¿QUÉ ES EL DUELO?

¿QUÉ ES EL DUELO?

El duelo es un proceso adaptativo natural por el que pasa la persona tras una pérdida o un proceso de pérdida de una persona, ser, situación u objeto con el que ha construido un vínculo.

Esta ausencia genera nuevas sensaciones, sentimientos, pensamientos, conductas y es posible, que se den cambios en nuestra forma de ver la vida, en nuestras creencias sobre nosotros mismos y los demás.

Este cúmulo de movimientos internos y externos que pueden sorprender a la persona en duelo, son propios del proceso de duelo.

No constituyen una enfermedad o algo a curar. Se trata de un proceso a transitar y como, tal es dinámico y cambiante.

Todos los seres humanos disponemos de recursos para transitarlo y adaptarnos a la nueva situación.

El duelo es un proceso de reconstrucción de nuestra identidad y nuestra vida a raíz de la pérdida. Algo importante se ha ido de nosotros, que nos daba sentido, que nos constituía y hemos de reorganizarnos con esta nueva situación, aprendiendo a vivir sin ese vínculo cercano, recogiendo lo valioso de lo vivido, constituyendo un nuevo vínculo interno y con sentido en la ausencia y generando una nueva realidad desde este nuevo contexto.

Necesitamos tiempo para adaptarnos a la nueva situación e ir recorriendo todas esas emociones, estados y etapas con sus matices particulares hasta alcanzar un nuevo lugar de equilibrio.

Las personas en situación de pérdida suelen explicar que desde su entorno más cercano, les instan a “acelerar la resolución del duelo” con comentarios como: “llevas mucho tiempo así”, “has de empezar a mirar para adelante”. Si el proceso es el adecuado, la persona al recibir estos comentarios se siente impotente, molesta, incomprendida y puede cerrarse en sí misma y no compartir más lo que siente y le sucede. De esta forma, lo que era un espacio y un contacto de apoyo que facilitaba el transito se pierde, aislando y dificultando un recorrido a su ritmo y sin culpabilidad y con el confort y el calor de la compañía más íntima.

También puede ser la misma persona la que se cuestiona si está durando mucho o si hay algo en ella que no es funcional, juzgándose, dudando de su sentir o comparándose con otras personas en pérdida.

El duelo es un proceso único, íntimo y personal. No hay dos duelos iguales y ningún duelo es más importante o comparable con otro.

No se puede establecer una pauta a la duración de la experiencia del duelo: cada persona, cada duelo requerirá de un tiempo diferente.

Sí que es cierto que éste no puede durar eternamente y si esto sucede puede ser que algo esté dificultando la resolución del duelo. Para ello es importante, valorar un conjunto de aspectos de la persona y su duelo: características de la pérdida, carácter de la persona, pérdidas anteriores, momento de la vida, tipo de vínculo, como manifiesta el duelo la persona. En este caso, ha de ser un profesional del duelo el que lleve a cabo esta evaluación.

La pérdida es la carencia o privación de lo que se tenía. La pérdida es un cambio de estado, situación o vínculo. Y en una vida, son muchas las pérdidas que podemos vivir: muerte de un ser querido, una separación, la pérdida de un empleo, dejar el país de origen, cambiar de residencia, enfermar, hacernos mayores, ver como nuestros hijos se independizan, la ruptura de una amistad, un negocio que no prospera,…

En todas ellas se dará un proceso de duelo.

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