¿Pueden aprender las empresas de las prácticas artísticas?
Para la investigadora Lotte Darso de la universidad de Aarhus (Dinamarca) la pregunta que articula sus exploraciones sobre los vínculos del arte y las empresas se basa en: ¿qué pueden aprender las empresas de las prácticas artísticas? Esta interrogante representa para ella un horizonte de trabajo que permite reflexionar sobre las denominadas intervenciones artísticas dentro los contextos organizacionales y especialmente dentro del mundo de las empresas y los negocios.
Darso sostiene que las intervenciones y prácticas creativas dentro del ámbito organizacional y empresarial suponen la construcción de una zona de distensión, un espacio intermedio, donde los participantes pueden experimentar nuevas maneras de ver, pensar y hacer cosas que proporcionen novedosas experiencias a cada uno de los participantes de manera individual y colectiva, lo denomina: "inter-espacio". Es decir, un espacio de transición que facilita el fortalecimiento de los procesos creativos y de las capacidades innovadoras, ya que permite navegar de manera sensible y de forma colectiva dentro de la complejidad. Entonces, resulta precisamente que es la creatividad lo que permite desarrollar valor diferencial dentro de los procesos de innovación.
Las intervenciones artísticas en el espacio organizacional implican la presencia de un paisaje, continúa Darso, donde se puede fomentar la experimentación, allí las rutinas de las organizaciones adquieren nuevos significados y temporalidades, resultan transformadas, crean un espacio de perturbación creativa, que implica inéditos procesos de aprendizaje y nuevas formas de interacción que hacen posible el desarrollo de nuevas formas de liderazgo (pronto escribiré sobre el vínculo entre liderazgo y aprendizaje en contextos creativos en general y prácticas artísticas en particular).
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Así, a partir de la interrogante ¿qué pueden aprender las empresas de las prácticas artísticas? se derivan otras inquietudes: ¿Qué pasaría si trasladamos la experiencia del taller del artista al espacio de las organizaciones? ¿Podemos imaginar espacios de desempeño para un curador con perfil organizacional, con cualidades interdisciplinarias, cuáles serían sus roles? Suena pertinente la posibilidad de un estudio organizacional que albergue este paisaje de experimentación y convergencia creativa? ¿Tiene cabida un taller creativo dentro de una entidad financiera, por ejemplo? Preguntas significativas que adquieren pertinencia en los tiempos actuales de profundas dinámicas de transformación y retos económicos, políticos, sociales, culturales y medioambientales.
El tema es inquietante, integra muchas voces de diversas latitudes y con heterogéneas proposiciones, en algunos casos visiones contrapuestas sobre la relación arte y empresa. Los contextos del arte y las maneras de organizar sus prácticas son de una naturaleza particular, responden a una tipología diversa y cambian de manera permanente; allí hay una clave para la construcción del diálogo y el establecimiento de vasos comunicantes con otros ámbitos del desarrollo organizacional. En este sentido, los procesos y roles de mediación adquieren importancia a la hora de implantar miradas sobre la confluencia del arte y las empresas. Por lo pronto, los espacios del arte se definen por sus modos de hacer y como le escuche decir en una ocasión a Carlos Cruz-Diez: “La verdadera empresa es el arte” (...).