PREPARANDO EQUIPOS PARA UN NUEVO FUTURO

CAPÍTULO 3: Herramientas de liderazgo y comunicación efectiva

Te propongo un reto: busca en Google “cómo ser un buen líder”. Adelante, yo te espero… ¿Se te desplegó la misma lista que a mí? Esa donde es fácil marearnos con diversas habilidades que recomiendan un sinfín de expertos, y que te dicen lo que debes tener para ser un líder innato. Abrumador, ¿verdad? “Cómo es posible que me haga falta tanto, para convertirme en un buen líder”, fue lo que pensé la primera vez.

“Cómo es posible que me haga falta tanto, para convertirme en un buen líder”

Estoy convencida de dos cosas. Primero, nadie nace sabiendo y segundo, el liderazgo no es sinónimo del líder, ni depende exclusivamente de esta persona; sino que es un quehacer distribuido y no centralizado en los altos directivos de una empresa. Es una tarea con un propósito compartido para todo el equipo.

Ahora, si lo que queremos es comprender cómo liderar de la mejor forma posible a un equipo, lo primero que debemos hacer es ser capaces de motivar para obtener buenos resultados, acompañando y explicando el propósito del proceso, lo cual es fundamental para tener éxito. Tener la habilidad de aterrizar conceptos etéreos y hablar en simple y de manera empática, para llegar a todos y cada uno de los integrantes de un equipo, es clave a la hora de alinear para dirigir con el foco en el propósito.

Motivar para obtener buenos resultados, acompañando y explicando el propósito del proceso, lo cual es fundamental para tener éxito.

Y continuando con la importancia de las habilidades blandas, una de ellas, muy valorada en el liderazgo moderno, es escuchar. Una práctica que parece ser tan simple, pero que realmente implica mucha más atención de la que creemos. Estamos hablando de una escucha activa, comprensiva, empática y resolutiva. Se trata de relacionarnos con nuestros colaboradores como personas y no como recursos. Y para lograrlo, hay que ser conscientes de que nunca dejamos de aprender. Siempre es necesario escuchar a los demás, ser capaces de delegar y confiar en las capacidades de un equipo de trabajo.

Se trata de relacionarnos con nuestros colaboradores como personas y no como recursos.

Ahora, ¿cómo logramos acercarnos a nuestro equipo y finalmente desarrollar una buena gestión? Acá, algunos consejos simples:

• Reúnete con tu equipo al menos una vez a la semana.
• Pregúntales cómo se sienten. No todo es trabajo.
• Conversar sobre los objetivos a corto y mediano plazo.
• Traspasa responsabilidades y exige laboralmente, pero siempre recuerda que la vida de una persona es mucho más de lo que ves en la oficina.
• Y presta atención a la comunicación tanto física como verbal.

Después de leer estos consejos, te estarás preguntando “¿por qué en una serie de liderazgo hablamos tan intensamente de comunicación?” Y la respuesta es simple. Una comunicación efectiva no es mágica. Para que sea realmente efectiva y haga honor a su apellido,  debemos entender la comunicación como un músculo. Y como tal, para que crezca y se haga fuerte, hay que entrenar. Trabajar todos los días y confiar. Ser perseverante, escuchar, aprender, errar y mejorar. Y una vez que ese músculo esté fuerte, entonces la comunicación se volverá efectiva y la relación entre un líder y su equipo, será el catalizador para que todo fluya de manera natural y la motivación sea constante y transversal al propósito de la compañía.