¿Por qué tomamos fotos? Llamadas fraudulentas y lugares que se hunden
Fernanda Rocha
Futures & Foresight | Strategic Design | Creativity | Tech & Innovation
¿Por qué tomamos fotos?
Estos meses estoy viviendo en otro país, otra ciudad, una que me da la oportunidad de caminar sobre la playa. Por lo general, cuando salgo a caminar no llevo más que mis audífonos y mi “reloj inteligente”. A veces pongo música, otras podcast y otras nada.
Sin embargo, dado el paisaje del Mediterráneo, esta semana estuve tentada a llevarme mi teléfono para capturar la vista y cuando por fin lo hice, me pregunté, ¿por qué quiero una foto de este momento? Y luego vino otra pregunta, ¿por qué tomamos fotos que quizás nunca más veremos?
Desde mi perspectiva, la fotografía, en la era contemporánea de su democratización extrema, ha dejado de ser meramente un acto de conservación visual para transformarse en un ritual complejo de significados y disonancias. Ese día, parada en la playa, no era solo el océano lo que pretendía capturar; era el momento de sublimidad inefable que intentaba aprisionar en el marco estrecho de la tecnología. La ironía de este acto es palpable: buscaba encapsular lo que por naturaleza es ilimitado y eterno en un instante digital, transformando lo sublime en algo manejable y finito.
Tomar una fotografía en estos tiempos se ha vuelto un gesto que trasciende la simple documentación. Las olas que rompían no eran solo olas, sino también portadoras de un estado emocional que buscaba congelar en el tiempo. Cada fotografía se convierte en una afirmación de nuestra experiencia subjetiva, un intento de enmarcar y domesticar lo percibido para darle sentido a nuestra existencia fugaz.
Este acto de tomar una foto, sin embargo, va acompañado de una inevitable resignación. Como lo menciono, la versión objetiva de lo que la imagen representa es, en el mejor de los casos, irrelevante. Lo que realmente buscamos a través de nuestras lentes no es una fiel reproducción de la realidad, sino más bien una válvula de escape de la contemplación que amenaza con abrumarnos, una manera de afirmar "yo estuve aquí, yo vi esto, yo lo sentí".
Pienso en el último eclipse, por ejemplo, no es simplemente el fenómeno astronómico lo que se deseaba capturar, sino todo un conglomerado de emociones y reflexiones que giran en torno a nuestra frágil existencia en el cosmos. La fotografía actúa como un ancla, permitiéndonos afrontar el abismo sin caer en él. Es una práctica de decepción deliberada; esperamos que la imagen no capture la totalidad de la experiencia, porque al fallar, reafirma que lo vivido fue genuinamente excepcional.
En este contexto, la fotografía se convierte en un acto de fe, una oración moderna. No es tanto un esfuerzo por documentar, sino más bien por participar y pertenecer. Tomamos fotos no para capturar la realidad, sino para ser parte de un colectivo, para compartir una visión del mundo que nos une en la experiencia. Así, la fotografía se erige no solo como un documento de la realidad, sino también como una forma de resistencia contra el olvido, un medio para afirmar nuestra presencia en el mundo.
Más allá de esto, al fotografiar, especialmente eventos tan cargados de significado como un eclipse, nos enfrentamos a la contradicción de nuestra era: vivimos inundados de imágenes y aun así buscamos desesperadamente la imagen más autentica. Cada foto es un testamento de nuestra lucha por encontrar un equilibrio entre lo vivido y lo representado, entre lo individual y lo colectivo, entre la presencia y la representación.
Siento que al final, tomar fotos se ha convertido en rito contemporáneo, un intento de conectar con un tiempo anterior a la razón desencantada, un tiempo en el que el mito todavía tejía la realidad con hilos de lo maravilloso y lo terrible. Es un intento de tocar, aunque sea brevemente, una forma de ser en el mundo que se escapa cada vez más de nuestras manos “tecnológicamente capacitadas”.
Mi respuesta ante mi propia pregunta inicial es que la fotografía se sigue revelando como un acto profundamente humano, lleno de contradicciones y ansiedades, pero también de una persistente búsqueda de significado. Quizás, es en su esencia más pura, una forma de luchar contra la transitoriedad de nuestra existencia, de afirmar nuestro lugar y nuestro paso por el flujo constante del universo.
Te doy la bienvenida a este efímero espacio llamado #TraficantedeIdeas
¿De qué hablábamos hace dos años?
¿De qué hablábamos hace un año?
Para reflexionar…
Llamadas fraudulentas de IA
¿Qué son?
A medida que las herramientas de IA generativa se vuelven más capaces, cada vez es más fácil y barato para los estafadores crear audios falsos, pero convincentes, de las voces de las personas. Estos clones de voz de IA se entrenan con clips de audio existentes del habla humana y se pueden ajustar para imitar a casi cualquier persona . Los últimos modelos pueden incluso hablar en numerosos idiomas. OpenAI, el creador de ChatGPT , anunció recientemente un nuevo modelo de conversión de texto a voz que podría mejorar aún más la clonación de voz y hacerla más accesible.
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¿Cómo funcionan?
Los estafadores obtienen fragmentos de audio de tu voz de redes sociales, videos o incluso tu buzón de voz. Luego, usan IA para crear una copia de tu voz que puede decir cualquier cosa.
¿Cómo identificarlas?
Recuerda:
En otras noticias…
El metro de la CDMX se hunde
La Ciudad de México enfrenta un problema grave de hundimiento, llegando a descender hasta 50 centímetros por año debido a la extracción excesiva de agua subterránea. Este fenómeno causa serios problemas a la infraestructura, incluyendo al metro, donde se ha observado que algunos tramos de las vías se hunden más rápido de lo que se había anticipado en sus diseños originales.
Además, el hundimiento no se distribuye de manera uniforme a lo largo de toda la ciudad, algunas áreas pueden hundirse hasta 40 centímetros anualmente, mientras que otras permanecen estables. Esta variabilidad en el hundimiento se conoce como "subsidencia diferencial", indicando que diferentes partes de la ciudad se hunden a distintas velocidades.
Este no es un problema exclusivo de la Ciudad de México. Otras ciudades importantes como Nueva York y San Francisco también enfrentan situaciones similares de hundimiento. Esto subraya la naturaleza global del problema y la necesidad de implementar soluciones urgentes para mitigar estos efectos.
La última y nos vamos…
Respaldo digital de una nación
La población original de Aruba fue sometida a la colonización por parte de españoles y luego por los holandeses, dotando a esta isla caribeña de una rica historia. Según la archivera Stacy Argondizzo, la situación era tan precaria que estaban al borde de perderlo todo.
En 2018, Internet Archive comenzó a colaborar con el país para preservar sus artefactos culturales en sus amplios repositorios de datos en San Francisco. Este apoyo llega en un momento crítico, ya que la organización frecuentemente enfrenta demandas de empresas discográficas y editoriales.
La inclusión de más naciones pequeñas en esta iniciativa no solo fortalecería la infraestructura de preservación de Internet Archive, sino que también ayudaría a destacar la importancia de salvaguardar culturas diversas, proveyendo un servicio esencial para la humanidad.
Este esfuerzo no solo es parte de su misión, sino que también levanta interrogantes significativos acerca de cómo debería respaldarse la historia, cómo manejar los relatos históricos imperfectos y quién debe responsabilizarse de asegurar que nuestros logros y existencia puedan perdurar ante desastres naturales o provocados por el hombre.
Antes de que te vayas…
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