Por nuestra salud debemos… ¡Comer despacio!
Lo agitado de nuestros días, que nos pone a hacer más cosas de lo que antes se consideraba normal, nos resta tiempo hasta para disfrutar hasta de una simple comida, principalmente el desayuno y el almuerzo. Por eso, además llegamos a la cena con un hambre voraz sintiendo incluso que no comimos, cuando en realidad si lo hicimos y a veces, hasta en cantidades lo suficientemente abundante como para no sentir luego tanto apetito.
A ustedes ¿Les ha pasado? A mí con mucha frecuencia. De hecho, la obsesión por la velocidad se ha instalado en nuestra psiquis, convirtiendo el comer en un gesto mecánico y apresurado. Tanto así, que cuando alguien come lento a nuestro lado nos desesperamos por pararnos de la mesa y dejarlo solo.
Comer muy rápido es malo para la salud…
Actualmente vemos a muchos comiendo mientras camina, porque la tendencia moderna es la de engullir la comida sin saborearla. Masticar entre 5 y 10 veces más el alimento de lo que lo solemos hacer habitualmente es lo recomendable. Deberíamos tratar de hacer nuestras comidas entre 15 y 20 minutos como mínimo.
Los especialistas indican que ingerir los alimentos de cualquier manera, sin enfocarnos y disfrutar de esa porción alimenticia, por pequeña que esta sea, puede ser dañino por dos razones: primero el azúcar en sangre aumenta muy rápidamente y la segunda no nos damos tiempo a que el alimento llegue a la zona donde se sintetiza una sustancia llamada PYY(Péptido tirosina tirosina) que ejerce efectos sobre la saciedad al actuar sobre el hipotálamo, regulando nuestro apetito porque avisa a nuestro cerebro que estamos llenos, razón por la cual, solemos comer siempre de más, quedando después de una hora, repletos e incomodos.
En consecuencia, comer de prisa, nos conduce a almacenar miles de calorías extras en nuestro organismo. ¿Qué podemos hacer para frenar este mal hábito?
Yo les diría, para comenzar, tratar dedicar a las comidas más de 15 minutos, si es posible tomarnos media hora. ¿Por qué? Porque el tiempo estimado en el cual nuestro cerebro tarda en sentir que estamos saciados, se corresponde con masticar más 10 veces cada bocado. Les podría decir que existen aquellos que proponen números más elevadas, pero debemos ser prácticos y hacer lo mejor que podamos en función de nuestras agendas, sin descuidar nuestro sistema digestivo en lo que respecta a la calidad y cantidad de lo que comemos, más el tiempo que invertimos en ingerirlo.
Debemos comer siempre sentados, pues así será más seguro relajarnos y estar atentos a lo que consumimos. No deberíamos distraernos con la televisión, leyendo, usando el celular y mucho menos discutiendo puesto que, todas estas cosas provocan una mala digestión, porque no permiten al cerebro enfocarse en la alimentación y distribuye la energía orgánica en otras actividades.
Otro dato que nos puede hacer ganar la costumbre de comer despacio es dejar los cubiertos encima de la mesa entre bocado y bocado e incluso utilizar un cronómetro, son truquitos muy útiles para aprender a controlar el tiempo de nuestras comidas. Tengan presente que los hábitos se adoptan a través de la constancia y esto repercutirá en nuestro bienestar y nuestra salud.