¿No puedo o no quiero?

¿Cuántas veces te has dicho “no puedo”?

Te invito a que hagas un repaso mental de las veces que has dicho o has pensado esta frase en el último mes.

Si, por ejemplo, alguien te ha pedido que lo acompañes a hacer algo que no te apetece.

Si has planeado hacer un viaje, pero no era el mejor momento para hacerlo.

Si te has querido comprar algún capricho, pero era demasiado caro.

Si has pensado en cambiar algún hábito en tu vida, pero has encontrado una excusa para seguir igual…

Me gustaría que te dieras cuenta si en todas esas ocasiones, te estabas diciendo verdad.

Me da igual que encontraras una explicación para ese “no puedo”.

Como que no tienes dinero, que no tienes tiempo, que no tienes constancia…

No importa la justificación que encuentres.

Sólo me gustaría pedirte que reflexionaras y analizaras si te estás diciendo  verdad.

Porque muchas veces escondemos el “no quiero” bajo el abrigo del “no puedo”.

Y eso nos sirve para no plantarle cara a la realidad, para no mirarnos en profundidad, para tener una excusa a la que aferrarnos y poder desviar la responsabilidad a otro u otros.

Al desviar esa responsabilidad, estamos también alejando la posibilidad de cambiar y encontrar una solución.

¿Es verdad que no puedes ir al gimnasio, porque no tienes tiempo? ¿O es que no quieres hacerlo, porque te da mucha pereza y prefieres quedarte en casa?

Es importante que te digas verdad, porque así podrás tomar una alternativa. 

Quizás puedas hacer ejercicio desde casa.

Así, ya estás cambiando algo en tu vida, que te aporta beneficios.

Y has apartado el molesto “no puedo”, que muchas veces se planta ante nosotras como un obstáculo, que nos impide avanzar y prosperar.

Ahora, me gustaría preguntarte: ¿querrías practicar yoga para eliminar el estrés de tu vida, conectar con el bienestar y vivir en calma?

Puedes responderme, o responderte a ti misma, pero lo único que te pido es que te digas verdad ;-).

Feliz día, Feliz vida.

Luisa Figueroa.