiento social obligatorio. “No sabíamos cuánto iba a durar todo eso. Por eso dijimos: ‘roboticemos todo’”, rememora.
Hoy por hoy, muchas de las tareas de ajustar tornillos, ensamblar los distintos componentes, empacar y demás las realizan brazos robóticos. Incluso la limpieza corre por cuenta de los robots. Es que Ortiz está convencido de que se debe producir una revolución en el mundo del trabajo, que las tareas mecánicas deben reemplazarse por la automatización y que las personas que antes se empleaban para realizar trabajos pesados y –en muchos casos– insalubres, deben capacitarse para poder realizar labores más complejas y calificadas.
Otra particularidad de la planta es que es absolutamente autosustentable. La electricidad proviene de paneles solares que producen 270 kw de energía. “Si el fin de semana no trabajamos, esa energía se le devuelve a la ciudad. Además, tenemos generadores por lo que podemos funcionar de noche”, expresa Ortiz. También, los autos y camionetas que usan son solares, al igual que los calefones.
“Tenemos que tomar conciencia de que tenemos un país maravilloso, pero si no nos autorregulamos lo vamos a destruir. Parte de la solución de los problemas es ser sustentables. Esa es mi manera de entender el mundo que viene”, confiesa, y finaliza: “El futuro es la tecnología. El futuro es inventar, diseñar, la ingeniería y la capacidad de generar energía sustentable”.
Escrita por Guadalupe Farina