Propuesta de Valor versus Percepción de Valor.
Hoy todas las organizaciones tienen claro la importancia de trabajar en equipos multidisciplinarios, una jerarquización más horizontal, el empoderamiento de los colaboradores y una comunicación constante como parte de una transformación y consolidación organizacional, a fin de generar mayor eficiencia en todos los procesos, con un enfoque al cliente mejorando la experiencia del servicio y/o producto que se ofrece al mercado consolidando lo que se denomina una propuesta de valor.
Dentro de esta ecuación múltiple que está hoy en boga y son parte intrínseca de las organizaciones de éxito, existe un indicador que podría resumir o medir el resultado o consecuencia de todo lo comentado en anterior párrafo, me refiero a la percepción de valor por parte del cliente; es decir, mide la experiencia del cliente versus el precio del producto y/o servicio ofrecido. Si comparamos, como es usual, a diferentes competidores bajo la lupa del indicador mencionado se puede distinguir quienes son los que ofrecen más valor respecto al precio. Esto debiera tener una correlación directa con los estados de resultados de las empresas.
La cuestión que surge es: ¿Hasta dónde las organizaciones deben invertir en tiempo y dinero para que la propuesta de valor ofrecida tenga una resultante en la misma proporción, coincidencia o medida que la percepción de valor por parte del mercado?
Pregunta difícil de responder si es que no consideramos un tema que creo relevante, me refiero especialmente a las tendencias del mercado o del sector en el cual se desenvuelve la empresa. Mucho tiempo y dinero invertido puede que al no vislumbrar la nueva tendencia, se plasme en un desfase o desactualización cuyo usufructo sea por muy corto plazo.
Dentro de las tendencias que hoy se valoran, al parecer por un buen tiempo, son la rapidez en la atención y la simplicidad en la obtención del producto o servicio. Esta definición es válida tanto para medios físicos (face to face, offline) o digitales (online).
Este concepto también debiera funcionar al interno de la empresa; es decir, rapidez y simplicidad dentro de todos los procesos internos de cualquier organización y sin lugar a dudas formar parte de la cultura interna que permita la activación y generación de innovaciones y retroalimentaciones frecuentes dentro de este marco de referencia.
Evidentemente, además de lo comentado, todos los colaboradores deben tener claro el objetivo y un conocimiento internalizado de la visión y misión de la organización, necesarios para una concientización sobre su permanencia en la economía local, regional o mundial, de ser el caso.
Muy buen artículo Marco. Mencionaría que escuchar la voz del cliente como paso inicial y fundamental para detectar aquellos drivers que le generan satisfacción, vista ésta también como percepción de valor. Esta información puesta en valor dentro del plan estratégico de la empresa permitiría invertir de manera más eficiente y efectiva los recursos destinados precisamente a elevar la satisfacción y percepción de valor de los clientes.
Banquero con experiencia en relaciones público/comunitarias
5 añosMuy buena Don Marco¡¡