¿Por qué es necesario actualizar el modelo de negocio de mi empresa?

Vivimos cambios que no han parado de avanzar en nuestras vidas (internet de las cosas, teletrabajo) y en la empresa (robotización, procesos de producción). Sentimos que muchos empresarios sucumbieron frente al cambio, suele suceder pero el contexto singular de estos años abruma. Lo difícil del cambio, el temor a la obsolescencia en los negocios, a la adaptación, a la inversión en este “nuevo mundo”, hace que muchos empresarios no sepan enfrentarlo, creyendo por ventura que se soluciona con cosmética, adquiriendo aparatos, sin duda útiles y hasta bellos, o digitalizando ciertos procesos y softwares que les pavimente o construya el paso hacia la cuarta revolución industrial, o la adaptación al cambio que las nuevas generaciones le están imprimiendo al mundo en muchos ámbitos, sino en todos.

"Cómo se subsiste en este lado de la brecha, como ingresamos a este nuevo escenario… y por nada del mundo quedarse afuera". 

El estallido social, ahora devenido en nuevos e independientes líderes de opinión, que ocupan espacios de decisión; y la aún no resuelta pandemia, colman una sensación de agobio cuya salida o visión tiene que ser muy reflexiva. Ya no basta con la mano de gato que le ofrecerá el buen profesional, el acomedido hombre de las finanzas, el cambio que vivimos es tan grande que requiere de una observación sistémica del modelo de negocio, hay que hacer un gran esfuerzo hasta alcanzar verlo en su totalidad. Reflexionar la cultura organizacional, las formas de producción y/o distribución, analizar la cultura y comportamiento del ahora prosumidor, para -de pronto- asumir que el upgrade exige una innovación integral en el territorio que competimos. Hablemos por ejemplo de alimentos alternativos y tan eficientes como los de origen animal, o de un plástico más sintético que el original, hablemos de movilidad urbana, pero no de repuestos comprados en 10 de Julio. No se vende en la farmacia.

Un modelo de negocio garantiza que cierta organización pueda transformar una idea de manera óptima en una realidad acercando para ello todas las técnicas disponibles de administración, producción, relaciones humanas, comunicación y finanzas, pero no necesariamente todo aquello debe estar en función exclusiva de generar profit, sino que debe ser una consecuencia de una actividad que en realidad se impulsa por un propósito superior.

Parece ser urgente buscar otro sustantivo mejor que “negocio” para referirse a la expresión “modelo de negocio”, entendido esto como el óptimo diseño de una actividad empresarial que tiene que resolver necesidades de unos segmentos específicos, es decir agregar valor a todos sus stakeholders, y al mismo tiempo ser rentable. Aquí es donde está el punto de discusión porque “ser rentable” no necesariamente significa utilidades, puede haber empresas que desean ser sostenibles, pero no necesariamente acumular riqueza, y estas no son necesariamente instituciones sin ánimo de lucro o ONG.  

El capitalismo consciente apunta justamente en esta dirección, el fin último de una empresa ya no es ser sólo un proveedor de bienes y servicios para redituar el capital de los accionistas, es además de, su objeto cambia o simplemente suma un eje distinto, un nuevo mantra distinto aquel fin último de una empresa sea sólo su profit. Hay una oportunidad de observar el paso a una nueva dimensión en que el sentido de que una empresa pueda aportar ideas, gestión y recursos para servir a la sociedad al mismo tiempo de ser rentable en su actividad original.

Entonces ser rentable ya no es un objetivo en sí mismo sino una necesidad. A. Camhi

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