¿Problemas al medir a tu equipo?
El seguimiento y la medición en una empresa no son tareas administrativas, son prácticas fundamentales para mejorar el rendimiento y asegurar que los equipos avancen hacia sus objetivos. Sin embargo, en la vida según yo, el problema no es la falta de herramientas o metodologías, sino la falta de compromiso de los líderes. Si los líderes no están comprometidos con medir y exigir la medición, cualquier estrategia, por más sólida que sea, fallará.
En muchos casos, el problema real no es la falta de metas, sino el débil desarrollo de habilidades blandas para sostener la medición constante. Un equipo puede tener los objetivos más claros, pero si no se hace un seguimiento adecuado, con disciplina, esos objetivos se vuelven inútiles.
La importancia del Contexto
Para que un equipo adopte el hábito de medir su progreso, lo primero que necesita es entender el contexto. No es suficiente decirles qué medir, sino que deben comprender el por qué. ¿Por qué se hace el seguimiento? ¿Cómo impacta en el éxito del equipo y de la empresa?, ¿Cómo individualmente se pueden detectar oportunidades a tiempo que lo potenciarán profesionalmente?
El equipo necesita ver la medición como una herramienta para monitorear su desempeño y mejorar el camino hacia la meta. Cuando los colaboradores entienden cómo la medición afecta directamente su trabajo, se sienten más comprometidos y responsables. Medir deja de ser una obligación para convertirse en una práctica necesaria para crecer.
Hazlo Simple
La ciencia detrás de los objetivos claros no está en complicarlos, sino en hacerlo simple. Los objetivos bajo principios SMART ( Específicos, Medibles, Alcanzables, Realistas y de duración limitada), aunque conocidos, suelen fracasar cuando no se hace un seguimiento constante. No importa cuán bien definidos estén los objetivos, si no se mide el progreso, no sirven para nada.
Un Ejercicio Sencillo para Iniciar el Hábito de Medir
Empieza con un solo objetivo trimestral y no más de cinco acciones medibles. Lo importante aquí es acostumbrar al equipo a medirse de forma constante. A medida que el equipo desarrolle este hábito, se podrán aumentar gradualmente las metas y acciones, pero siempre partiendo de la simplicidad.
Aquí hay un ejemplo de cómo hacerlo:
Objetivo Global:
Incrementar el volumen de ventas en un 20% del portafolio A en el 4Q
1. Contactar a 10 prospectos nuevos por semana.
2. Llamar al 100% de los clientes actuales en un mes.
3. Lanzar una campaña mensual de email marketing con una tasa de apertura del 20%.
4. Realizar 2 store check semanales a clientes que estén por debajo de la cuota.
5. Cumplir con el planograma de productos en anaquel en el 80% de los clientes.
Estas acciones son concretas y fáciles de medir. Al implementar este tipo de sistema, los equipos comienzan a ver resultados tangibles, lo que refuerza el hábito de la medición. Lo más importante no es solo cumplir la meta, sino que el equipo aprenda a reportar avances a tiempo, que se habitúe al seguimiento constante y que los líderes aprendan a dar una retroalimentación con acciones que muevan la aguja.
Este enfoque sencillo puede aumentar su dificultad a medida que el equipo avanza y se vuelve más eficiente. La clave es empezar con pocos objetivos y acciones claras para construir el hábito, sin adornos, sin frases complicada, sin mucho invento.
Habilidades Blandas Clave para un Seguimiento Efectivo
Para que este sistema de medición funcione, no basta con habilidades técnicas. Los líderes deben desarrollar habilidades blandas que son esenciales para que el seguimiento se integre en el trabajo diario. Algunas de las más importantes son:
- Comunicación clara: Explicar el "por qué" detrás de cada métrica, para que el equipo entienda su importancia.
- Empatía: Comprender los desafíos del equipo y guiarlos para superar obstáculos, sin perder de vista los objetivos.
- Liderazgo en seguimiento: Acompañar al equipo en el proceso de medición, no solo exigir resultados.
- Motivación: Convertir la medición en algo positivo que ayude al equipo a mejorar, no una carga adicional.
- Disciplina: Mantener el enfoque constante en la medición. La disciplina diaria es lo que permite que el equipo siga en la dirección correcta.
- Resolución de problemas: Saber ajustar cuando las cosas no salen como se esperaba, manteniendo siempre el enfoque en los resultados.
El éxito en la medición y el seguimiento de objetivos no depende de herramientas complejas, sino del compromiso de los líderes y la creación de un ambiente donde la medición y la disposición al cambio sea parte del hábito diario.