Por qué tus Finanzas Personales sí son una cuestión de salud

Por qué tus Finanzas Personales sí son una cuestión de salud

Todas y todos nos hemos sentido en algún momento de nuestra vida agobiados por situaciones que atañen a nuestras finanzas personales; ese malestar no solo se traduce en un cúmulo emocional difícil de llevar, también en situaciones de salud que manifiestan ese agobio de una forma física.

 

Pero vamos a los datos duros. Según la Encuesta Nacional de Salud Financiera (ENSF) del INEGI, nuestras finanzas sí tienen un impacto directo sobre nuestro bienestar integral, tanto así que en su último estudio ha destacado que al menos 7 de cada 10 mexicanos sufren de estrés financiero.

 

Mantener unas finanzas personales saludables no es simplemente una cuestión de disciplina económica, sino una necesidad para preservar nuestra salud física y emocional. Por ello, te doy estos puntos clave que te darán una mejor idea.

 

1.      El estrés financiero afecta el bienestar mental

Uno de los resultados más impactantes de la Encuesta Nacional de Salud Financiera es el alto nivel de estrés financiero que sufren muchas familias mexicanas. Este estrés crónico puede derivar en problemas graves de salud mental como ansiedad y depresión.

 

Diversos estudios han demostrado que la incertidumbre económica es una de las principales causas de insomnio y deterioro emocional, afectando negativamente la calidad de vida de las personas.

 

El impacto en la salud mental no se detiene allí. Cuando las deudas o la falta de ingresos ahogan a una familia, las discusiones familiares aumentan, lo que genera un entorno hostil que puede derivar en consecuencias aún más graves.

 

2.     La falta de recursos limita el acceso a la atención médica

Por otro lado, esta relación de salud, finanzas personales y acceso a servicios de salud en México, sí tiene una relación muy importante. Si bien, hay servicios de salud gratuitos en el país, la ENSF destaca que muchas familias evitan o retrasan la búsqueda de atención médica por falta de recursos, lo que puede tener consecuencias devastadoras a largo plazo.

 

Al respecto, la encuesta del INEGI muestra que un porcentaje significativo de mexicanos no cuenta con un fondo de emergencias para cubrir imprevistos, como una enfermedad o accidente, o sus consecuencias.

 

De acuerdo con datos del INEGI, alrededor del 20% de la población mexicana ha tenido que pedir prestado dinero o vender bienes para cubrir gastos médicos o hacer frente a imprevistos. Esta carga financiera no solo empobrece a las familias, sino que también aumenta el riesgo de que las personas descuiden su salud por temor a no poder costearla.

 

3.     El endeudamiento crónico puede tener efectos físicos

 

El impacto del endeudamiento crónico sobre la salud física es un factor a menudo subestimado. La ENSF resalta que un tercio de los hogares mexicanos tiene algún tipo de deuda, ya sea por préstamos personales, tarjetas de crédito o compras a plazos. El problema es que esta deuda, al no gestionarse adecuadamente, puede generar presión y ansiedad, que se traducen en manifestaciones físicas como dolores de cabeza, problemas digestivos o hipertensión.

 

Investigaciones en todo el mundo han revelado que las personas con altos niveles de deuda tienden a tener peor salud física que aquellas que mantienen sus finanzas bajo control. El ciclo es vicioso: las deudas afectan la salud, y una mala salud impide que las personas puedan generar los ingresos suficientes para pagar sus obligaciones, perpetuando así el problema.

 

4.    Las finanzas saludables protegen a las personas en la vejez

Y finalmente, pero no menos importante, está nuestra vejez. Según la Encuesta Nacional de Salud Financiera, menos del 30% de los adultos mayores cuentan con una pensión formal, lo que significa que muchos dependen de sus ahorros o de sus hijos para subsistir. Esta falta de previsión financiera tiene un impacto directo en la calidad de vida de los adultos mayores, quienes a menudo no pueden costear medicinas, tratamientos o incluso una dieta adecuada.

 

Aquí es donde entra la planificación temprana, cuando estamos muy jóvenes y tenemos un largo camino económico aún por recorrer. En esta etapa de nuestra vida deberemos comenzar a trazar la vejez, por muy lejana que la veamos, pues eso nos ayudará a tener estabilidad financiera cuando ya no tengamos la suficiente energía para seguir produciendo al mismo ritmo.

 

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