PRIMER MANDAMIENTO

RECONOZCA LA PRESENCIA DE LOS DEMÁS:

SI QUIERE SER RESPETADO, RESPETE A LAS OTRAS PERSONAS

Vivimos en una sociedad cada vez mas individualista en la que impera el “sálvese quien pueda”.

No reconocer la presencia de los demás es ejercer violencia pasiva y constituye la semilla de la violencia generalizada imperante en nuestro país.

Cuando las sociedades  de personas están constituidas en su mayoría por individuos que solo velan por sus propios intereses, deja de existir el elemento aglutinador de la convivencia,  la gente deja de poner atención a los demás por estar pendiente de sus propios intereses e inmediatamente se rompe el vinculo social.

Para vivir armónicamente en sociedad cada individuo debe  reconocer la presencia de los demás en el entorno en el cual  desarrolla su vida diaria, es decir, los derechos y obligaciones de vivir con sus semejantes. Vivir en sociedad, no solamente es imponer sus derechos sino especialmente reconocer los de los demás y ser consciente de las consecuencias de cada uno de sus actos en la vida de sus conciudadanos. En el momento en el cual reconozcamos que somos seres comunitarios,  que con nuestros actos influenciamos a las demás personas que se mueven en nuestro entorno, nos convertimos en seres sociales.

El más importante código de conducta para que exista civilidad es saber priorizar nuestras actividades diarias y establecer unas categorías de comportamiento individual y otras de carácter social. Existen categorías de comportamiento individual tales como pensar, estudiar, leer, trabajar, distraerse, crear, en las cuales usted quiere que su tiempo sea respetado, exige no ser interrumpido y considera que las personas que no respetan el desarrollo de su individualidad, de su fuero interno, de su intimidad, de su vida privada están quebrantando códigos de su individualidad; ahora bien de la misma forma los otros individuos se ven afectados por nuestras conductas intrusivas y violatorias de su individualidad.

Si quiere vivir en sociedad y ser respetado, respete a los demás

Como se logra esto?

Pues, sencillamente ponga atención a los demás y a su entorno, este atento a los  derechos de los demás de la misma forma intuitiva y consciente en la cual se da cuenta de que sus derechos están siendo traspasados por otros.

Ahora bien, cuando nos involucramos en actividades sociales, compartimos con otras personas directamente utilizando espacios sociales, tales como caminar en la calle, montar en bus, pedir un café, una comida en familia, una reunión con amigos, una salida  a comer, una reunión de trabajo, un deporte en equipo, las personas involucradas tienen la obligación social de participar en la actividad con todo el potencial de su capacidad, si no van a participar activamente se deben excusar o disculpar, es una reacción honesta para con las personas que si quieren estar con los demás; en esta nueva era, la gente sale a un restaurante con amigos y es muy usual que una o varias personas estén en conversaciones electrónicas privadas, consultando las redes, que reciban llamadas por teléfono que seguramente pueden esperar; este es un acto de irrespeto y descortesía para con los demás, si usted acepta una invitación implica la obligación de compartir en los eventos programados con sus anfitriones, no debe salirse antes sin importarle el perjuicio a los organizadores; entrar a una reunión de trabajo implica el compromiso de participar,  aparentar estar tomando notas  y por el contrario conectarse a internet o  chatear y no ponen atención al tema tratado y para el cual lo han convocado es una actitud ruda con las otras personas, imagínese que usted ha preparado por varias horas una reunión de trabajo, una presentación o una clase y sus compañeros de trabajo o estudio o sus alumnos no le ponen atención, le gustaría que le hicieran eso?

Para vivir armónicamente en sociedad, conjunto de personas con un espacio común, con intereses comunes y costumbres comunes, es necesario entender que uno hace parte de un grupo humano y que para que las relaciones funcionen se debe poner atención a las normas de convivencia, si yo no pongo atención a lo que sucede a mi alrededor puedo sufrir agresiones voluntarias e involuntarias por parte de mis conciudadanos, mis derechos pueden ser violentados pero mas grave aún puedo estar violando los derechos de los demás.

Yo tengo derecho a oír música,  a lo que no tengo derecho es a molestar a los demás con el volumen de mi música. Imagine que en su edificio vive alguien que necesita dormir, esta enfermo o hay un bebé. Yo tengo derecho a utilizar el espacio público, no a apropiarme o dañarlo, es para el uso de todos.

Si asumimos la actitud de pensar en las necesidades de los demás pero si además vamos más allá y nos tomamos el trabajo de pensar en sus comportamiento, sin juzgar sus intenciones, es decir sin malicia, probablemente actuemos en una forma generosa; es decir, si el chofer del carro que va por otro carril en un trancón de tráfico pone la luz direccional  es porque necesita cruzar, no necesariamente porque se quiere colar, si lo dejo pasar el tráfico va a fluir mejor para todos, el saldrá de la vía sin contratiempos, pero si no lo dejo y me atravieso, me pongo yo de mal humor, él tranca el tráfico mientras alguien le da la vía que necesita y se molesta por la falta de cortesía; otro caso, en una intersección para que tapo la bocacalle si hay un trancón, no dejo pasar a los que les corresponde pasar y causo demoras innecesarias a los demás ¿que gano?: nada, ¿que pierdo?: el respeto de los demás, me convierto en un irrespetuoso y convierto a los demás en agresores potenciales. La repetición permanente de esos pequeños incidentes hacen que todos lleguemos a nuestro destino con los nervios alterados; probablemente, un gesto de agradecimiento me alegrará el día y a la larga voy a llegar a la misma hora a mi destino pero contento y mi conciudadano también.

Ahora, no saludar a un vecino, a personas que conoce o con las cuales comparte alguna actividad o pertenecen a su mismo entorno, ellas lo saben y usted también, así no se las hayan presentado, es un signo de agresividad pasiva, usted sabe exactamente quien es y  donde vive, el también sabe todo de usted. Decir Buenos Días es reconocer al individuo que comparte con usted el barrio, las calles, el transporte, sus actividades, la clase, el club, el bus etc. y así no quiera es parte de su vida diaria.

No poner atención a los demás y a sus necesidades es abusivo e individualista, el conjunto y la repetición de estas actividades agresiva torna a los ciudadanos en violentos y energúmenos por hechos triviales.

Sin atención a estas relaciones, la interacción es imposible. Si somos conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, estaremos en capacidad de actuar civilizadamente. Si una persona le pide permiso para pasar y usted no cayó en cuenta que lo esta estorbando, no reaccione de mala forma, retroceda y dele paso, eso no le quita dignidad, al contrario lo hace una persona cordial y considerada con los demás.

El Dr. Amen, tratadista de comportamiento humano, afirma que el cerebro es mucho mas potente que lo que nosotros pensamos, aduce que después de unas pocas repeticiones el cerebro automatiza cualquier actividad, por ejemplo ir y volver de la oficina; cuantas veces no nos acordamos de lo que pasó en el camino, estamos en automático, ni siquiera nuestro cerebro se prendió, por esto es importante que nosotros mismo le demos importancia a nuestro entorno y nos fijemos en los demás. Resulta que si actuamos durante meses y años sin ninguna consideración hacia los demás y queremos cambiar nuestra actitud hacia la sana convivencia, tenemos que hacer un esfuerzo para ser parte consciente del entorno y respetuosos de los demás.

Si usted esta compartiendo una mesa en un sitio y le pasan el agua, la sal, una salsa o le ofrecen compartir un pasa bocas, lo mínimo que debe hacer es ofrecerle a los demás comensales, no dejar en su puesto las cosas porque usted ya fue atendido, ¿y los demás que?, si usted quiere algo mas y un mesero se acerca, pida lo que quiere pero tenga la cortesía de preguntarle a los demás, ellos también pueden querer pedir algo.

Reconozca la presencia de los demás, sea respetuoso

En los países civilizados esta norma es la base de la civilidad, salude a los demás cuando entra a una reunión, o un transporte colectivo, una simple inclinación de cabeza o un Buenos Días en la oficina es un gesto de cordialidad, no hacerlo es agresivo. La cordialidad en el medio ambiente en el cual desarrollamos nuestra actividad es signo de respeto mutuo, todos los días paso al lado de una persona y siempre quito los ojos para no reconocerla, es rudo ¿que me quita una inclinación de cabeza o un Hola?, con eso estoy validando la existencia de quienes compartimos un entorno y que lo respetamos conjuntamente. Tampoco juguemos el juego de que si no me reconoce yo tampoco, precisamente esa actitud es la que nos lleva a no reconocer ni a que nos reconozcan y a ejercer una agresividad pasiva que hace daño al entorno y a las relaciones humanas.

Las sociedades poco civilizadas no han elaborado en el desarrollo de la civilidad, en la nuestra suprimieron del pensum educativo la clase de cívica, conocimiento del entorno y la sana convivencia, usted observa comportamientos altamente unipersonales, por ejemplo personas que entran a un recinto, abren la puerta y la dejan abierta, comportamiento animal primario, les dan paso y no dan las gracias, no desaceleran ante la presencia de seres humanos o animales y les echan literalmente el carro encima, sin ningún respeto por la vida de los demás o sin ninguna previsión de que puede ocurrir un accidente si no disminuyen la velocidad.

Es común también que personas no respeten los turnos de llegada o se quieran imponer sobre otras como si no existieran. Si una persona esta haciendo cola y otro llega a irrespetar su turno, suceden varias cosas, el intruso no reconoce la presencia de los demás, no respeta el tiempo de los demás y tercero obliga a los demás a defender sus derechos o a renunciar cobardemente a hacerse respetar, todas ellas crean un ambiente molesto y dañan el entorno y las personas

Ponga atención y escuche a los demás, considere sus razones y evalúelas.

Debemos entender que mis derechos y obligaciones van hasta donde comienzan los de mi conciudadano.

La próxima semana publicaré el segundo mandamiento para una sana convivencia