¿Por qué fracasan las empresas?

“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes” Aunque falsamente atribuida a Einstein, esta frase mundialmente famosa encierra un potente recordatorio, que habitualmente en el mundo empresarial se pasa por alto. El resultado de tal olvido se traduce en inconvenientes diversos (logísticos, operacionales, logísticos, etc.) cuya acumulación crea monstruos que terminan comiéndose a la organización desde sus entrañas.

Los estilos gerenciales, basados en el tradicionalismo y en el formulismo o desconectados del mundo real, llevan buena parte de la responsabilidad cuando se niegan a comprender que el concepto de negocio puede estar mal enfocado o, peor aún, mal diseñado.

Quizás a primera vista, el sentido común nos indica que persistir en erróneos esquemas es, desde luego, descabellado; sin embargo poca gente repara en el hecho de que también las fórmulas eventualmente exitosas tienen unos límites de inevitable obsolescencia que exigen actitud vigilante, así como la suficiente prudencia para no aferrarse a métodos o estilos que comienzan a dar señales de agotamiento.

La conversión y la apertura a formas nuevas de gestión requiere comúnmente de una adecuada consultoría empresarial capaz de poner en perspectiva de la gerencia, aquellos elementos inmersos en la cotidianidad de la empresa, que pueden pasar por inocuos y que solo afloran su potencial negativo cuando entran en el análisis de un diagnóstico documentado, concienzudo y sistémico de toda la organización.

Arriesgarse al cambio forma parte de los impulsos necesarios para alcanzar altas metas. “Donde hay una empresa de éxito-dice Peter Drucker-alguien tomó una decisión valiente” y esas decisiones valientes, se originan con el pensamiento disruptivo que deja atrás los tabúes y no teme reinventarse.