POR QUE INSISTO EN VENEZUELA

Ricardo Valenzuela

Hace unos dias un buen amigo me hacía un señalamiento y al mismo tiempo una pregunta. Me señalaba que en mis escritos me estacioné en Venezuela y me pregunta la razón. Sencillo, yo estoy insistiendo en la situación de ese pais por varios motivos. Primero, porque esta historia de horror debe ser conocida por el mundo. Porque es tan espantosa que su realidad es verdaderamente difícil de creer y, sobre todo, porque es la realidad que estos criminales, a través de todas sus formas de censura, han mantenida lejos de la conciencia humana porque saben lo condenatoria que es.

Segundo, porque estoy seguro de la forma en que va a terminar este holocausto moderno que desafía todas las reglas de la realidad. Y su final sirva como una llamada de atención y una amenaza real para los otros criminales a cargo de estos pobres paises latinoamericanos que los están dirigiendo por esa destructora ruta de la servidumbre. Esos que, al apoyar a Maduro, no solo están aprobando ese genocidio moral, humano, constitucional, también están telegrafiando sus intenciones de hacer lo mismo.

Tercero, porque este horrible crimen jamás debería permanecer impune al estilo de nuestros paises. Y es algo que se debe de castigar con la misma intensidad que ellos han utilizado para oprimir a los venezolanos durante tantos años. Un castigo que, como aquellos juicios de Nuremberg, debe conocer el mundo notificando que en nuestros paises finalmente habrá justicia. Un castigo que se debería iniciar expropiando toda la riqueza que han robado, para condenarlos a que, cuando salgan de prisión, tengan que vivir con lo mismo que tenían antes de que se adueñaran del pais; “nada.”

Cuarto, todos los socios con los que se han involucrado y desfilan en esa diabólica pasarela: Iran, Rusia, China, Cuba, su eterno dependiente, las narcoguerrillas de Colombia, los capos mexicanos, los terroristas del Medio Oriente, el cartel de Los Soles. Y entonces pasar a un segundo nivel de los aspirantes a la destrucción como Lula, Petro, Ortega, Zelaya, y Lopez Obrador, para que la solución de Venezuela sea un claro mensaje de que, “habrá un nuevo Sheriff en el pueblo”, y será también el cobrador de facturas como son los $3 billones de Maduro en el Banco de Iran.

Quinto, porque ya con una Venezuela libre, me encantaría ver a una Maria Corina Machado en un acto similar de aquel memorable día en que el Gral MacArthur, a bordo de un buque de guerra en la bahía de Tokio, después de aceptar el rendimiento de Japón dirigiera un emotivo mensaje al mundo, no celebrando haber ganado la guerra ni haber destrozado Japón. No, su mensaje sería de paz y esperanza y, sobre todo, un llamado para que ese infierno que habia vivido el mundo nunca se repitiera afirmando:

“Hoy callan todas las armas: ha terminado una gran tragedia. Se ha logrado la victoria. Los cielos ya no lloverán muerte. El mundo entero está en silencio, en paz. Hace casi un siglo, Matthew Perry desembarcó en estas tierras para traer al Japón una era de iluminación y progreso. Por desgracia, el conocimiento de la ciencia occidental que de ese evento resultó, se usó como instrumento de opresión y esclavitud humana. Nuestro compromiso es ver que el pueblo japonés se libere de esta servidumbre”.

“Y tampoco hemos ahora de reunirnos, representando, como lo hacemos a la mayoría de los pueblos de la Tierra, un espíritu de desconfianza, malicia o animadversión; antes bien, vencedores y vencidos hemos de elevarnos hasta aquella excelsa dignidad que merecen los sagrados propósitos que estamos a punto de servir, comprometiendo sin reservas a nuestros pueblos en su leal cumplimiento”.

O tal vez el que me platicara mi padre que acompañaba a su hermano y al presidente Calles en su gira por Europa en los 20s. Fue un mensaje que Gilberto Valenzuela le preparara al presidente electo de Mexico, Elias Calles, para una cena en Paris que le ofrecía el presidente de Francia y, antes del evento, le hacían llegar copia del mensaje que le dirigiría el alcalde de Paris que, en cierto punto, tocaba de forma un poco agresiva la guerra de los dos paises en el siglo 19. A Calles no le gusto el tono y debía responder al alcalde que incluía un cierto reclamo que no le parecía adecuado. Y Calles un poco descontrolado pedía ayuda a don Gilberto.

El mensaje entregado por don Gilberto a Calles fue una obra de arte combinando una serie de habilidades. Primero, al estilo Mohamed Ali con elegancia neutralizaba los potentes jabs del Alcalde. Pasaba a una narración de las causas de tal evento en una era en que la guerra era común denominador de aquel mundo en que se enfrentaba lo viejo contra lo nuevo. Y con gran elegancia pasaba a criticar las malas negociaciones de parte de ambos bandos, pues eran alegatos que, bien manejados, podrían haberla evitado. Pero eso era el pasado que debía ser maestro del presente.

Finalmente cerraba el mensaje afirmando: “Y a pesar de la sangre derramada en ese horrible conflicto, mostrando la grandeza de nuestras dos naciones, en el sitio del combate más famoso entre nuestros ejércitos, Puebla, hay un monumento en el cual dos soldados, uno francés y el otro mexicano, se dan la mano como mensaje a futuras generaciones de la inmensidad de alma de nuestras naciones, de la calidad humana de los dos pueblos, muy superior a cualquier sentimiento negativo que provocara el enfrentamiento. Y, si en cierto momento fuimos enemigos, con ese apretón de manos sellamos un juramento de que nunca volviera a suceder, y el nacimiento de nuestra unión espiritual y de voluntades”

Así espero ver a Maria Corina, como Yelsin frente al edificio de los usurpadores, parada sobre un tanque de los que la atacaban, para dar un mensaje de victoria en su guerra contra esas fuerzas demoniacas. No un mensaje de venganza, que el nuevo poder judicial se encargue de que paguen sus pecados. Un mensaje de liberación, de paz, y la invitación para reconstruir el país. Ese sería un evento que borraría de la conciencia de nuestros paises, aquella entrada triunfal de Castro a La Habana para iniciar su destrucción.