Por qué desarrollar resiliencia es importante en el trabajo

Cuando echamos la vista atrás en el año 2020, nos vienen a la mente infinidad de cambios: Cambios en nuestras rutinas familiares; cambios en nuestras interacciones sociales; y cambios en nuestra forma de trabajar, por citar algunos. Desgraciadamente, estas alteraciones aún persisten para muchos, así que la pregunta que me hago en este punto es: ¿cómo estamos gestionando esta avalancha de cambios, especialmente en el lugar de trabajo?

 Leyendo este artículo de Gartner me ha llamado la atención que la cantidad de cambios que un empleado promedio puede soportar sin sufrir la llamada "fatiga ante el cambio" se había reducido a la mitad, en comparación con 2019. Para ser precisos,  esta fatiga significa exactamente lo que todos pensamos: estar hartos de tanto cambio. La buena noticia es que existe una manera saludable de terminar con este hartazgo y es desarrollar resiliencia.

 Los expertos describen la resiliencia como la adaptación positiva ante las adversidades  En términos sencillos,  es la capacidad que tenemos de recuperarnos de situaciones difíciles y estresantes. Y con el Covid-19, hemos vivido muchas circunstancias excepcionales como el cambio repentino al teletrabajo o la necesidad de hacer malabarismos con múltiples responsabilidades, tales como cuidar a un ser querido o atender a los niños en sus tareas escolares, al tiempo que seguíamos trabajando.

Si bien nuestra capacidad para adaptarnos a estas situaciones es un indicador de nuestra capacidad de superación, ser resiliente no significa que nunca nos sintamos cansados o emocionalmente agotados. Las personas que son resilientes también tienen que seguir luchando, pero avanzan, y normalmente con más facilidad que otras. Dado el año que acabamos de vivir, muchos hemos trabajado nuestra resiliencia más que nunca, y eso nos ha hecho ser más resistentes.

Afortunadamente, los expertos nos dicen que podemos cultivar una mejor resiliencia ajustando nuestra mentalidad y hábitos; y esto os aseguro que es más fácil, aunque exige mucha constancia

Simplemente tenemos que reconocer y cambiar el diálogo interno negativo, practicando afirmaciones positivas, enfatizando las cosas que nos gustan de nosotros mismos, y lo mejor: rodeándonos de personas positivas para ayudar a facilitar una conversación más gratificante.

También es muy importante, priorizar el cuidado personal con ejercicio físico, que a mí me funciona muy bien,   o con meditación que me consta que a algunas personas les ayuda mucho.

Por último y no menos importante, buscar formas de ayudar a los demás. Es difícil concentrarse en uno mismo cuando se piensa en los demás, y el voluntariado puede estimular las emociones positivas y ayudar a disminuir el riesgo de depresión.

En fin, estas son algunas ideas con las que espero haber aportado algo de ayuda o cuanto menos, inspiración. Si queréis saber más sobre la resiliencia en el trabajo y su impacto en la salud mental, en MetLife hemos llevado a cabo el estudio, “Mental Health: A Path to A Path to a Resilient Workforce and Business Recovery”, en el que encontraréis unas estadísticas verdaderamente interesantes .