POR LA TAN NECESARIA REFORMA DE LA SALUD

POR LA TAN NECESARIA REFORMA DE LA SALUD

La salud es uno de los pilares que determinan el nivel de bienestar de las sociedades. Su contribución al objetivo general de reducción de la pobreza es inobjetable. En este contexto, el fortalecimiento de los sistemas de salud en el Perú debiera estar en lo más alto de la agenda pública. Lamentablemente, no es así.

Partamos de una realidad. Tenemos un sistema de salud fragmentado, que no presta servicios de salud oportunos ni de calidad. Y eso lo vemos en las noticias y lo vivimos como ciudadanía todos los días.

Habiendo sido uno de los países más golpeados por la COVID-19, ¿qué lecciones hemos aprendido? ¿Qué cosas se necesitan hacer para mejorar nuestro sistema de salud? Un reciente estudio de Videnza Consultores, encargado por ComexPerú, da algunas luces al respecto.

Una primera conclusión: No solo la pandemia nos agarró mal, sino que hasta podríamos estar peor. Y no es un problema solo de este Gobierno. Ningún Gobierno ha enfrentado el tema seriamente. Implementar una buena política de salud es algo que no se soluciona solo en una gestión, de repente no es atractivo por eso, no genera rédito electoral. Pero alguien tiene que poner la primera piedra y garantizar la sostenibilidad de la política para que se mantenga con los siguientes Gobiernos. Y para ello necesitas la gente más COMPETENTE a cargo de su diseño e implementación. Algo de lo que definitivamente carece esta gestión.

Pero regresemos a cómo nos encontramos. Acá algunos indicadores:

  • El sector público (entre SIS, ESSALUD y las sanidades) asegura al 91% de los peruanos y concentra el 84% de las camas hospitalarias. Por ende, la mejora del sistema de salud en el país pasa por mejorar la gestión del Estado.
  • + 6,300 fallecidos por millón de habitantes de COVID.
  • Este año se ven incrementos importantes en fallecimientos por enfermedades no COVID (cáncer, enfermedades hipertensivas, isquémicas del corazón, diabetes) comparando con 2019.
  • S/ 1,900 millones en 14 hospitales paralizados.
  • 1 de cada 2 establecimientos del Estado del primer nivel de atención no tiene médico.
  • 9 de cada 10 establecimientos del Estado no tiene infraestructura y equipamiento adecuado y usa historias de papel (no electrónicas).
  • Brechas importantes de recursos humanos (médicos por habitantes) como comparativo en la región (Colombia y Chile).
  • Solo 1 de cada 2 establecimientos del primer nivel de atención tiene disponibilidad de medicamentos mayor al 80%.
  • 43% de los usuarios que reciben receta en establecimientos públicos no los recibe gratuitamente por falta de disponibilidad y los tiene que comprar de su bolsillo en boticas y farmacias privadas.
  • El 50% de ciudadanos busca atención en las farmacias o boticas.
  • El gasto público per cápita anual en salud por persona es muy bajo comparado con Chile (casi x 3) y ni qué decir OCDE (casi x 7).

¿Qué hacer? Girar la orientación de la política. Dejar de pensar en infraestructura como solución. Poner verdaderamente al paciente como centro de la política pública. Asegurar que el paciente acceda a servicios de salud oportunos y de calidad, no importa que vengan del sector público o del privado. El Estado como gran financiador (acuérdense de ese 91%) debe implementar un sistema de co-pagos que permita lo anterior, como pasa en todo sistema de aseguramiento.

Pero para emprender seriamente la reforma del sistema de salud se necesita voluntad política, con un presidente como la más alta autoridad que alinee a todo el Gobierno con el objeto de su cumplimiento, y para ello se necesita estabilidad y un recurso humano competente. Finalmente, pasa más por un tema de gestión que de presupuesto.

Para empezar es una política nacional y no solo sectorial. La reforma de la salud no pasa solo por lo que se haga en el sector Salud, sino también en Vivienda (saneamiento, agua potable), Transportes (infraestructura, conectividad), Educación (prevención, alimentación saludable, promoción de ejercicios), etc.

Una política de prevención es clave. El envejecimiento demográfico, la rápida urbanización y la globalización de modos de vida poco saludables escapan al control directo del sector Salud. Toda reforma en materia de salud implicará cambios en las políticas de otros sectores, como alimentación, agricultura o comercio, por ejemplo.

En todo caso, según el estudio de Videnza, las recomendaciones para implementar esta reforma pasa por estos 3 ejes:

1. Prestación: mejorar el primer nivel de atención, implementar redes integradas de salud, intercambio prestacional, nivel de servicio como indicador de seguimiento y monitoreo, historias electrónicas, APPs salud (ejemplo positivo de la empresa IBT con los policlínicos Barton y Kaelin).

2. Financiamiento: estandarización de procedimientos para la compra y venta de servicios, financiamiento suficiente de acuerdo al PEAS, integración de los fondos (SIS, ESSALUD y las sanidades). Separar financiamiento de prestación.

3. Abastecimiento: Interoperabilidad de sistemas, Operador logístico tercerizado (caso positivo de la empresa SALOG con Essalud, o el caso de las farmacias vecinas). Mejorar CENARES como operador logístico, mejores compras públicas, fortalecer DIGEMID (organismo público) para que los medicamentos entren al mercado más rápido.

No podemos en un país viable que no atienda la salud de su población. Todos tenemos que exigirle a nuestra autoridades atender esto con la mayor prioridad.

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