¿Qué es la filosofía advaita?

La filosofía advaita es una de las corrientes más antiguas y profundas del hinduismo, que se basa en las enseñanzas de los Upanishads, los textos sagrados que revelan la verdad última sobre la realidad. El término advaita significa “no dualidad” o “no secundidad”, y se refiere a la idea de que solo existe una realidad absoluta e inmutable, llamada Brahman, y que todo lo demás es una apariencia ilusoria, llamada maya. Según el advaita, el ser humano no es un ente separado y limitado, sino que es idéntico a Brahman, la conciencia infinita y eterna que lo impregna todo. El objetivo de la filosofía advaita es despertar a esta identidad esencial y liberarse del sufrimiento y la ignorancia causados por la ilusión de la dualidad.

El origen del advaita

El advaita se remonta a los Upanishads, que son los textos más antiguos y autorizados del Vedanta, la escuela filosófica que interpreta el conocimiento védico. Los Upanishads contienen las enseñanzas de los sabios que alcanzaron la realización espiritual y transmitieron sus experiencias directas de Brahman. Los Upanishads afirman que Brahman es el principio único y supremo de todo lo existente, y que el atman, el yo individual, no es diferente de Brahman. Esta unidad se expresa en frases como “tat tvam asi” (eso eres tú) o “aham brahmasmi” (yo soy Brahman).

El advaita se desarrolló como una escuela sistemática y coherente gracias al trabajo de Adi Shankara, el maestro más influyente y reconocido del advaita. Shankara vivió en el siglo VIII d.C. y viajó por toda la India difundiendo sus enseñanzas y debatiendo con otras escuelas filosóficas. Shankara escribió numerosos comentarios sobre los Upanishads, los Brahma Sutras y la Bhagavad Gita, así como obras originales como el Vivekachudamani o la Cresta-Joya de la Discriminación. Shankara estableció las bases del advaita clásico y fundó cuatro monasterios en los cuatro puntos cardinales de la India para preservar y transmitir su tradición.

Después de Shankara, el advaita se diversificó en varias subcorrientes que enfatizaron diferentes aspectos o matices de su doctrina. Algunos de los maestros más destacados del advaita posterior son Gaudapada, Mandana Mishra, Sureshvara, Padmapada, Vachaspati Mishra, Prakasatman, Madhusudana Sarasvati o Ramana Maharshi.

Los principios del advaita

El advaita se basa en tres fuentes de conocimiento: las escrituras védicas (sruti), la razón lógica (yukti) y la experiencia directa (anubhava). Estas tres fuentes se complementan y armonizan para revelar la verdad última sobre la realidad.

El advaita sostiene que solo hay una realidad absoluta e incondicionada, llamada Brahman. Brahman es la causa y el sustento de todo lo existente, pero no está afectado por nada. Brahman es puro ser (sat), pura conciencia (chit) y pura bienaventuranza (ananda). Brahman no tiene forma ni atributos (nirguna), pero se manifiesta como el universo diverso mediante su poder ilusorio (maya).

El advaita afirma que el ser humano no es un ente separado y limitado por su cuerpo, mente y ego, sino que es idéntico a Brahman, la conciencia infinita e inmutable. El yo individual (jiva) es un reflejo o una contracción de Brahman en un medio limitado (upadhi). El jiva se identifica erróneamente con su cuerpo, mente y ego, y cree que es un agente y un disfrutador de las acciones y los frutos. Esta identificación falsa es la causa de la ignorancia (avidya) y del sufrimiento (duhkha).

El advaita propone que el objetivo de la vida humana es despertar a la verdadera naturaleza de uno mismo y liberarse de la ignorancia y el sufrimiento. Este despertar o liberación se llama moksha, y se logra mediante el conocimiento (jnana) de la identidad entre el yo individual y Brahman. El conocimiento no es una mera información intelectual, sino una realización directa e inmediata que elimina toda duda y error. El conocimiento se obtiene mediante la discriminación (viveka) entre lo real y lo ilusorio, el desapego (vairagya) de lo transitorio y lo insatisfactorio, la práctica de las virtudes éticas (sadhana chatustaya) y la meditación en los grandes aforismos védicos (mahavakyas).

El advaita reconoce que el conocimiento requiere una preparación previa y una madurez espiritual. Por eso, recomienda seguir un camino gradual de purificación y perfección que consta de cuatro etapas: el estudiante (brahmachari), el cabeza de la casa o familia (grihastha), el retirado (vanaprastha) y el renunciante (sannyasi). El advaita también prescribe una serie de prácticas espirituales que ayudan a alcanzar el conocimiento, como el servicio desinteresado (karma yoga), la devoción al absoluto (bhakti yoga), la concentración mental (raja yoga) o la indagación en el yo (atma vichara).

La relevancia del advaita

El advaita es una filosofía que tiene una gran relevancia para el ser humano contemporáneo, ya que ofrece una visión integral y profunda de la realidad, del ser humano y del sentido de la vida. El advaita nos invita a cuestionar nuestras creencias y percepciones habituales, y a descubrir nuestra verdadera naturaleza más allá de las apariencias. El advaita nos enseña a vivir con sabiduría, ecuanimidad y compasión, reconociendo que todos somos expresiones de una misma realidad. El advaita nos inspira a buscar la felicidad verdadera, que no depende de las circunstancias externas, sino de la realización de nuestra identidad con Brahman.

El advaita es una filosofía que ha influido en muchas otras tradiciones espirituales, como el budismo, el taoísmo, el sufismo o el misticismo cristiano. El advaita también ha dialogado con la ciencia moderna, especialmente con la física cuántica, la psicología transpersonal o la neurociencia. El advaita es una filosofía viva y dinámica, que se adapta a los tiempos y a las culturas, pero sin perder su esencia original. El advaita es una filosofía que nos invita a explorar las profundidades de nuestro ser y a despertar a nuestra verdadera realidad.

La introducción del advaita en Occidente

El advaita es una filosofía que ha despertado el interés y la admiración de muchos pensadores occidentales, desde la época moderna hasta nuestros días. Uno de los primeros en introducir el advaita en Occidente fue Arthur Schopenhauer, el filósofo alemán del siglo XIX que describió la realidad como una ficción: lo que vemos no es verdadero, sino una representación orquestada por la voluntad.

Schopenhauer tuvo acceso a las traducciones latinas de los Upanishads realizadas por Anquetil-Duperron en 1801-1802. Quedó fascinado por las enseñanzas del advaita sobre Brahman, atman, maya y moksha, y las incorporó a su propia filosofía. Schopenhauer consideraba que los Upanishads eran “el consuelo de mi vida y lo serán también el de mi muerte”. Schopenhauer equiparó su concepto de voluntad con el de Brahman, y su concepto de representación con el de maya. Para Schopenhauer, la voluntad es la esencia de todo lo existente, pero es ciega, irracional y dolorosa. La representación es la forma como la voluntad se manifiesta en el mundo fenoménico, pero es engañosa e ilusoria. Schopenhauer afirmaba que el ser humano sufre por su identificación con la voluntad y la representación, y que solo puede liberarse mediante la negación de la voluntad, el ascetismo y la compasión. Schopenhauer también valoraba el papel del arte como un medio para trascender la representación y acceder a una visión intuitiva de la voluntad.

Schopenhauer fue el precursor de una corriente de pensamiento occidental que se inspiró en el advaita para elaborar sus propias visiones de la realidad. Entre sus seguidores se encuentran filósofos como Nietzsche, Bergson, Wittgenstein o Heidegger; psicólogos como Jung, Maslow o Wilber; científicos como Einstein, Bohr o Capra; o artistas como Wagner, Hesse o Borges. Todos ellos reconocieron la profundidad y la belleza de la filosofía advaita, y la integraron en sus obras con mayor o menor fidelidad.