¿Por qué no debemos ocultar nuestras debilidades en el trabajo?

Cómo generación X, fuimos educados para dar lo máximo, para trabajar incansablemente con un sentido alto de la responsabilidad y el deber ser muy alto, muy alto incluso para nosotros mismos y nuestra salud. Está en nuestra codificación, en nuestro código de conducta en nuestra forma de ser.

Queremos dar una imagen de trabajadores incansables, y no sólo es imagen... 

¡Lo somos sin duda alguna!

Sin embargo, todos hemos estado ahí, en algún momento del tiempo, en alguna asignación, en algún viaje, en algún día como cualquier otro; Nuestra salud, nuestra vida o nuestro estado de ánimo comienzan a afectar nuestro desempeño, o sentimos que algo se nos sale de control, es en estos momentos cuando nuestra codificación nos dice: "trabaja más horas”, "esfuérzate más", "lo importante es el trabajo".

Desafortunadamente tendemos a escuchar esa vocecita Generación X, tendemos a ignorar las señales de cansancio "burnout" corporativo, esos emails de fin de semana que nos disparan el stress en medio de una cena familiar, esa lista de proyecto o pendientes que sigue creciendo, ese correo a medio redactar que no encuentras la manera de cerrar, terminan por afectar no sólo el tiempo productivo en la oficina sino el tiempo de descanso en casa.

Creo que es muy importante mantener una comunicación abierta y franca con los managers y expresar cuando física o mentalmente nos sentimos disminuidos, en vez de "crecernos a la situación" que, si bien es lo que espera de un manager resilente, puede a la larga convertirse en un freno de mano para la productividad.

Como saben, siempre trato de compartir mis experiencias, y ahora les comparto los 5 puntos que considero más importantes para evitar el burnout corporativo:

1. El trabajo no se termina. Tu vida sí. Cada cosa en su lugar y cada cosa con su tiempo, creo que la productividad no debe medirse en horas oficina; Las horas en la jornada que son creativas y entusiastas pesan mucho más que cumplir un horario "por cumplir".
2. Las vacaciones son para disfrutarse, no para acumularse. Aún si no tienes un viaje planeado, tómate el tiempo de estar en tu ciudad, sal por un café, camina por la calle, ve a la playa, o simplemente lee algo que no sea laboral, tómate el tiempo de arreglar todas esas cosas que dejas a un lado y que son importantes para ti y tu familia.
3. Si estás enfermo, tómate el tiempo para sanar. Nadie puede trabajar al 100% enfermo, en los últimos años cometí el error de pensar que podía trabajar las mismas jornadas, cuando no estaba bien, y el resultado fue más cansancio y menos productividad, nadie me dijo que tenía que hacerlo, y yo elegí mal, debí haber parado en seco, mejorarme y luego continuar. Vemos epidemias de gripe en los espacios laborales por empleados que "vamos a trabajar" con gripa, la productividad de un equipo se ve impactada tremendamente, ¡es mejor darle oportunidad a alguien que vaya a reponerse vs tener cinco o seis personas enfermas en un par de días!
4. Prioriza. Este es el meollo del asunto, la cantidad de proyectos, la cantidad de tareas, procesos administrativos que involucra la vida corporativa pueden nublar tu juicio, pide ayuda a tus managers y crea una lista de proyectos sobre la que puedas desarrollar estrategias productivas de entregables. Llega a acuerdos y cúmplelos.
5. Elimina el chip de Superman. No eres de acero, no vuelas, no tienes visión láser ni súper fuerza. Eres una persona y como tal, puedes un día sentirte mal. No cometas el error de querer volar si no puedes caminar. ¡Date tiempo de recuperarte y entonces súbete al ring y da la mejor pelea de tu vida!

Afortunadamente he tenido managers muy comprensivos, pero también he caído en el error de creerme Superman.

Y no, no lo soy.