Puntos de control de proceso

En la literatura empresarial se suele decir que una organización es tan eficiente como lo son sus procesos https://bit.ly/2TTFWls.

Hace unos días planteábamos en un post las directrices básicas que debemos tener en cuenta a la hora de diseñar un proceso https://bit.ly/3MJR5hL.

En primer lugar, consideramos la fase de planificación. En esta etapa nos planteamos qué problema resuelve el proceso y cuáles son las necesidades del usuario (cliente) a las que el proceso da respuesta.

Tengamos en cuenta que el proceso se centra en el resultado, no en el proceso como fin en sí mismo. El proceso está centrado en qué quiere conseguir, no en cómo conseguirlo.

Es fundamental establecer los objetivos del proceso y los recursos para generar y proporcionar los resultados deseados.

Y es importante tener en cuenta el proceso desde la perspectiva del cliente (o usuario) y no desde la de quien lo diseña ni desde la perspectiva de la organización. Lo vamos a entender con el ejemplo que propusimos en su momento.

El proceso es el resultado de un diseño cuyo eje conductor son los requisitos de cliente (usuario).

En una segunda fase determinanos los puntos de verificación (de inspección o de control, no importa demasiado el término) de ciertos parámetros para descubrir posibles "errores" que puedan afectar al usuario, prevenirlos y, en su caso, evitarlos. Los puntos de verificación (o control) forman parte del proceso.

En el ejemplo que planteábamos, si el usuario del proceso cruzar la calle sigue literalmente las instrucciones y cruza la carretera sin un punto previo de verificación, el error puede resultar muy caro.

Finalmente, en la fase de mejora, a partir de los resultados que se obtienen, podremos comprender cómo funciona realmente el proceso y la coherencia del diseño original con el proceso.

Y, a partir de ahí, emprender las acciones que se consideren para mejorar su desempeño y acercarnos más al resultado que se pretende.