¿Qué damos por hecho?
¿Que damos por Hecho?
Hace algunos días, leyendo sobre descubrimientos y cosas que ha hecho el hombre (como especie) para conocer y adaptarse a su entorno, me vino una pregunta a la mente, ¿Qué cosas damos por hecho?
En nuestras relaciones por ejemplo, pareja, hijos, familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, etc., asumimos que siempre estarán ahí para nosotros, sin percatarnos que en el momento menos pensado las cosas pueden cambiar. Dejamos de dar ese abrazo, ese beso, esa caricia, ese apoyo, esa palabra de ánimo, el pedir ayuda, un buenos días, pensando que habrá un después.
En nuestra vida cotidiana, el suministro de agua, de luz, de internet, o todas aquellas comodidades que ya forman parte de nuestro día a día y que al menos yo, no soy muy consciente de todos los procesos, actividades y personas que tienen que intervenir para que podamos hacer uso y beneficiarnos de ello.
En las Organizaciones
Podría seguir con una lista interminable de cosas que me vienen a la mente que “DAMOS POR HECHO” en el ámbito personal, sin embargo, tengo un interés más profundo de realizar estos cuestionamientos en el ámbito empresarial.
Me gustaría abordar las perspectivas del empresario, así como la de los colaboradores, porque al igual que en el ámbito personal, podría abordar la de todos los grupos de interés (accionistas, clientes, proveedores, sindicatos, gobierno, sociedad, etc.)
¿Qué es lo que da por hecho el empresario o director?
Aclaro que lo que comparto aquí con ustedes, son cosas que me he podido observar en algunas de las empresas que me ha tocado trabajar, no es una generalización.
Lo primero que se me viene a la mente que un empresario da por hecho, es que casi toda su estructura comparte, conoce y entiende su forma de ver el mundo; califican de sencilla y sin mucha complejidad la labor que realiza cada posición en la empresa (en algunas ocasiones, incluso, sin ellos tener claridad de su estructura), ya que algunas de éstas actividades fueron realizadas por ellos en los inicios de la compañía cuando las condiciones eran totalmente diferentes.
Dan por hecho que tanto los valores de su filosofía, como las normas y políticas definidas no aplican a ellos, que sus comportamientos, acciones e interrelación no influye en los colaboradores. Dan por hecho que es suficiente con dar empleo y que siempre habrá quien acepte sus condiciones laborales.
Así mismo, en algunos casos, caemos en el extremo, hay empresarios que dan mucho (en términos económicos) pensando que solo eso será suficiente para lograr los resultados y el compromiso de la gente.
En cuanto a capacitación y desarrollo se ve como un gasto, ya que consideran "se les capacitará para irse de la empresa" o es algo que no se ve como necesario al ser un trabajo rutinario, además de quitarles "tiempo productivo".
Quizás con esto, para ti y en tu experiencia, se te vengan a la mente un sin fin de ejemplos, creo que con éstos podemos entender el punto a tratar desde la perspectiva del empresario.
¿Qué es lo que da por hecho el colaborador?
También el colaborador tiene sus sesgos en cuanto a lo que da por hecho, si bien comentamos líneas arriba lo que se percibe por parte del empresario, no es más esperanzadora la visión que proviene de la gente que trabaja.
En algunos casos cuando la empresa tiene la intención de dar más de lo que la ley contempla, comete el error de no saber comunicarlo, esto lo aprovecha el colaborador para dar por hecho lo extra que da la empresa como una obligación y no como un esfuerzo de ésta por mejorar las condiciones de trabajo, se aplica lo de "la costumbre se hace ley" y como tal se exige.
El colaborador en muchas ocasiones, da por hecho que con cumplir con “su horario” basta, ya que no le pagan lo suficiente como para hacer más, a veces eso incluye colaborar con otros. Asume que el pago de su nómina no implica ningún esfuerzo por parte de la empresa y que siempre estará seguro.
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Considera que todo cuánto ingresa a la empresa es utilidad y que el empresario es injusto al pagarle su salario o al hacer el reparto de utilidades (aclaro hay casos en los que si aplica que las empresas no reportan lo que es y otras donde aunque les den lo que es no se está conforme).
En cuánto a la capacitación, desea que sea toda en horario laboral y en los casos de carreras o posgrados no siempre se tiene la mentalidad de retribuir con lealtad y compromiso. Cuando se tienen convenciones o seminarios para ellos, la pregunta es ¿por qué no más días? ¿por qué en fin de semana? etc.
Y así en ambos casos podríamos continuar enlistando todo aquello que se da por hecho y que lo único que nos muestra son las distintas posturas.
La pregunta del millón ¿Qué podemos hacer?
Cómo comenté en párrafos anteriores, esto no es necesariamente la generalidad de todos los empresarios, directores y todos los colaboradores.
Lo que trato de reflejar un poco es la complejidad de las relaciones laborales y que para tomar buenas decisiones para ambas partes, es necesario conocer y entender que cada una de ellas tiene motivaciones y necesidades diferentes que requieren ser atendidas.
Creo que para poder responder a la pregunta ¿Qué podemos hacer?, es necesario que cada una de las partes se involucre en lo que le corresponde hacer, pero en ambos casos se requiere tener claridad.
En el caso del empresario tener claridad en cuanto:
Las nuevas tendencias organizacionales van encaminadas a poner en primer lugar a la persona.
En cuanto al colaborador
Entendiendo que la empresa para la que trabaja puede ser un gran aliado dentro de su autorrealización y no un mal necesario para vivir.
Y tú ¿Qué opinas?, ¿ya te habías preguntado todo aquello que das por hecho y la forma en la que esto impacta tu visión de las cosas?
Si tienes alguna duda sobre alguno de estos temas con gusto podemos ayudarte, contáctanos.
Luis Santos