¿POR QUÉ NO LLAMAMOS A LAS 
       COSAS POR SU NOMBRE?

¿POR QUÉ NO LLAMAMOS A LAS COSAS POR SU NOMBRE?

Estamos viviendo en una sociedad en la que, llamar a las cosas por su nombre, se convierte en un problema. Se inventan o utilizan una cantidad importante de eufemismos, que lo único que consiguen es confundir y diluir el concepto verdadero de las cosas.

En este momento declarar con toda naturalidad que eres feminista, es como mentar al demonio,

Yo, me pregunto …  ¿por qué?

Pues bien, estamos asistiendo a la perversión del concepto del feminismo, tanto por las personas que dirigen el Ministerio de Igualdad, que, desde mi punto de vista, le están haciendo el juego perfecto y creando la tormenta idónea para que el patriarcado y el machismo más recalcitrante justifique términos como “feminazi”.

El feminismo, desde mi punto de vista, es la reivindicación y la lucha por los derechos de la mitad de la población mundial en aquellas facetas de la vida donde se detectan grandes desigualdades.

Efectivamente cuando una se documenta y se preocupa en entender el porqué de la situación actual que vivimos las mujeres, las cosas se ven de otra manera.

Nos podríamos remontar a la prehistoria, pero sería un ejercicio ingente y no del todo necesario. Si nos remontamos a los últimos cien años ya tenemos información suficiente. Ya desde hace un siglo las mujeres habían empezado a incorporarse al mercado laboral paulatinamente, aunque no debemos olvidar que,  siempre,  han trabajado fuera del entorno doméstico para poder complementar el salario principal que entraba en sus hogares

Fundamentalmente el rol que han desarrollado tradicionalmente las mujeres en nuestra sociedad, está relacionado con el ámbito privado, siendo los trabajos que hacían fuera de sus hogares de forma remunerada nada relacionados con el sector público y sus actividades. Efectivamente, si, estaban vetadas. Lo público siempre ha estado representado por hombres.

Cuando las mujeres empiezan a querer estudiar y tener su propia independencia económica y profesional, es cuando se empiezan a usurpar el espacio público y es, entonces, cuando empiezan a aflorar todas las situaciones, que ahora tratamos de resolver, pero que llevan implantadas siglos en nuestras sociedades.

Teniendo en cuenta lo anterior como contexto para entender muchos fenómenos sociales a los que asistimos en la actualidad, explica fenómenos tales como; las inseguridades de los hombres ante una sociedad donde las mujeres salen del entorno doméstico para relacionares en otros entornos, consiguen su independencia económica y lleva a cabo proceso de toma de decisiones motu propio, sin necesidad de contar con el beneplácito del padre, hermano o marido.

Las mujeres empiezan a reivindicar los derechos más básicos que puede tener un ser humano, como es la libertad de toma de decisiones sobre sus vidas, incluida la libertad sexual, algo impensable para ellos durante siglos, hemos sido, realmente, parte de sus propiedades.

Todo esto y mucho más, ha llevado a nuestras sociedades a una convulsión completa porque realmente “todo estaba muy bien organizado” y todo funcionaba como un reloj pero de pronto se alza la voz:

“No queremos seguir viviendo así”.

Siempre se ha perseguido y estigmatizado a las mujeres que han reivindicado su independencia. En determinados momentos se les ha llamado brujas, hechiceras, a algunas locas, histéricas, y ahora el nuevo eufemismo es “feminazi”.

Estos calificativos, especialmente dañinos, demuestran la manera de poner de manifiesto el egoísmo del status quo y de quien tiene los privilegios. De ninguna manera se sienten en la obligación de compartir aquello que les pertenece “per se que” con aquellas que pretenden los mismos y que, según ellos, sería “per accident”

¿En qué se traduce todo?, DESIGUALDAD

Además, se intenta, por parte de muchos colectivos en todos los ámbitos de la sociedad (religioso, político, social y económico) negar que existen.

¡Señores, la desigualdad existe y los datos hablan por sí solos.!

No vamos a entrar en estadísticas sino en situaciones, ahí van algunas de ellas:

·      Diferencias en las condiciones de acceso al mercado laboral.

·      Diferencias en las condiciones en la contratación.

·      Brecha salarial evidente, que no solamente genera un menor nivel adquisitivo de las mujeres, sino que provoca un problema a largo plazo con las pensiones que reciben por haber cotizado mucho menos que los hombres.

·      Problemática en la conciliación, puesto que sigue recayendo en su gran mayoría, sobre las mujeres. En las empresas no se incentivan las medidas de conciliación hacia los hombres lo que influye decisivamente en que la natalidad tenga cifras preocupantes y que sigan siendo ellas quien renuncien a sus carreras profesionales o quienes no tienen un minuto de  tiempo libre.

·      La conciliación no es un problema privado, es un problema social. Lo es porque uno de los pilares donde se sustenta el sistema capitalista se centra en el concepto de reproducción, esto quiere decir que si no hay relevo generacional el sistema quiebra. Esta es la causa por la que se importa mano de obra.

·      En el caso de las mujeres que deciden dedicarse al mundo empresarial, además de seguir teniendo los problemas derivados de la conciliación, cuentan con otros problemas asociados a su actividad como el de la reticencia por parte de algunos clientes a tu capacidad profesional. Se utilizan comentarios despectivos como “chica” para dirigirse a las directivas y propietarias de las empresas. Por otro lado, el acceso a la financiación es más complicado porque no existe tanta credibilidad ante las iniciativas empresariales de las mujeres como la de los hombres.

·      Seguimos asistiendo en el plano de las mujeres que se dedican a la política como se les cuestiona públicamente. Recientemente, todos hemos asistido a la polémica en la que se ha visto inmersa la primera ministra finlandesa.

Una auténtica barbaridad!

¿De verdad tiene que demostrar al mundo qué hace y con quien en su tiempo libre por el hecho de contar con cromosomas XX?

Si echamos la vista atrás debería de quedar en la retina de todo aquel señor que apareció en todos los medios totalmente bebido sobrepasándose con su mujer.

                                        Pero no, ¿eso es muy divertido, verdad?

·      Tenemos que asistir y aguantar cómo a la máxima responsable de la Comisión Europea no le dan su sitio en una reunión institucional y su compañero del Parlamento Europeo, no reacciona ante esta situación.

·      Tenemos que escuchar cada día en los medios de comunicación cómo ha muerto una mujer por violencia machista, pero mucha gente opina que eso solo ocurre en entornos marginales. Eso no es cierto y ninguna mujer está libre de este tipo de situaciones.

·      El ataque de las manadas a las jóvenes que salen a divertirse.

·      Y ahora, la nueva moda de inyectar a las mujeres alguna sustancia inhabilitante para no se sabe muy bien qué.

Pero todas estas situaciones tienen soluciones, lo que no se puede hacer desde las instituciones que gestionan los temas de igualdad, es quedarse en aquellas cuestiones que generan mucho impacto mediático, que solucionan poco o nada todos los problemas anteriormente citados y muchos más y que, además, nos ponen a muchos hombres en contra.

Lo que tenemos es que crear una sociedad en la que se llegue a un nuevo pacto social, en el que todos podamos desarrollarnos en la medida que cada individuo deseé.

Sin la mitad de la población y en contra la otra mitad, nuestra población, y por ende, nuestra, queda mutilada.

Con todas las peculiaridades y diversidades posibles y, contando con los mismos derechos, el respeto y la tolerancia son la bandera. Llegar a ser una sociedad donde no sea necesario imponer ningún sistema. La riqueza y los beneficios de una diversidad respetada hablaría por si sola en una sociedad mejorada.

Están muy claras  las medidas que se están aplicando actualmente. Legalmente nos igualan, pero nadie comprueba su ejecución. Éstas son cada vez más coercitivas y la coerción no suele ser el mejor método para transformar.

Cada individuo debe tener los mismos derechos y oportunidades que el de al lado, y eso es, desde mi punto de vista el feminismo

El feminismo no es un movimiento en contra de los hombres, es un movimiento cada vez más diverso que reivindica los derechos e igualdades de todos los individuos sin distinción.

Por eso aquellas personas que creemos en estos valores, no debemos tener ningún reparo de decir bien claro y bien alto que SOMOS FEMINISTAS.

Un artículo genial! Beatriz Alonso Pozo!! Tal como lo expresas en tu artículo: "Señores, la desigualdad existe y los datos hablan por sí solos" Comparto tu forma de analizar, reflexionar y cómo enfrentar lo que vivimos en cada espacio de nuestras vidas. Es una realidad que no tiene más nombre que "desigualdad" y ya le podríamos seguir poniendo adjetivos a tantas diferencias e injusticias, pero todos confirmarían lo mismo "desigualdad" La voz no se puede bajar, ni en el volumen, ni el el tono. Un día leí una frase y la tengo entre mis preferidas hoy la comparto de nuevo. "EL FEMINISMO ES LA CURA: CONTÁGIATE Y PROPÁGALO"

Laura de Torre Sevillano

International HR Analyst ⎮ Alpine Ski coach ⎮Big Data Master's student⎮Fluent in French, Italian and English

2 años

Gracias por tu artículo, Beatriz Alonso Pozo. En efecto, la perversión y el mal entendimiento del término malogra no sólo lo luchado y conseguido en beneficio de los derechos de la mujer, sino a la relación entre hombres y mujeres y ¡a los propios hombres! Entrar en ese análisis lleva tiempo. En mi opinión bastaría con entender que, como todas teorías y corrientes, se dilucidan ideas troncales y luego otras transversales o accidentales. Lo ideal es entender el trasfondo de remar en la misma dirección y, como se ve en las redes, el mensaje de "Los derechos no son un trozo de tarta. Tú no te quedas con menos si otro come lo suyo".

Félix Sánchez Paredes

Logística y transporte (asesoramiento, docencia y publicaciones) Elaboración de contenidos (CCSS y ciencia rmpresarial) Desarrollo comercial y de negocio CIUDAD REAL (tecnología educativa)

2 años

Diverger de todas las falacias que contiene el femenismo a mi juicio, porque no vamos a entrar en estadísticas, no me hace ni machista, ni sospechoso, ni presunto por mi género, ni responsable de la organización social en Mesopotamia, ni trato mal a nadie. Además, puedo ser víctima de violencia exactamente igual que cualquiera, y mi hija, mi hermana, mi primo o mi padre. Yo también quiero conciliar, y hasta ahora han sido dos mujeres las que me apartaron de esa posible contratación. No estoy en el mercado laboral porque nadie está dispuesto a que amolde mi responsabilidad familiar, por eso funciono como autónomo. Nunca he cobrado más que mis compañeras, y he tenido más mujeres como responsables superiores que lo contrario. Mi hermana nunca ha cobrado menos que sus compañeros. Mi tía nunca ha cobrado menos que sus compañeros, y trabaja desde los años 60 del S.XX. El problema de la defensa ideológica del femenismo es que pone los datos por delante sin datos, o demasiado calzados a favor de un discurso muy manido. Defiendan cosas, pero no hagan sospechosos ni presuntos a nadie.

Vanesa Martín-Caro Arellano

Ventas|Desarrollo de Negocio|Experta en RRHH.

2 años

Que gran artículo y cuantas verdades en tus palabras Beatriz Alonso Pozo . Comparto muchas de las cosas que comentas, pero hay algo en lo que “especialmente” creo que todas las feministas estamos de acuerdo. El feminismo no es lo contrario de machismo, como much@s creen . A partir de ahí, creo que todos los términos que podamos acuñar a esta lucha por la igualdad de oportunidades, o están en consonancia con el movimiento o se desviarán hacia lo que sí es el machismo, que como todas sabemos es una actitud. Dicho esto, mucho hay que hacer en este ámbito y solas no podemos, a nosotras no nos tienen que convencer de nuestras posibilidades y conpetencias, necesitamos a nuestros compañeros. Juntos si, eso es feminismo. Bravo amiga!!!!

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