Por qué haces el trabajo que haces?
Un alto porcentaje de profesionales no encuentra sentido a su trabajo.
Una gran parte de los profesionales que he encontrado últimamente, tienen un extraño impulso por enviar su trabajo a la porra y de darse golpes en la cabeza contra el monitor de sus computadores.
Y esto, en la gran mayoría de los casos es porque han tenido para seguir consejos como: “no te preocupes si te gusta o no el trabajo, lo importante es la experiencia para ponerla en el currículum”. Ese es el peor consejo que cualquier profesional podría aplicar, hace un tiempo leí un consejo diferente y mucho más acertado: “Tomar trabajos para tener hoja de vida, es como ahorrar sexo para la vejez”, una sabia filosofía planteada por el empresario Warren Buffett.
Las estadísticas de estudios recientes, realizadas por diferentes firmas, sobre la satisfacción de las personas en su trabajo, arrojan que un alto porcentaje no está a gusto.
Basado en todo este panorama, me he puesto en la tarea de averiguar la diferencia que existe entre los profesionales que hacen su trabajo con pasión, los que quieren cambiar el mundo y que se despiertan inspirados cada día; en contraste con los que llevan una vida silenciosa de desesperación, aquellos que aun anhelan con encontrar un trabajo que los apasione y que quieren saber con total certeza cuál es su vocación.
He hecho una profunda inmersión en estudios, investigaciones, entrevistas, cursos y libros sobre la relación de “propósito y carrera”, para así entender razones y justificaciones del tema.
Al hacerlo, varios profesionales me preguntaron si estaba involucrado en temas de carrera y desarrollo profesional, me invitaban a almorzar y a escuchar las razones por las cuales no les gustaba su trabajo; aceptaba el almuerzo, pero con una advertencia previa, les informaba que la tasa de abandono laboral posterior al almuerzo era muy alta.
Por una extraña razón la gran mayoría decidió abandonar su trabajo y comenzar por cuenta propia, y digo extraña porque nunca lo hice con esa intención, ni sé si debería sentirme orgulloso de esto. Pero todo empezaba por una pregunta simple: ¿por qué haces el trabajo que haces? a la que la gran mayoría respondía: “no lo sé, es lo único que hay” o “porque no tengo otra opción”.
Me di cuenta de que muchos profesionales suben por la escalera que alguien les tendió en algún momento y les indicó que subieran, pero terminaron apoyándola contra la pared equivocada o lo que es peor, en ninguna pared.
A medida que me reunía con estos profesionales, seguía observando que el problema era constante y ascendente, así que después de varios encuentros me fui dando cuenta de tres características que las personas que viven apasionadas por su trabajo tienen en común, y que voy a resumir porque han servido como refuerzo al grupo de los “desesperados”.
La primera característica de los que disfrutan su trabajo, es que se conocen y se comprenden a ellos mismos, saben lo que buscan y nunca pierden de vista sus objetivos, sabiendo que es algo que nadie hará por ellos. Estas personas saben que no hay un título universitario en pasión, propósito y carrera, por eso buscan adentro no afuera, conociendo sus fortalezas y teniendo claro lo que desean hacer y lo que la gente les agradece por hacer.
La segunda es que este grupo de personas sabe cuál es su jerarquía para la toma de decisiones y se preocupan más por su familia, su salud y las personas que los rodean, que, por sus logros, éxitos y esas cosas. Conocen las prioridades para tomar decisiones y para saber cómo moverse, así no se “venden” a cualquier causa y menos una sin sentido alguno.
La tercera y última característica, es que se rodean de personas que también viven apasionadas por lo que hacen, pues no hay camino productivo más grande para llegar donde uno quiere estar, que el que se recorre en compañía de gente que tiene el mismo pensamiento y objetivo. Es necesario asimilar el conocimiento y compartirlo, tener experiencias conjuntas que se puedan aplicar a la vida profesional y siempre tener un “tiempo positivo” que le dé sentido a lo que se está haciendo.
Es necesario escribir qué nos inspira y no me refiero a un detalle de vida, pero sí de tomar nota de aquello que nos mueve y nos motiva; con el tiempo se tendrá un archivo que podremos consultar cuando estemos buscando nuestro trabajo soñado o un nuevo rumbo para nuestra vida.
Cuando todo lo anterior se ponga en marcha, se podrá experimentar lo que en realidad significa el éxito en la vida laboral, sin las anteriores características sería muy difícil lograrlo, pues: “tendrían el guion de lo que quieren hacer, pero subiendo una escalera equivocada”.
FELIZ SABADO…
“Todo aquello que puedas o sueñes hacer, comiénzalo. La audacia contiene en si misma genio, poder y magia”